El acero, una de las principales materias primas del mundo, está más presente en la vida del ser humano de lo que podemos imaginar. En Latinoamérica, la cadena de valor del sector siderúrgico genera 1.3 millones de empleos y es un importante indicador del desarrollo económico de diversas regiones. Aun con esto, en la actualidad la industria enfrenta un reto muy importante: ¿cómo promover la sustentabilidad?
El 80% de los Gases de Efecto invernadero (GEI) provienen de la emisión de dióxido de carbono (CO2). De ese total, entre el 7% y el 9% son originarios de la siderurgia mundial. Aunque América Latina no tenga más del 2.8% de las emisiones del sector, la región será una de las más afectadas por el cambio climático; por lo tanto, una de las principales acciones para mitigar el calentamiento global, cada vez más aceleradas, y promover un desarrollo económico más sustentable es avanzar hacia un proceso de descarbonización.
Frente a esto, Latinoamérica tiene dos ventajas: tenemos una de las producciones de acero más eficientes y sustentables del mundo y nuestra región posee condiciones naturales más favorables para el uso y desarrollo de energías sustentables. Por cada tonelada de acero producida, las empresas latinoamericanas emiten 1.6 toneladas de CO₂, un valor inferior al promedio mundial de 1.8t CO₂ , según worldsteel. A su vez, China, el mayor productor mundial de la materia prima, emite 2.1t CO₂, 31% más que América Latina.
En este contexto, aún queda la duda: ¿Cómo generar fuentes de energía más sustentables? ¿Cómo descarbonizar la industria del acero y caminar hacia un futuro más renovable? Para dar respuestas es necesario hablar sobre tres puntos importantes en los cuales se debe invertir a mediano y largo plazo: aumentar el uso de la chatarra, de energías renovables y gas natural.
El acero es un material 100% reciclable que puede ser usado y reusado muchas veces en un retorno como chatarra, maximizar el uso de ese residuo permite un reciclaje mayor y un proceso más sustentable.
La chatarra, pese a ser excelente en lo que se refiere a la emisión de carbono, implica tres etapas que son difíciles de realizar: reconexión, separación del residuo y comercialización. Todas ellas poseen costos variados y necesitan recursos y desarrollos específicos para llevarse a cabo. Esto convierte al proceso de la maximización de la chatarra en un proyecto difícil de implementar y que debe pensarse a largo plazo.
La importancia de invertir en energías renovables y en el gas natural que cuenta con mayor desarrollo, aplicación y puede servir como un combustible de transición, radica en que algunos países aún no cuentan con todos los recursos necesarios para el uso y la producción de energías renovables. El gas natural resulta ser la mejor alternativa para el estado actual de desarrollo de estos países, pues se encuentra a medio camino entre el carbón vegetal y las energías renovables.
La defensa comercial es el principal factor para la descarbonización
A pesar de que existen opciones para una transición energética, todavía falta el desarrollo de diversas partes involucradas en el proceso. Los países, sobre todo los de la región latinoamericana, deben seguir el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas. Es decir, deben entender que tienen un objetivo en común, pero cuentan con realidades diferentes para alcanzarlo.
La cadena completa, que va desde los productores hasta los proveedores y compradores de acero debe alinearse para pensar estrategias que promuevan el cambio energético e impulsen la descarbonización.