México.- La obsolescencia programada es la acción intencional que hacen los fabricantes para que los productos dejen de servir en un tiempo determinado. Es normal que los productos se desgasten y poco a poco terminen su vida útil, pero en este caso se trata de una falla planeada.
En México se calcula que cada persona genera al año 8.2 kilogramos de basura electrónica, que es cualquier producto con un enchufe, cable eléctrico o batería que ya cumplió su vida útil.
Estos desperdicios incluyen elementos como el cobre y oro, que pueden ser tóxicos durante los procesos de reciclaje.
Celulares, computadoras, tabletas, impresoras, lavadoras, secadoras de cabello, microondas, refrigeradores y pantallas son aparatos casi indispensables para la vida diaria que fallan frecuentemente a mediano plazo y sin razón aparente.
En ocasiones es demasiado caro repararlos, otras veces es imposible encontrar la pieza de repuesto o fueron diseñados para no ser desmontados.
Esto ocurre porque los fabricantes calculan y planifican el tiempo de vida de sus productos, con el objetivo de reducir deliberadamente su utilidad y con ello incitar a las personas a comprar uno nuevo
Los fabricantes utilizan diferentes tipos de obsolescencias para programar la muerte de sus productos: a veces son fallas irreparables o inexplicables, o sacan al mercado versiones nuevas de los equipos incitando a nuevas compras para estar a la moda.
Tipos de obsolescencia:
- Obsolescencia funcional y tecnológica: Se da debido a un defecto funcional, avería o incompatibilidad.
- Obsolescencia de calidad: Después de un corto tiempo el producto presenta fallas y mal funcionamiento
- Obsolescencia psicológica: Se siembra la idea de que el producto deja de ser el de novedad o el de última tendencia.
La vida útil de un producto es el tiempo en el que un equipo funciona de forma óptima, y llega a su fin después de un proceso de desgaste lógico por su uso frecuente.
En cambio la obsolescencia programada es una estrategia planeada para volver inútiles los dispositivos y obligar al consumidor a comprar de nuevo. Por ejemplo, se ha comprobado que algunos fabricantes acordaron reducir la vida útil de los focos: de 2 mil 500 a solo mil horas, para forzar a los consumidores a comprar constantemente.
Acciones contra las malas prácticas
En países como Francia la obsolescencia programada es un delito, por lo que los fabricantes están sometidos a criterios de durabilidad, para lo cual deben establecer estándares de medición, prueba y verificación.
A finales de 2017, la organización francesa Halte à l’ Obsolescence Programmée (HOP por sus siglas en francés) llevó a tribunales franceses a los fabricantes HP, Canon, Brother y en particular a Epson por limitar la vida útil de las impresoras.
En México, la Profeco y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), trabajan de manera conjunta para realizar acciones que permitan conocer a los fabricantes que realizan en México la práctica de obsolescencia programada.
Para atacar el problema de forma global se plantea una nueva visión circular para los aparatos electrónicos, también conocida como “producción de ciclo cerrado”. Consiste en ampliar la duración de los aparatos y contemplar procesos de reciclaje de los componentes que son valiosos pero peligrosos para la salud humana o el medio ambiente.
Se puede considerar aumentar los periodos de garantía para que los consumidores puedan acceder de manera fácil y gratuita a reparaciones que eviten la recompra.
Para contrarrestar los efectos que genera la basura electrónica, la Profeco recomienda leer las etiquetas de los productos y sus garantías, también sugiere apoyar a las empresas dedicadas a la reparación o reciclaje llevando los aparatos en desuso.