Belgrado - Mientras que la UE intensifica la descarbonización de su generación eléctrica, los países balcánicos no comunitarios siguen apostando por el carbón, contaminando más que el resto de Europa en su conjunto, con efectos devastadores para la población local.
Instalados a partir de los años 1950, los principales sistemas energéticos en Serbia, Bosnia Herzegovina, Macedonia del Norte, Kosovo y Montenegro se basan en el carbón, una materia prima abundante en la región.
Si bien el carbón garantiza por ahora la seguridad energética y emplea a decenas de miles de personas, las tecnologías aplicadas son viejas y la transición a energías limpias se retrasa.
Pero no solo eso. Además, la negligencia y los incumplimientos de las normas medioambientales causan un exceso de contaminación de estas plantas, que causan miles de muertes en la región.
La vida entre los contaminantes
Goran Stojak, un activista en Tuzla (norte de Bosnia) vive muy cerca de una eléctrica y advierte de muertes prematuras entre los vecinos.
"Aquí toda la población está con alguna enfermedad. La suciedad gris es peor en invierno, pero también en verano, primavera u otoño el aire está siempre sucio. El carcinoma reina como si fuera un virus", cuenta Stojak, cuyo padre murió de cáncer.
Asegura que entre los niños es común la bronquitis y el asma: "la gente habla de eso entre sí, y no hay nadie que no conozca a algún afectado".
Los responsables políticos "no hacen nada" para ayudar a la población, denuncia.
En la vecina Montenegro, un estudio de las autoridades locales y la Organización Mundial de Salud (OMS) atribuye a la contaminación del aire una de cada cinco muertes en Pljevlja, una zona industrial con una mina de carbón y una planta termoeléctrica.
La población de esta zona, en la parte norte del pequeño país, pierde una media de unos 2.5 años de vida por la contaminación del aire.
"Observamos que cada vez más gente emigra debido a los problemas de la salud, sobre todo aquellos que tienen molestias respiratorias", asegura a Vaso Knezevic, de la ONG local "Que reviva el campo".
Los efectos en la salud
Fallecimientos de 12 mil personas en la UE y los Balcanes entre 2018 y 2020 se atribuyen directamente al volumen que superó los límites prescritos de las emisiones nocivas de las eléctricas balcánicas.
Así lo revela un reciente informe de la red Bankwatch de organizaciones de protección del medioambiente del centro y suerte de Europa.
Las 18 eléctricas de Serbia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Kosovo y Macedonia del Norte, una región de apenas 15 millones de habitantes y con una potencia económica equivalente a la de Eslovaquia, emite más del doble del dióxido de azufre que las 221 plantas en la UE, con sus 450 millones de personas.
Estos países balcánicos, que aspiran al ingreso en la UE, se comprometieron a aplicar a partir de 2018 la directiva europea para reducir las emisiones, pero las instalaciones no cumplen las normativas.
El reto de la transición
Por ejemplo, el 70% de la producción total de electricidad en Serbia proviene de plantas de carbón, igual que en Bosnia Herzegovina, porcentaje que en Kosovo supera el 95%.
La región afronta el reto de la transición a energías renovables con un plazo hasta 2050 para cerrar sus últimas centrales de carbón.
Aunque anuncian inversiones en fuentes renovables, todavía no existen planes concretos al respecto, aunque actores como el Banco Mundial o el Banco Europeo de Inversiones ya no financian tecnologías basadas en el carbón.
Por eso, los países balcánicos se dirigen a China en búsqueda de financiación.
El rol de China
"A China no le compromete la normativa de la UE", destaca Mirko Popovic, director de la ONG serbia Instituto de Regulación Ambiental y Energías Renovables (RERI).
Serbia construye desde 2017, con ayuda china, una nueva planta de 350 MW en Kostolac, al este de Belgrado.
Se trata del proyecto termoeléctrico más importante en Serbia en 30 años.
Si bien el Gobierno serbio asegura que ha renunciado a otras instalaciones de este tipo, Popovic destaca que aún no hay documento formal que confirme ese plan.
Bosnia, por su parte, mantiene sus planes de construir ocho plantas con inversiones y tecnologías chinas, aunque estas instalaciones están en el limbo ante el anuncio chino de querer abandonar proyectos de carbón.
Según Denis Ziko, de la ONG bosnia "Centro para la Ecología y Energía", la "agenda verde" europea para los Balcanes prevé destinar 9.000 millones de euros para la transición energética de la región.
Por eso, los países deben hacer planes "sin demora, y decir con claridad a los ciudadanos que no habrá más carbón en el futuro, pero que el Estado ayudará a la gente", agrega.
¿Descuido de Bruselas?
Popovic, de la ONG serbia RERI, denuncia que "el medioambiente y las plantas energética son asuntos descuidados en el proceso de integración europea".
Esta negligencia y el incumplimiento de las normas aleja a los países de la región del club comunitario.
"En estos países falta el elemento crucial para la admisión en la UE, y es el imperio de la ley", resalta Popovic, aunque matiza que ya es tarde para medidas urgentes y que el inicio de la transición se retrasará unos 15 años.
"El primer paso debe ser la condena judicial para los responsables de la violación de las normas. Sólo después se puede hablar de otras medidas", concluye Popovic.