Muchas personas apuntan a la restauración de los bosques como forma de contener el cambio climático, ya que los bosques restaurados capturan el carbono en los árboles y el suelo. Pero evidencia emergente muestra que la restauración también puede ofrecer beneficios climáticos no relacionados con el carbono, en particular, la reducción de las temperaturas y la regulación de las precipitaciones.
Esto es lo que sabemos, por qué es importante y algunas oportunidades en el horizonte para expandir nuestro conocimiento sobre los beneficios de la restauración en cuanto a en traer de vuelta temperaturas más frescas y húmedas.
La relación entre los bosques y la precipitación
A través del proceso de evapotranspiración, los bosques ayudan a reciclar la humedad que llega desde los mares y cae en forma de lluvia. Los árboles bombean la humedad desde los suelos de vuelta a la atmósfera, donde luego se condensa de nuevo y cae en forma de lluvia, a cientos o incluso miles de kilómetros a sotavento.
El vapor de agua liberado por los bosques puede viajar hasta 2 mil km de distancia en los trópicos y hasta 5 mil km en la zona templada. En algunas partes de la Cuenca del Amazonas Occidental, hasta un 50% de la precipitación anual se origina del mismo bosque, y hasta un 70% bien entrada la temporada seca.
Dado el importante papel que desempeñan los bosques en reciclar las lluvias, su eliminación puede interrumpir los patrones de precipitación al interior y entre las fronteras nacionales. En Borneo, las cuencas hidrográficas que habían perdido más del 15% de sus bosques entre 1973 y 2007 experimentaron una reducción de más del 15% en las precipitaciones durante ese período. Un modelo de deforestación en la Amazonia predijo que si la deforestación continúa en su trayectoria actual, la precipitación anual promedio para el año 2050 se reduciría en un 8.1% en toda la región.
¿La restauración de los bosques puede restaurar las precipitaciones?
Si bien pocos estudios han medido con éxito los impactos de la restauración a gran escala en las precipitaciones, y los que se han realizado se han centrado principalmente en las latitudes templadas, hay evidencia nueva que muestra que la restauración de tierras degradadas puede mejorar las precipitaciones.
Un estudio reciente mostró que luego del masivo programa chino Green for Grain, el mayor programa de reforestación del mundo, en el que se plantaron árboles en tierras de cultivo abandonadas para reducir las inundaciones y la erosión del suelo, la precipitación aumentó en un 58%, o un promedio de 54.62 mm por año sobre el área reforestada. Luego de plantar los árboles, la humedad atmosférica que ingresó en la región disminuyó, pero la cantidad de humedad que cayó en forma de lluvia aumentó, como también lo hizo la proporción de lluvia que fue reciclada en forma de futuras lluvias sobre la región.
Además, diversos modelos predicen que aumentar la cubierta boscosa también aumentaría las precipitaciones. Por ejemplo, los modelos muestran que la restauración de los ecosistemas de sabana en Australia (que incluyen árboles) aumentaría las precipitaciones en casi un 10%, mientras que el aumento de la cobertura forestal en Europa aumentaría las precipitaciones promedio a sotavento en un 7.6% durante los meses de verano.
Para los trópicos, los modelos predicen que la reforestación sobre la región de Sahel podría aumentar las precipitaciones a nivel local y a sotavento , lo que aumentaría la intensidad de las lluvias torrenciales, lo que acortaría la duración de la temporada seca y revertiría la tendencia general de sequía de la cuenca del río Níger.
Los colaboradores del Panel Científico para la Amazonia, una de las principales autoridades en asuntos científicos, económicos y morales relacionados con la conservación de la Amazonia, anticipa que “la restauración forestal podría ayudar a la Amazonia a mantener su integridad hidrológica, ya que la evapotranspiración de los bosques restaurados contribuiría a la transferencia de humedad de este a oeste”.
La relación entre los bosques y las temperaturas locales
Los bosques en latitudes templadas y tropicales reducen las temperaturas locales al evitar que la luz solar llegue directamente al suelo. Además, mediante la evapotranspiración y al crear turbulencias de viento, los bosques transportan la humedad y el calor latente más arriba hacia la atmósfera, lo que enfría la superficie terrestre y modera los extremos de temperatura locales y regionales.
Las temperaturas superficiales en las zonas tropicales son, en promedio, de 0.2 a 2.4°C más frescas en los bosques que en las áreas deforestadas cercanas, pero se han medido diferencias de temperatura de hasta 8.3°C durante el momento más caluroso del día.
En la Ecorregión del Cerrado y la Amazonia brasileña, las personas investigadoras han detectado los efectos de la deforestación sobre el aumento de las temperaturas diarias hasta a 50 km de distancia de las áreas deforestadas.
Los bosques son especialmente efectivos en moderar los extremos de temperatura durante los períodos de sequía, mejorando la resiliencia local frente al calentamiento global. La disminución de la cobertura de nubes durante los períodos de sequía aumenta la radiación solar, lo que hace que los árboles realicen más fotosíntesis y, por lo tanto, extraigan más humedad de las capas profundas del suelo hacia la atmósfera, enfriando así el aire.
La cobertura arbórea en los trópicos ofrece los mayores beneficios de enfriamiento. Los efectos biofísicos combinados del enfriamiento que generan los bosques tropicales son tan significativos que, cuando se combinan con los efectos del calentamiento relacionado con las emisiones globales, su pérdida puede duplicar el calentamiento global ocasionado solamente por las emisiones globales. A escala global, la pérdida de bosques tropicales amplifica efectivamente los efectos de calentamiento de las emisiones relacionadas con la deforestación en alrededor de un 50%.
¿Puede la restauración de los bosques restaurar temperaturas más frescas?
Un creciente cuerpo de evidencia muestra que la restauración de la cobertura arbórea puede revertir los efectos de la deforestación en las temperaturas locales. Sin embargo, ese efecto puede variar dependiendo de la latitud en la que ocurra la deforestación, entre otros factores.
Un estudio encontró que, de 2000 a 2010, la reforestación y la forestación en las regiones tropicales y templadas redujeron los efectos de calentamiento de la deforestación en 0.2°C. Aumentar la cobertura forestal en la región boreal no tuvo ningún efecto, probablemente porque el suelo cubierto de nieve refleja más calor lejos de la superficie terrestre que un bosque. Los modelos muestran que aumentar la cobertura arbórea en el Sahel podría reducir las temperaturas locales en algunas áreas y aumentarlas en otras.
En las islas de calor urbanas, que áreas con temperaturas más altas dentro de las ciudades, los árboles grandes plantados con fines de generar sombra pueden mitigar el calor más intenso, al proteger del sol y enfriar el ambiente mediante la evapotranspiración.
Agregar árboles a los paisajes agrícolas (donde sea ecológicamente apropiado) también puede mitigar las temperaturas extremas locales y potenciar los rendimientos. El ganado es vulnerable al estrés por calor, lo que puede afectar negativamente su crecimiento, la producción de carne y leche, y su vulnerabilidad a enfermedades.
Un estudio que compara las sabanas tropicales donde se realiza la cría de ganado encontró que los beneficios de enfriamiento de los árboles aumentaban de forma lineal con la cantidad de carbono almacenado en los árboles: cada 10 toneladas métricas adicionales de carbono almacenado por hectárea se asociaban a temperaturas locales más frescas, de 0.83°C en África y 1.1°C en las Américas.
Si bien estos hallazgos no prueban que agregar árboles a paisajes degradados da como resultado un enfriamiento, las investigaciones recientes basadas en datos históricos sugieren que puede ser el caso: Los árboles plantados en la década de 1930 durante la iniciativa de Shelterbelt de las Grandes Llanuras, que abarcó desde el norte de Texas hasta la frontera entre Estados Unidos y Canadá, redujeron el promedio de temperatura regional entre un 1.7% y un 2.1%, lo que disminuyó la cantidad de días de calor extremo en un 12.9% y aumentó las precipitaciones entre un 4.4% y un 8.0%. En última instancia, estos cambios aumentaron los rendimientos de maíz en un 54.3% e influyeron en las decisiones de los agricultores sobre qué cultivar.
En los trópicos, existe evidencia de que el aumento de las temperaturas debido a la pérdida de cobertura arbórea puede disminuir los rendimientos de los cultivos, mientras que agregar árboles a las fincas, una práctica conocida como agroforestería, puede proteger los cultivos del estrés por calor.
En Brasil, la reconversión de suelos y las pérdidas de bosques entre 1985 y 2021 disminuyeron la productividad de la soya entre un 6% y un 12%, el equivalente a una pérdida de ingresos de 158 dólares por hectárea. Mientras tanto, los sistemas de agroforestería en Etiopía han sido modelados para aumentar los rendimientos de maíz nacionales bajo condiciones climáticas futuras entre un 3.1% y un 7.5% en comparación con las fincas de maíz sin árboles.
Estos estudios demuestran que, en algunos casos, la adición de árboles a los paisajes agrícolas puede ayudar a los cultivos y animales a adaptarse a las tensiones provocadas por el cambio climático inducido por los gases de efecto invernadero. Las personas dedicadas a la ciencia que contribuyen al Panel Científico para la Amazonia concluyeron que aumentar la cobertura arbórea podría brindar beneficios adicionales a la sociedad además de para los productores agrícolas al mitigar las temperaturas más altas.
¿Por qué importan las respuestas a estas preguntas?
La dinámica entre la restauración de los bosques y el enfriamiento y las precipitaciones locales tiene implicaciones críticas para la salud de las personas, las economías, la agricultura y la resiliencia climática.
Las temperaturas más altas representan riesgos extremos para la salud humana. Un modelo mostró que para el año 2100, la conversión de la Amazonia brasileña en sabana podría dejar desprotegidas a 11 millones más de personas ante el estrés por calor. En Indonesia, un estudio demostró que la productividad de los trabajadores disminuyó en más del 8 % en áreas deforestadas debido a la reducción en la calidad del trabajo, lo que llevó a que los trabajadores operaran más lentamente y tomaran descansos más frecuentes.
Los efectos biofísicos de los bosques restaurados sobre el clima local podrían implicar beneficios significativos para las economías y la producción alimenticia regionales. Por ejemplo, de las 29 megaciudades del mundo, 19 dependen de la precipitación reciclada del suelo para obtener más de un tercio de su suministro de agua. El potencial de los árboles en paisajes agrícolas para amortiguar los rendimientos se suma a otras formas de adaptación agrícola al cambio climático, como la reducción de la erosión del suelo y la provisión de hábitats para polinizadores.
La mitigación de los impactos locales del cambio climático global es especialmente importante para las comunidades más vulnerables a dichos cambios, como los pueblos indígenas y las comunidades locales, quienes dependen de bienes y servicios basados en los bosques para satisfacer sus necesidades básicas, así como para aquellos que dependen de la agricultura de secano en los trópicos. L
os beneficios no relacionados con el carbono de los bosques para la estabilidad climática pueden ser más relevantes de manera inmediata para las comunidades locales, nacionales y regionales que los beneficios relacionados con el carbono, debido a su capacidad para ayudar a los seres humanos a adaptarse a climas más cálidos bajo condiciones climáticas más extremas.
Sin embargo, todavía queda mucho por aprender sobre el grado en que la restauración forestal puede ayudar a restablecer los beneficios no relacionados con el carbono de los bosques, y así proteger a las comunidades locales y las economías nacionales de los efectos adversos del calentamiento global causado por los gases de efecto invernadero.
¿Cuáles son las oportunidades de aprender más acerca de los beneficios de la restauración?
En la actualidad, el interés internacional en la restauración de bosques no tiene precedentes. Iniciativas como el Desafío de Bonn, AFR100 e Initiative 20x20 han establecido objetivos a escala continental y global para la restauración de ecosistemas.
La ONU declaró el período entre 2021 y 2030 el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas. En la Cumbre One Planet en 2021, las instituciones financieras se comprometieron a destinar 19.6 mil millones de dólares para la restauración de los suelos degradados y los bosques en África. Y más recientemente, el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, acordado en la COP15 de la Convención sobre la Diversidad Biológica en diciembre de 2022, estableció el objetivo global de poner bajo restauración el 30% de los ecosistemas degradados para el año 2030.
Para seguir construyendo una amplia base de apoyo para la restauración forestal a diferentes escalas, la comunidad internacional de restauración debe comprender completamente y lograr comunicar todos los beneficios climáticos de la restauración. Esto incluye el grado en el cual los bosques restaurados pueden regular la temperatura y las precipitaciones a través de rutas que no se relacionan con el carbono, lo que es mucho menos comprendido que los efectos de los árboles relacionados con los gases de efecto invernadero (GEI) en la remoción del carbono de la atmósfera a medida que crecen.
Otro punto importante es que, incorporar beneficios no relacionados con el carbono en la planificación para la restauración podría generar nuevos grupos de interés para la restauración de los bosques. Aunque las comunidades locales y los funcionarios puedan sentirse impotentes al momento de afectar la trayectoria del cambio climático global, la restauración de los bosques y la plantación de árboles para estabilizar los climas locales es algo en lo que pueden involucrarse activamente. La investigación sobre este tema puede proporcionarnos respuestas que podrían ayudar a fortalecer el argumento sobre el rol que la restauración tiene en la lucha contra el cambio climático.
Algunas preguntas clave que se deben responder mediante la investigación incluyen:
- ¿Hasta qué punto los bosques restaurados o el aumento de la cobertura arbórea en áreas agrícolas y urbanas pueden aumentar de manera predecible las precipitaciones y mitigar las temperaturas extremas?
- ¿A qué resolución podemos mapear las vías desde donde la humedad se evapora sobre los suelos hasta donde cae como lluvia, así como los impactos del cambio en la cobertura arbórea?
- ¿Podemos cuantificar en qué medida los beneficios climáticos no relacionados con el carbono de la restauración contribuyen a la salud humana, la agricultura y la economía, y ponerles un valor monetario a esos beneficios?
- ¿Cómo se pueden incorporar los beneficios no relacionados con el carbono en la planificación espacial para la restauración?
- ¿Hasta qué punto puede la restauración forestal a gran escala en el sur de la Amazonia ayudar a evitar que los bosques superen su punto de inflexión?
Los paisajes de restauración a gran escala, como la mata atlántica de Brasil y el Sahel africano, y las iniciativas de forestación como el programa Green for Grain de China, adquieren madurez y podrían sentar las bases para estudios futuros que nos ayuden a comprender los impactos completos de la restauración sobre el clima. Los avances de la teleobservación ofrecen oportunidades para explorar estas preguntas a través de los datos empíricos. Una parte de la energía y el financiamiento detrás de las iniciativas internacionales en curso pueden y deben ser canalizadas hacia el respaldo de investigaciones críticas.
La agenda de la investigación sobre restauración ya es bastante amplia. La incorporación a esta agenda de los beneficios de los bosques no relacionados con el carbono salvaría una brecha importante.
* Este texto se publicó originalmente en WRI, disponible aquí.
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