Los océanos, amenazados por la extracción de gas y petróleo, la sobrepesca, el tráfico marítimo y potencialmente por la minería submarina pueden aportar casi un 40 % de la reducción de gases invernadero necesaria para 2050.
Así lo expresaron varias especialistas que en el marco de la COP27 lamentaron que a los océanos no se les haya dedicado ningún día temático en el encuentro, pese a su importante papel para atajar la crisis climática.
“Se estima que una gran ballena azul, por sí sola, es capaz de capturar unas 33 toneladas de CO2”, recordó la responsable de biodiversidad marina de la organización conservacionista WWF Chile, Yacqueline Montecinos, quien puntualizó que esa capacidad de secuestro equivale a la de mil árboles, según un informe del Fondo Monetario Internacional.
Buena parte de esa función radica en que la ballena azul, una especie “cosmopolita” que “por suerte” habita todos los océanos, se alimenta de krill, un crustáceo que tiene un alto contenido en hierro, y “al reinsertar en la capa océanica esos volúmenes de agua llenos de hierro fertiliza los océanos, pues favorece la formación de fitoplancton, que es la base de la cadena alimentaria”, precisó Montecinos.
Esta experta lamentó que estos cetáceos se ven muy afectados por actividades humanas como la extracción de petróleo y de gas en el mar, así como por la excesiva capacidad pesquera o por el transporte marítimo, que de forma directa impactan a la fauna marina, mientras también lo hacen indirectamente, a través de sus emisiones de gases invernadero.
El calentamiento global compromete la supervivencia de muchas especies marinas cruciales para la salud de los océanos y para su potencial como proveedor de soluciones al cambio climático, pues atrapan en torno al 90% del exceso del calor del planeta y cerca del 25% de las emisiones de CO2.
Montecinos apuntó por ejemplo -para seguir con el caso de las ballenas- que la disminución en el hielo marino en la Antártida, donde se alimentan muchos de estos cetáceos en el verano austral, limita el espacio de pastoreo del krill, cuyas poblaciones merman al no encontrar su sustento alimentario y esto, por ende, acota la fuente de alimento de las ballenas.
Soluciones basadas en los océanos
En 2019, el Panel de Alto Nivel para la Economía Sostenible de los Océanos -formado por jefes de Gobierno de 17 países- identificó cinco soluciones basadas en los océanos que, juntas, aportarían el 25% de la reducción de emisiones que en 2050 habrá que lograr para evitar los peores efectos de la crisis climática, según la comunidad científica.
Estas cinco soluciones son: la energía renovable en el mar, la mejora de la eficiencia en el transporte marítimo, la protección de los ecosistemas costeros y marinos, los cambios en las dietas y en la producción pesquera para mejorar el estado de los caladeros y la captura de carbono en el suelo oceánico.
Sin embargo, un análisis reciente de la organización conservacionista Oceana calculó que éstas podían llegar a comportar el 40% de la rebaja de emisiones necesaria para mitad de siglo si se les añade una solución más: impedir la nueva extracción de petróleo y gas ‘offshore’.
Su conclusión fue que paralizar la expansión de las extracciones de combustibles fósiles en el mar podría reducir las emisiones anuales en 6,3 gigatoneladas de CO2 equivalente.
Expansión de petróleo y gas 'offshore'
El impacto climático no está solo en la combustión de esos recursos fósiles, precisó la científica jefe de Oceana, Kathryn Matthews, quien apuntó que el daño lo ejerce “todo el ciclo productivo: desde la perforación y la extracción hasta el refino y el transporte para la distribución del combustible”.
La pérdida de resiliencia por la destrucción de biodiversidad va a repercutir en la capacidad del ecosistema para recuperarse después de las olas de calor marinas, las tormentas que destruyen los arrecifes de coral o los acontecimientos de acidificación del océano”, advirtió Matthews.
Y esa menor capacidad natural de la biodiversidad de resistir los impactos climáticos es además una mala noticia para la capacidad de los humanos de lidiar con los efectos del calentamiento, como avisan reiteradamente los expertos.
Pese a ello, 355 grandes proyectos de crudo y gas en el mar se prevén llevar a cabo en 48 países de aquí a 2025, recapitula el informe de Oceana.
Diez principales países -Arabia Saudí, Noruega, Catar, Irán, Brasil, Estados Unidos, México, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Angola- son responsables del 65 % de la producción de combustibles fósiles en el mar, puntualizaron.
“Algunos de esos estados -como Noruega, Estados Unidos, México o Reino Unido- se supone que son ecologistas y que están limpiando su mix energético”, aseveró Matthews, para opinar que estos gobiernos “deberían reubicar los dólares que invierten en energía para darles otros usos”.