CDMX. En el marco de la conmemoración de los 100 años del Zoológico de Chapultepec “Alfonso L. Herrera”, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México invita a las y los capitalinos a la exposición temporal de arte contemporáneo “El Ajolote Centenario”, que se colocó en las inmediaciones del “Anfibium”.
“Para nosotros el ajolote de Xochimilco es una especie emblemática del zoológico y de México, aunque recientemente, en octubre del año pasado, nos avisaron de São Paulo, Brasil, que el animal más popular es precisamente el ajolote de Xochimilco e inauguraron un centro de conservación de ajolotes a miles de kilómetros de distancia, en el zoológico de São Paulo, que se llama “Espacio Xochimilco”, para que niños y la gente entiendan lo que está sucediendo con su ambiente aquí en la Ciudad de México y qué podemos hacer para conservarlo. No nos podíamos quedar atrás y en febrero de este año inauguramos el "Anfibium", Museo del Ajolote y Centro de Conservación de Anfibios, que nos permite llegar a más de 4 millones de visitantes al año”, mencionó Fernando Gual Sill, director General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre.
Durante el evento inaugural, Gual Sill recordó que en México hay 17 especies de ajolotes, de las cuales 16 son endémicas, es decir, exclusivas del país y “qué mejor ejemplo que el ajolote de Xochimilco que vive en los humedales de Tláhuac y Xochimilco”.
Recordó que los anfibios son uno de los grupos de animales más amenazados y, de acuerdo con la NOM-059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), muchas de las especies se encuentran en riesgo de extinción, por lo que para fomentar su conservación fue creado el “Anfibium”, Museo del Ajolote y el Centro de Conservación de Anfibios, como parte del Proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura del Gobierno de México.
“La casa del ajolote es nuestra casa y por eso nos importa mucho proteger el ambiente del ajolote, porque a la vez estamos protegiendo el ambiente del ser humano y sin él no podemos sobrevivir, somos parte de ese hábitat. En ese sentido, nos permite que la gente se dé cuenta de ello. Este espacio va dirigido a los niños que son los que van a ser los conservacionistas y quienes cuiden al ajolote más adelante. Esperemos entregarles cuentas adecuadas en cuanto al medio ambiente a los niños, quienes van a tomar la batuta y la estafeta para continuar con la conservación de las especies”, resaltó Fernando Gual.
Nicolás Curia, socio fundador de Escultura Viva, sostuvo que la colección de 12 piezas elaboradas de fibra de vidrio, agrupadas en cuatro triadas que ofrecen diferentes reflexiones sobre la conservación de este anfibio, enmarca la reciente apertura del “Anfibium”.
Mencionó que la colección permanecerá más de un año en el Centro de Conservación de la Fauna Silvestre de Chapultepec y ofrece tres reflexiones de los artistas plásticos Betsabeé Romero, María Rigel Herrera, Andrés Orjuela y Eduardo Beltrán.
“La maestra Betsabeé Romero plasmó con cubierta reflejante el rol del ajolote como termómetro del ecosistema acuático de Xochimilco. La maestra María Rigel nos escandalizó con su propuesta al exhibir crudamente en la segunda triada, los hábitos humanos en perjuicio del medio ambiente del Valle de México. Esta colección se tornó en fantasía en manos del prodigio colombiano, Andrés Orjuela. Finalmente, sobre la piel rosada de los últimos tres ejemplares, el diseñador Eduardo Beltrán ejecutó antiguos códices de los canales de Xochimilco que trazan el caudal de huellas dactilares de los niños visitantes, sellando su compromiso con nuestra causa consciente”, agregó.
María Rigel Herrera, pintora de la exposición, consideró que a través de la mirada de las y los pintores es posible que la gente observe y haga conciencia sobre la importancia que tiene la conservación de las especies que habitan en este planeta.
“Mis piezas hablan justo de la mancha urbana, de las chinampas, de ahí que una de mis piezas esté cubierta de chapopote, de materiales naturales, recordemos que es el asfalto y hay que hacer una comparación entre el chapopote y lo que estamos generando en la mancha urbana”, explicó.
Los ajolotes, considerados los embajadores de la vida silvestre del lago de Xochimilco, son organismos emblemáticos que han sido motivo de importantes investigaciones científicas por su capacidad regenerativa, respiran a través de su piel, son muy sensibles a los cambios en su entorno, por lo que responden a las transformaciones que hay en los cuerpos de agua y esto hace que sean especies indicadoras de la calidad del hábitat y, en consecuencia, constituyen excelentes centinelas o monitores del estado de salud de su ambiente.