La palabra anfibio significa doble vida y hace referencia a las dos fases del ciclo de vida de estos organismos: la acuática y la terrestre. Los anfibios constituyen uno de los grupos descendientes actuales de los primeros tetrápodos y fueron los primeros vertebrados en respirar, transportarse y escuchar y oler la tierra.
Estos vertebrados se clasifican en 3 órdenes: Anura (ranas y sapos), Caudata (salamandras y tritones) y Gymnophiona (cecilias). Cada orden presenta características específicas en algunos aspectos de su morfología e historia natural.
La La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) señala que la distribución de anfibios en México por estado denota una marcada diferencia entre los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz con el resto de México. El estado de Oaxaca es el más diverso con un total de 140 especies, seguido de Chiapas con 100 y Veracruz con 96 especies.
El 60 por ciento de estas son endémicas, por lo que nuestro país ocupa el quinto puesto entre los países con más diversidad de anfibios.
Los anfibios constituyen un grupo ecológicamente importante de 6 mil 333 especies en el mundo, de las cuales México posee alrededor de 360. El 60 por ciento de estas son endémicas, por lo que nuestro país ocupa el quinto puesto entre los países con más diversidad de anfibios.
El 70 por ciento del endemismo de los anfibios mexicanos se concentra principalmente en zonas restringidas, como las islas del Golfo de California, la Sierra Madre del Sur de Guerrero y Oaxaca y el Eje Volcánico Transversal.
Importancia biológica
Los anfibios desempeñan funciones importantes en los ecosistemas: transfieren nutrientes de medios acuáticos a terrestres y controlan las plagas de insectos, lo que es de capital importancia ya que una eventual desaparición de esta fauna provocaría un incremento en las poblaciones de insectos transmisores de enfermedades como la malaria, dengue y fiebre amarilla.
Actualmente los anfibios están sufriendo la peor crisis de extinción de toda su historia; se considera que el 43 por ciento de las especies están amenazadas o críticamente amenazadas para el caso de México.
De las más de dos mil especies que se encuentran protegidas en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, 195 son anfibios.
Las causas que provocan disminuciones en las poblaciones de ciertas especies de anfibios son muchas y de diversa naturaleza, de manera general se han clasificado en dos grupos.
En el primer grupo, las que están relacionadas directamente con actividades humanas, debido a que el efecto adverso sobre las poblaciones de anfibios es a corto plazo. En este grupo se encuentra la deforestación, la introducción de especies exóticas y la sobreexplotación de recursos.
En el segundo grupo se incluyen las causas que no tienen en apariencia una relación directa con las actividades humanas, pero su efecto negativo es evidente a largo plazo. Aquí se menciona el cambio climático, la diseminación de químicos en el suelo y agua y la presencia de enfermedades infecciosas.
En 1991 se descubrió un hongo del Orden de los Chytridiales, el cual se conoce como Bd por su nombre científico Batrachochytrium Dendrobatis y que ha causado severas disminuciones de especies y poblaciones de anfibios en Centroamérica.
Este hongo se ha registrado en diversas especies de anfibios de casi todo el mundo y se ha relacionado directamente con extensiones locales de anfibios en Panamá, Costa Rica y Australia.
La razón de que sea altamente patógeno, es porque infecta principalmente las partes cubiertas de queratina del cuerpo de los anfibios, como los gránulos de la piel de las ranas y sapos, causando malformaciones y/o desarrollo incompleto o inadecuado en los renacuajos. En los adultos infecta la epidermis ocasionando atrofia motriz, asfixia y finalmente la muerte.
Las esporas de este hongo microscópico se diseminan en la tierra y en el agua a través de individuos infectados, tienen una alta resistencia al calor y a la desecación en la naturaleza, y pueden ser transportadas a otros sitios mediante la introducción en poblaciones sanas de individuos infectados.
La Profepa indica que de 2015 a la fecha ha asegurado 6771 ejemplares de anfibios (ranas, sapos, ajolotes). Su estrategia de inspección y vigilancia consiste en la verificación del cumplimiento de la legislación ambiental; el combate del tráfico ilegal de vida silvestre y la participación social en la vigilancia ambiental.
La dependencia señala que otras acciones para la protección de los ecosistemas son combate a los cambios de uso de suelo y tala clandestina.