Brasilia.- El fondo existe desde 2008, cuenta hoy con unos 850 millones de dólares, está dirigido a garantizar la preservación de ese bioma y han surgido discordias frente a la intención del Gobierno brasileño de utilizar parte de ese dinero para indemnizar a propietarios de tierras en las que se prohíbe toda actividad productiva.
El llamado Fondo Amazonia fue creado en 2008, durante la gestión del entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y concebido como una suerte de "seguro de vida" para una región que, según se afirmó en la época, "es más valiosa en pie que talada por los madereros".
Desde su creación, los Gobiernos de Alemania y Noruega han sido los principales cooperantes de esa iniciativa, junto con la estatal brasileña Petrobras, que aporta solo el 1 por ciento de los recursos, que hoy se sitúan en unos 850 millones de dólares. Noruega ha colaborado con cerca del 95 por ciento y el 4 por ciento ha sido donado por Alemania.
Según sus normas fundacionales, está destinado a mejorar la gestión de zonas protegidas, así como el control y la fiscalización del medio ambiente, promover actividades económicas sustentables y ayudar a la recuperación de áreas degradadas, entre otros fines. Hasta hoy, según datos oficiales, con esos recursos han sido financiados 103 proyectos volcados a la preservación y, sobre todo, al combate a la deforestación.
Bolsonaro sugiere mejorar la gestión de todos esos aspectos, pero también que el fondo pueda ser usado para compensar económicamente a dueños de tierras situadas en la Amazonia o indemnizar a aquellos que poseen haciendas en las que se prohíbe toda actividad productiva.
Según las normas del fondo, toda modificación del acuerdo debe ser aprobada por todas las partes. Alemania y Noruega han abierto un diálogo con el Gobierno brasileño sobre esos posibles cambios, a los que, en principio, según fuentes diplomáticas, se oponen. Aún así, ambos países consideraron "positivo" que se haya abierto una rueda de consultas, aunque aclararon que podrían retirarse del fondo si no hubiera un acuerdo.
El Observatorio do Clima, una coalición de organismos ecologistas tanto de Brasil como de otros países, ha declarado un firme rechazo a la propuesta del Gobierno brasileño, la cual considera que plantea "usar el fondo para indemnizar a los enemigos de la Naturaleza". De acuerdo a esa organización, la mayoría de los posibles beneficiarios ocupa tierras amazónicas "ilegalmente" desde hace décadas y no puede ser "premiada por ello".
La región amazónica se extiende por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana, Guyana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela y abarca cerca de siete millones de kilómetros cuadrados. Casi el 60 por ciento de ese conjunto de selvas tropicales se sitúa en Brasil.
La Amazonia atesora millones de especies animales y vegetales y las mayores reservas de agua dulce del mundo, pero esa riqueza ecológica está amenazada por la acción depredadora del ser humano y el calentamiento global.
La región está habitada por unos 34 millones de personas, en su mayoría sumidas en la pobreza. Un 70 por ciento de ellas vive en territorio brasileño. Esa población incluye a unos 420 pueblos indígenas y tribales, que hablan 86 lenguas originarias y 650 dialectos.