Aprovechar la electricidad limpia y la innovación energética puede permitir a Noruega acelerar la reducción de emisiones en la producción de combustibles, el transporte y la industria, según un nuevo estudio político de la Agencia internacional de Energía (AIE).
Como país rico en recursos y a la vanguardia de muchas tecnologías energéticas limpias, Noruega se encuentra en una posición privilegiada para la transición energética limpia y ahora necesita avanzar en las estrategias para abordar las emisiones en los sectores en los que son más difíciles de reducir con el fin de cumplir sus ambiciosos objetivos climáticos, según una nueva revisión en profundidad de las políticas realizada por la Agencia Internacional de la Energía.
Desde la última revisión de políticas de la AIE en 2017, Noruega se ha mantenido como un pilar mundial de la seguridad energética con sus amplias reservas de petróleo y gas producidas de manera ambientalmente responsable. Noruega es un proveedor internacional importante y fiable, que exporta cerca del 90% de su producción energética.
"Elogio los esfuerzos de Noruega por impulsar su producción de petróleo y gas a corto plazo en respuesta a la invasión de Rusia en Ucrania, ayudando a estabilizar los suministros mundiales, especialmente a sus vecinos europeos", dijo el Director Ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, que presenta hoy el informe junto a Terje Aasland, Ministro de Petróleo y Energía de Noruega.
Al mismo tiempo, Noruega está liderando los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción de petróleo y gas, especialmente a través de la electrificación de las plataformas marinas", agregó.
Noruega ha actualizado sus ya ambiciosos objetivos climáticos con planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90-95% respecto a los niveles de 1990 para 2050, excluyendo los sumideros de carbono.
El sólido sistema de fijación de precios del carbono del país, según el cual el 85% de las emisiones nacionales están cubiertas por el Sistema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea o sujetas a un impuesto sobre el carbono, constituye una base sólida para alcanzar este objetivo.
No obstante, el informe concluye que Noruega tiene mucho trabajo por delante para cumplir sus ambiciosos objetivos. Dado que el país ha electrificado sustancialmente su demanda de energía y ya ha reducido casi a cero las emisiones procedentes de la generación de electricidad, gracias a la abundancia de energía hidroeléctrica, muchas de las victorias fáciles para reducir las emisiones ya se han conseguido.
Las reducciones restantes serán más complejas, difíciles y costosas, sobre todo en el transporte y la industria.
El informe señala que la experiencia existente en el sector energético de Noruega puede ayudar a lograr una transición energética y climática exitosa. Si se aplican las políticas adecuadas, Noruega está bien situada para descarbonizar una amplia gama de sectores mediante tecnologías como los vehículos eléctricos, el hidrógeno y la captura, utilización y almacenamiento de carbono.
Noruega ya es líder en la captura de carbono, y su impresionante proyecto Longship, que incluye dos instalaciones de captura a escala completa y una de almacenamiento en el Mar del Norte, contribuirá a avanzar en esta tecnología para el mundo.
El informe de la AIE recomienda que Noruega aproveche su sistema eléctrico basado en las energías renovables y desarrolle hojas de ruta detalladas a largo plazo, sector por sector, respaldadas por medidas políticas específicas.
"Creo que Noruega tiene una importante oportunidad de mostrar al mundo cómo llevar a cabo complejas reducciones de emisiones, una cuestión a la que todos los países tendrán que enfrentarse", afirmó el Dr. Birol. "Espero que este informe ayude a Noruega a recorrer su propio camino hacia una sociedad de bajas emisiones y contribuya a liderar el mundo en el avance de las tecnologías de baja emisión de carbono".