Naciones Unidas.- Tener agua corriente o un retrete en casa es algo que gran parte del mundo da por sentado, pero hoy más de 2 mil millones de personas siguen sin acceso seguro a agua potable y más de la mitad de la población del planeta carece de saneamiento adecuado, un "fracaso mundial" que la ONU exige resolver.
La organización congregó este jueves en su Asamblea General -principalmente por vía virtual- a representantes gubernamentales, de empresas y activistas con el fin de tratar de dar un empujón a las políticas en este ámbito.
Lograr el acceso al agua potable y a servicios de saneamiento e higiene adecuados para todos antes de 2030 es una de las metas que forman parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible pactados por los países de la ONU, pero por ahora el mundo está muy lejos de poder cumplirlo.
Para hacerlo, el ritmo actual de progresos necesitaría multiplicarse por cuatro, advirtió este jueves la vicesecretaria general de Naciones Unidas, Amina Mohammed.
Según datos de la organización, unos 2 mil 200 millones de personas -casi un tercio de la población mundial- continúan sin acceso a agua potable segura, 4 mil 200 millones viven sin servicios de saneamiento adecuados, 2 mil millones no tienen un retrete decente y 3 mil millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos.
"Es un fracaso moral que vivamos en un mundo con niveles tan altos de innovación técnica y éxito y que sigamos permitiendo que miles de millones de personas estén sin agua limpia para beber o las herramientas básicas para lavarse las manos", denunció el presidente de la Asamblea General, Volkan Bozkir, en la apertura de la reunión.
Según Bozkir, este "fracaso mundial" es aún peor en medio de una pandemia. "Que miles de millones de personas hayan tenido que afrontar esta pandemia sin instalaciones para lavarse las manos y que los proveedores médicos en algunos de los países menos desarrollados no tengan agua corriente es imposible de aceptar", insistió.
Compromiso nacional
Con motivo de la reunión, 161 países firmaron hoy una declaración conjunta en la que se comprometen a hacer más, aunque no ofrece demasiadas medidas concretas.
Los firmantes reconocen que los niveles de inversión actuales son inadecuados para cumplir con las metas fijadas internacionalmente y animan a explorar nuevos enfoques para financiar infraestructuras sostenibles.
El documento subraya la importancia central del agua para el cumplimiento de muchas otras metas de desarrollo y aboga por una mayor cooperación global en este ámbito.
En la reunión de la Asamblea General intervinieron varios jefes de Estado y de Gobierno, vicepresidentes y decenas de ministros, que en general explicaron sus esfuerzos a escala nacional y reiteraron su compromiso con los objetivos fijados de cara a 2030.
Unos objetivos que, si ya parecen lejanos, pueden complicarse aún más por los efectos del cambio climático, tal y como destacaron varios países y la propia ONU.
La amenaza del cambio climático
Se calcula que algo más de un tercio de la población del mundo vive en regiones donde escasea el agua y que para 2050 más de la mitad de los habitantes del mundo pueden estar en riesgo por ese motivo, con la desertificación afectando ya para entonces el medio de vida de casi mil millones de personas en un centenar de países.
Además, los expertos creen que la falta de agua puede desplazar hasta 700 millones de personas para 2030 y, según denuncia Unicef, para 2040 uno de cada cuatro niños del mundo vivirá en zonas con carencias extremas de agua.
Del otro lado, el cambio climático también parece estar haciendo aumentar la frecuencia e intensidad de las inundaciones, que tienen graves impactos en los sistemas de suministro y de contaminación del agua.