México.- En México, las emisiones antropogénicas de dióxido de azufre (SO2) incrementaron un 4 por ciento en 2019 después de una rápida disminución de tres años. La combustión de petróleo y gas, responsable del 90 por ciento de las emisiones antropogénicas de SO2 de México, aumentó en 2019, informó la organización Greenpeace México.
México ocupa el quinto lugar entre los mayores emisores de SO2 antropogénico en el mundo, sólo por debajo de La India, China, Rusia y Arabia Saudita. Nuestro país registró una producción de este compuesto de mil 873 kilotoneladas métricas en 2019, lo que significa un crecimiento de 4 por ciento respecto al año anterior.
Si bien México pasó de ocupar el cuarto lugar en producción de dióxido de azufre en la medición anual de 2018 al quinto lugar en 2019, eso no significa que estemos mejor, sino que otros países lo hicieron peor
Greenpeace indica que entre los mayores focos rojos de este tipo de contaminación en el mundo, se encuentran las instalaciones petroleras de Cantarell y Reforma (que generan alrededor del 48 por ciento de este compuesto), así como las centrales eléctricas de Tula y Tuxpan, que queman combustóleo, cuyas emisiones podrían aumentar en los próximos 4 años.
“Si bien México pasó de ocupar el cuarto lugar en producción de dióxido de azufre en la medición anual de 2018 al quinto lugar en 2019, eso no significa que estemos mejor, sino que otros países lo hicieron peor”, advirtió Pablo Ramírez, especialista en Energía y Cambio Climático de Greenpeace México y responsable de la campaña de energía de la organización.
“De hecho, el incremento observado se debió entre otras cosas a la regulación laxa y la política energética del actual gobierno, que apuesta por aumentar la capacidad del sistema nacional de refinación y a generar electricidad a partir de combustibles fósiles altamente contaminantes como el carbón y el combustóleo, con un alto impacto en la calidad del aire de importantes centros urbanos como Monterrey, Pachuca y la Ciudad de México”, advirtió.
“Estas emisiones, rastreadas por satélites, están afectando la salud de millones de personas, muchas de las cuales han tenido sus vidas truncadas o su salud comprometida, lo que demuestra la urgencia de implementar regulaciones de emisiones más estrictas y hacer la transición a fuentes de energía limpia. Desafortunadamente, en algunos países que encabezan la lista, como India, México y Sudáfrica, los gobiernos han seguido retrasando o debilitando la implementación de las normas de emisiones, incluso cuando la pandemia de COVID-19 debería haber puesto de relieve la importancia de la salud respiratoria”, dijo Lauri. Myllyvirta, analista principal del Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA).
Los gobiernos deben detener de inmediato la inversión en combustibles fósiles y cambiar a fuentes de energía más seguras, como la eólica y la solar. Al mismo tiempo, deben fortalecer los estándares de emisiones y exigir la aplicación de tecnología de control de la contaminación por gases de combustión en plantas de energía, fundiciones y otros emisores industriales de SO2.