Compañías, universidades y centro de investigación de todo el mundo desarrollan, experimentan -y en algunos casos ya han puesto en marcha comercialmente- distintas tecnologías para extraer el dióxido de carbono (CO2) del aire, y contribuir a paliar los efectos del calentamiento global y el cambio climático.
Una de las tecnologías más innovadoras la ha desarrollado la compañía Heirloom Carbon Technologies (HCT) con sede en San Francisco (California, EU), que asegura que, con este método, se podría eliminar el CO2 por 50 dólares la tonelada una vez que se alcance la escala comercial, lo que estaría por debajo de los costes previstos para otros enfoques industriales.
La empresa está ganando atención, en parte porque el proceso que desarrolla, un enfoque novedoso que explora el uso de minerales para capturar y almacenar carbono, según MIT Technology Review (MIT-TR), la revista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) estadounidense.
“Estamos construyendo una tecnología de captura directa de aire altamente escalable y de bajo costo utilizando mineralización de carbono, con el objetivo de poder eliminar mil millones de toneladas de CO2 para 2035”, explica, Max Scholten, jefe de comercialización de HCT.
Minerales que capturan el dióxido de carbono
“Para retirar el dióxido de carbono esta tecnología aprovecha minerales naturales de bajo costo y ampliamente disponibles para producir óxidos, que se unen naturalmente al CO2 en condiciones ambientales, en lugar de utilizar los materiales absorbentes personalizados, empleados en otras tecnologías de captura de CO2”, señala.
“Estos minerales son expuestos al aire ambiente de forma pasiva utilizando un equipo denominado ‘contactor de aire pasivo’, a diferencia de otros métodos actuales que requieren producir un flujo de aire forzado sobre el material que absorbe el CO2, por medio de ‘contactores de aire activos’, que tienen un alto costo y funcionan con un uso intensivo de energía”, explica.
“El CO2 atmosférico así capturado se procesa y finalmente es inyectado bajo tierra en estructuras geológicas, donde permanecerá atrapado permanentemente lejos de la atmósfera de una manera segura y que se puede monitorizar”, según Scholten.
Señala que con este sistema se reducen drásticamente las inversiones de capital y los costos operativos necesarios para eliminar el CO2 en relación con otras tecnologías de captura directa de aire.
“Una de las etapas de este proceso consiste en calcinar materiales, como la piedra caliza molida (o también la magnesita) en hornos eléctricos alimentados por energías ‘limpias’ y a temperaturas de entre 400 y 900 grados centígrados (˚C)”, indica .
Los investigadores creen que mediante la tecnología que han desarrollado, la mayoría de los minerales utilizados en este proceso se unirán al CO2 (un gas de efecto invernadero) en dos semanas, lo cual normalmente tardaría alrededor de un año.
Restaurar el equilibrio atmosférico
La compañía Heirloom considera que los minerales podrán reutilizarse para extraer CO2 del aire al menos 10 veces y, posiblemente, docenas de veces cuando se perfeccione el proceso, antes de que se degraden demasiado.
“El resultado es un método para eliminar miles de millones de toneladas de carbono, sostenible para el medioambiente, rentable económicamente, fácil de implementar y utilizar a gran escala, con un uso reducido de terreno”, asegura Scholten.
“En este proceso se reciclan los minerales para limitar la dependencia de la minería y reducir la extracción y uso de recursos, se utiliza energía renovable en vez de combustibles fósiles, y se usan diseños creativos para reducir la huella física, dejando más espacio para preservar los ecosistemas frágiles y no interferir con la agricultura y la urbanización,” añade.
“Uno de los minerales naturales de bajo costo utilizados para esta tecnología es la piedra caliza dolomítica, una mezcla de diferentes carbonatos, la cual es una muestra del proceso natural de mineralización del carbono”, según Scholten.
Este tipo de roca está presente en los Dolomitas, unos macizos montañosos en los Alpes orientales italianos. Para este sistema también podrían utilizarse piedras calizas del tipo de las que componen las formaciones termales de Pamukkale (Turquía), según se aprecia en imágenes publicadas por MIT-TR y Heirloom.
El proceso de mineralización de carbono ocurre de manera natural en nuestro planeta, señalan desde Heirloom.
Explican que los minerales de la corteza terrestre, junto con los bosques, los suelos y el océano, son uno de los sumideros de carbono, es decir, depósitos naturales que absorben y capturan el dióxido de carbono o CO2 de la atmósfera reduciendo su presencia en el aire, más importantes de la Tierra.
En escalas de tiempo geológicas (de millones de años) el dióxido de carbono presente en el aire y el agua se unen químicamente a estos minerales y se convierten permanentemente en piedra.
“Nuestra tecnología mejora este proceso natural para ayudar a que los minerales absorban el CO2 del aire ambiental en días, en lugar de años, al combinar lo mejor de la ingeniería y la naturaleza”, recalca Scholten.
Señala que este método ha sido inventado mediante una colaboración entre el doctor Peter Kelemen (Universidad de Columbia, EU); la doctora Jen Wilcox y el investigador Noah McQueen (Universidad de Pennsylvania, EU); el doctor Phil Renforth (Universidad Heriot-Watt, Reino Unido); y el doctor Greg Dipple (Universidad de Columbia Británica, Canadá).
Noah McQueen es actualmente el jefe de Investigación e Ingeniería de Procesos, de la empresa Heirloom.