México.- Con la llegada de mayo muchas ciudades en el país enfrentarán el incremento de la radiación solar, por lo que una vez más se presentará el fenómeno conocido como “islas de calor”.
Las “islas de calor” son el resultado de las grandes extensiones de asfalto que cubren las metrópolis y que, por su baja reflectividad y casi nula capacidad de captación de agua, derivan en microclimas que alcanzan temperaturas de más de 40 grados Celsius (ºC).
Ante ello, la naturaleza misma sigue contando con uno de sus más grandes aliados, los árboles, cuya sombra un refrescante hace que la temperatura ambiental se reduce entre 8 y 10ºC. De ahí la importancia de los diferentes programas que el Gobierno de México lleva en conjunto con las autoridades locales para recuperar las áreas verdes en donde el asfalto y el concreto predominan.
En el caso de la Ciudad de México, el fenómeno de las “islas de calor” ha tenido un particular incremento durante los últimos 50 años, luego de que desde la década de los 70 el crecimiento de la mancha urbana se ha dado de manera exponencial.
El proceso de desecado de la zona lacustre de esta capital ha traído como consecuencia la desaparición de importantes cuerpos de agua como los canales de La Viga, Chalco, y los ríos de La Piedad y Churubusco, entre otros muchos que hoy están entubados.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informó que actualmente el Gobierno de la Ciudad de México busca recuperación de espacios verdes, mediante diversas acciones como los planteados en el Programa Ambiental y de Cambio Climático de la Ciudad de México 2019–2024 y que han impulsado campañas como el denominado Reto Verde, en cuya primera etapa se espera plantar más de 10 millones de árboles de junio de 2019 a noviembre de 2020.
Estas acciones son hoy más que urgentes, debido también al incremento de la temperatura registrada en los últimos años que ha roto récords históricos.
La dependencia indicó que la participación de los habitantes de la Ciudad de México es indispensable, son quienes con acciones simples pueden ayudar a la recuperación de las áreas verdes que requiere esta capital.
Tal y como lo han observado investigadores de la UNAM, acciones simples como colocar macetas con plantas en balcones y azoteas, así como cuidar y plantar árboles en camellones y banquetas donde las condiciones lo permitan, pueden convertirse en pequeñas aportaciones que significarán un gran cambio para revertir estas “islas de calor”.
Desde luego, acciones de esta naturaleza deben ir acompañadas de una adecuada asesoría y cuidando de no violar la normatividad urbana, pues no se trata de sembrar cualquier planta en balcones o patios, ni mucho menos abrir un hoyo en una banqueta o plantar cualquier especie de árbol, ya que por tratarse de un área federal se debe proceder conforme lo marca la ley.
Para ello, se debe consultar la normatividad vigente en materia de áreas verdes e incluso aprovechar muchos de los programas que se han puesto en marcha como Reto Verde, en la Ciudad de México, que han elaborado manuales para reverdecer áreas urbanas y de conservación y en los que recomienda 47 especies de árboles, 21 tipos de arbustos, seis de cubresuelos, 12 herbáceas, para el caso de las zonas urbanizadas.
Dar una caminata regular en la naturaleza puede ayudar a reducir el estrés y la presión arterial y puede ayudar a contrarrestar la depresión
Para darnos una idea del impacto que puede generar un árbol, el mismo Rob McDonald, investigador de The Nature Conservancy, ha revelado en varios de sus artículos el poder refrescante de los árboles, que pueden ayudar a enfriar el ambiente de dos maneras: a través de la sombra que proporcionan al pavimento, con lo que impiden su calentamiento por el sol, y por evapotranspiración, ayudando a mantener un microclima fresco gracias a la humedad emanada de sus hojas.
A ello se suman otros beneficios como el psicológico, ya que “dar una caminata regular en la naturaleza puede ayudar a reducir el estrés y la presión arterial y puede ayudar a contrarrestar la depresión”, según reveló McDonad en una publicación de The Nation´s Health.
Por ello mismo, la situación de permanecer en casa, como nos encontramos ahora debido a la emergencia sanitario por el COVID-19, se vuelve nuevamente una oportunidad para incursionar en acciones que además de generar satisfacción personal, pueden aportar beneficios ambientales, al rescatar espacios verdes, ya sea un jardín, un patio o incluso un balcón en el cual se pueden colocar plantas y arbustos verdes.
Al final, esta oportunidad podría ayudar al medio ambiente con acciones simples como la de adoptar o sembrar un árbol, siempre y cuando se tenga cuidado y se consideren las características de los árboles a sembrar: como el hecho de si es árbol o arbusto, si es de sombra o de ornato, si crece rápido o lento, si es nativa o exótica, si crece rápido o lento, e incluso qué tanto crece su copa o cuánto extiende sus raíces, pues se debe cuidar que no dañe banquetas, ductos o tuberías, así como cableados eléctricos e incluso construcciones.
De esta manera se estaría atendiendo también una de las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud, que señala que por cada habitante se debe garantizar como mínimo un área verde de 16 metros cuadrados para asegurar su bienestar.
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