En México, desde 1959, por decreto presidencial se conmemora la Fiesta del Bosque durante todo el mes de julio, por ser estos ecosistemas indispensables para la conservación de la vida en el planeta al producir oxígeno, captar agua, conservar el suelo, regular el clima y constituir el hábitat de infinidad de especies de flora y fauna.
El objetivo de la celebración es enaltecer las funciones de estos ecosistemas, divulgar y realizar métodos de protección y aprovechamiento forestal; establecer, restaurar y ampliar zonas boscosas y concientizar a la sociedad en general sobre cómo los árboles intervienen en nuestras vidas desde el ámbito ecológico, social y económico.
El pasado 21 de marzo se conmemoró el Día Internacional de los Bosques, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de diciembre de 2012 con el propósito de generar conciencia entre la población mundial sobre la relevancia de proteger a las comunidades forestales del planeta y frenar la deforestación.
De igual forma, este 2022, segundo año del Decenio sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), la ONU reitera el exhorto global a la protección y recuperación de las masas forestales, como lo prevé el Objetivo 15 de Desarrollo Sostenible que impulsa la protección de los bosques y la diversidad biológica, así como atender el problema de la desertificación.
Los recursos y ecosistemas forestales constituyen un bien público esencial para el desarrollo sostenible: proveen servicios ambientales vitales para los seres humanos, como son la regulación del ciclo hidrológico, la disponibilidad de agua, el control de la erosión y el secuestro de carbono, así como bienes maderables y no maderables, alimentos y productos medicinales estratégicos para el desarrollo colectivo social y económico, en armonía con el medio ambiente.
Además, son fundamentales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y se prevé que contribuyan con el 22% de la meta total de reducción de emisiones de gases efecto invernadero (GEI), correspondientes al compromiso de mitigación de México 2030, adoptado en el marco del Acuerdo de París.
La ubicación geográfica de México entre dos océanos, su orografía, variedad de climas y otros factores, le confieren una extraordinaria diversidad de estos ecosistemas: bosques tropicales perennifolios —selvas altas y medianas perennifolias y subperennifolias¬—, bosques tropicales caducifolios —selvas bajas y medianas caducifolias y subcaducifolias y selvas espinosas—, bosques mesófilos de montaña, bosques templados de coníferas y latifoliadas, matorrales xerófilos de climas áridos y semiáridos, pastizales —pradera de alta montaña y sabana—, y humedales —manglares, bosque y selva de galería, entre otros.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) el cuidado de los bosques es un tema prioritario para el gobierno actual y el sector ambiental trabaja de manera coordinada con autoridades federales, estatales y municipales, así como con la sociedad en general para atender todos aquellos factores que inciden en su protección, como incendios forestales, cambio de uso de suelo, ordenamiento ecológico del territorio y tala ilegal, entre otros.