Tokio.- Un equipo internacional de científicos de la Universidad de Queensland en Australia y la Universidad de Hokkaido, en Japón, analizó los patrones globales contemporáneos y futuros de la velocidad del cambio climático en las profundidades del océano.
En el estudio, publicado por la revista científica Nature Climate Change, los expertos señalaron que a pesar de que las capas más profundas del océano se calientan a un ritmo más lento que la superficie, los animales que viven en el océano profundo se enfrentan grandes desafíos para mantenerse en sus hábitats.
A través de una métrica que describe la tasa temporal y la dirección de los cambios de temperatura, exploraron la representación de los posibles cambios de la biota marina en respuesta al calentamiento climático.
El equipo descubrió que las velocidades climáticas globales en las capas más profundas del océano han aumentado de dos a casi cuatro veces más rápidas que en la superficie durante la segunda mitad del siglo XX.
Es probable que la biodiversidad de las aguas profundas esté en mayor riesgo, porque están adaptados a entornos térmicos mucho más estables
Los autores señalaron aunque las velocidades climáticas disminuyan por la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fenómeno continuará acelerándose en las profundidades del océano.
"Nuestros resultados sugieren que es probable que la biodiversidad de las aguas profundas esté en mayor riesgo, porque están adaptados a entornos térmicos mucho más estables", dijo Jorge García Molinos, ecólogo climático del Centro de Investigación del Ártico de la Universidad de Hokkaido.
La aceleración de la velocidad climática en el océano profundo es una fuerte motivación para considerar los futuros impactos de este fenómeno, sobre la biodiversidad marina, “ya que resulta un tema preocupantemente y poco estudiado", puntualizó García Molinos.
Los especialistas prevén que las velocidades climáticas aumenten entre cuatro y 11 veces; asimismo, que las temperaturas sean más altas a las actuales en la superficie para fines de este siglo.
El estudio resaltó que la vida marina incluye una gran abundancia de peces pequeños que son alimento para animales más grandes, incluidos atunes y calamares.
Esto podría presentar grandes desafíos para las pesquerías comerciales, si los depredadores y sus presas más abajo en la columna de agua no siguen cambios de rango similares.
García Molinos precisó que este trabajo busca continuar con un enfoque que limite los efectos negativos de otras actividades humanas, como la minería y la pesca en aguas profundas, así como la planificación de redes climáticamente inteligentes de grandes áreas marinas protegidas para el océano más profundo.
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