El aire es el fluido que forma la atmósfera de la Tierra, es una mezcla gaseosa, que se compone principalmente de 21 partes de oxígeno y 78 partes de nitrógeno, el resto lo componen vapor de agua, gases nobles y dióxido de carbono.
Es un fenómeno inherente al estado económico, poblacional y tecnológico de nuestro país, que tiene sus expresiones más graves en las grandes ciudades y las zonas fronterizas e industriales del territorio nacional.
Para medir y evaluar el impacto de la contaminación del aire es indispensable contar con sistemas, redes y programas adecuados de medición de la calidad del aire bajo esquemas uniformes de operación y aseguramiento de calidad.
La contaminación atmosférica es uno de los problemas más difíciles de comprender, evaluar, normar y controlar, debido a la gran cantidad y variedad de las fuentes emisoras, la transformación de los contaminantes en la atmósfera y los efectos que tienen los contaminantes sobre la salud humana y los ecosistemas.
El aire que respiramos puede ser alterado debido a la presencia de otros compuestos. El contaminante del aire es un compuesto o compuestos que alteran nocivamente la concentración normal del aire ambiente y calidad del aire como el estado de la concentración de los diferentes contaminantes atmosféricos en un periodo de tiempo y lugar determinados.
Los contaminantes pueden ser emitidos de manera natural, mediante los procesos de erosión del suelo, descomposición de materia orgánica, incendios forestales, y procesos volcánicos, entre otros.
Los contaminantes también pueden ser emitidos por los humanos y son conocidos como contaminantes antropogénicos, y en su mayoría son resultado de la quema de combustibles fósiles.
En este grupo de contaminantes están los que son producidos por: fuentes fijas (establecimientos industriales estacionarios), fuentes de área (conjunto de pequeños establecimientos industriales o comerciales), y fuentes móviles, vehículos automotores, que también incluyen aquellos que no circulan por carretera.