El hidrógeno podría desempeñar un papel crucial en la descarbonización de sectores como la industria pesada y el transporte de larga distancia, en los que de otro modo es difícil reducir las emisiones, pero aún está lejos de alcanzar su potencial.
La demanda de hidrógeno sigue limitándose en gran medida a unas pocas aplicaciones tradicionales, y la mayor parte de la producción actual de hidrógeno se basa en combustibles fósiles sin reducir, mientras que la producción de hidrógeno de bajas emisiones se encuentra en una fase muy incipiente.
Un obstáculo importante es que la terminología existente para describir el hidrógeno de bajas emisiones varía según las partes interesadas y los países, lo que complica el comercio y la inversión.
Una metodología acordada internacionalmente para calcular la intensidad de las emisiones de la producción de hidrógeno podría reducir los costes de financiación, aportar mayor visibilidad a los inversores y permitir mayores economías de escala.
El impulso político en favor del hidrógeno es cada vez mayor
A finales de 2022, un total de 28 gobiernos contaban con una estrategia sobre el hidrógeno, de las cuales alrededor de un tercio se habían desarrollado en los dos años anteriores. Algunos países prevén importar grandes volúmenes de hidrógeno, mientras que otros se están posicionando como futuros exportadores en el incipiente mercado del hidrógeno.
Sin embargo, a pesar de estos avances, la demanda de hidrógeno en 2022 aumentó en torno a un 3%, hasta 95 Mt, concentrándose la demanda en los sectores del refinado y la industria, con un uso muy limitado en nuevas aplicaciones como la industria y el transporte.
Es urgente crear demanda de hidrógeno de bajas emisiones y movilizar la inversión en producción e infraestructuras de apoyo. Para promover este objetivo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en colaboración con la Asociación Internacional para el Hidrógeno y las Pilas de Combustible en la Economía (IPHE), publicó un informe para la reunión ministerial del G7 sobre Clima, Energía y Medio Ambiente de abril de 2023, titulado Hacia definiciones de hidrógeno basadas en su intensidad de emisiones.
Hasta la fecha se han anunciado más de 1 200 nuevos proyectos para producir hidrógeno de bajas emisiones, pero sólo el 5% han recibido decisiones firmes de inversión, según el análisis de la AIE. El retraso se debe a la incertidumbre sobre la demanda futura, a la insuficiencia de infraestructuras para transportar y suministrar hidrógeno a los clientes y a la falta de claridad sobre la normativa y la certificación.
Hay, por supuesto, muchas razones detrás de estos obstáculos, pero la ausencia de una terminología unificada es un impedimento importante para la inversión y el comercio potencial.
En la actualidad, se utilizan diferentes terminologías para clasificar el hidrógeno en función de cómo se produce, como "sostenible" o "limpio". Aún más común es el uso de colores, como hidrógeno "gris", "azul", "rosa" o "verde". Sin embargo, no existen definiciones consensuadas para estos términos, y pueden ocultar muchos niveles diferentes de emisiones potenciales. Por ejemplo, muchos electrolizadores funcionan con electricidad de la red, cuya intensidad de emisiones puede variar mucho en función de cómo se genere, pero no se ha asignado ningún color. En el caso del llamado hidrógeno "azul" producido a partir de gas natural con captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), nuestro análisis muestra que las emisiones por kg de hidrógeno producido pueden variar sustancialmente en función de la tecnología utilizada y de la tasa de captura.
Los proyectos de hidrógeno de bajas emisiones se enfrentan a importantes obstáculos
La falta de normas universales o de acuerdos internacionales dificulta el cumplimiento de los requisitos normativos y de mercado. Existen múltiples vías de producción con bajas emisiones, y sus elevados costes actuales están llamados a reducirse significativamente con la innovación tecnológica y el aumento de escala, al igual que hemos visto con la energía solar fotovoltaica y las baterías en los últimos 15 años. Pero si los posibles inversores y consumidores no están seguros de si una determinada ruta de producción cumplirá los requisitos sobre emisiones de los distintos países o sectores, pueden dudar a la hora de comprometerse.
La Asociación Internacional para el Hidrógeno y las Pilas de Combustible en la Economía (IPHE) ha desarrollado una metodología estándar para calcular la intensidad de las emisiones de GEI de las distintas rutas de producción de hidrógeno, lo que podría mejorar la transparencia y facilitar el desarrollo del mercado.
Una metodología acordada internacionalmente para calcular la intensidad de las emisiones de la producción de hidrógeno tendría dos ventajas principales.
- En primer lugar, los valores numéricos que pueden calcularse directamente para una ruta de producción específica ofrecen transparencia a los posibles inversores y clientes.
- En segundo lugar, el uso de una metodología común para calcular directamente las intensidades de las emisiones permite un cierto grado de interoperabilidad de las diferentes normativas, proporcionando claridad sobre cómo los diferentes productos cumplen los requisitos de los diferentes países.
La metodología IPHE servirá de base para la primera norma internacional para calcular las emisiones de GEI del suministro de hidrógeno, que actualmente está desarrollando la Organización Internacional de Normalización (ISO), que pretende publicar la norma a finales de 2024.
Esta metodología se utilizó en el informe elaborado por la AIE en colaboración con el IPHE para la reunión ministerial del G7 de este mes de abril, con el objetivo de ofrecer una imagen más clara a los responsables políticos sobre el cálculo de la intensidad de las emisiones de las diferentes rutas de producción de hidrógeno y la aplicación de un marco internacional común de contabilidad de emisiones para definir el hidrógeno.
Los siguientes pasos para diseñar una metodología común para calcular la intensidad de las emisiones para convertir el hidrógeno en portadores y transportar el hidrógeno ya están en marcha también.