México.- Los viajes de exploración espacial en búsqueda de formas nuevas de vida y agua han dado una importante lección a la humanidad sobre la urgencia de tomar conciencia sobre su uso y cuidado, pues a pesar de que ha sido bastante abundante en el sistema solar desde su creación, llegar a ella no sólo tomaría décadas e incluso siglos, sino que transportarla sería muy complejo y en muchos casos separarla de otros componentes químicos implicaría más que un reto, afirmó el biofísicoquímico Raúl Alva García.
El profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) explicó que la principal limitante para llegar cada vez más lejos en el espacio es la disponibilidad de material de recarga para las naves, siendo el hidrógeno y el oxígeno los más eficientes hasta el momento, por lo que un proceso de electrólisis del agua podría ayudar a resolverlo, pero ¿qué tan lejos habría que llegar para recargar?
Durante el conversatorio “Tan Claro como el Agua” afirmó que como punto de partida no hay atmósfera en la luna y su gravedad corresponde a una sexta parte de la que hay en la Tierra, por lo que pareciera imposible la existencia del vital líquido ahí, sin embargo, ha habido hallazgos de éste por parte de misiones robóticas en los polos de la misma, animando a las grandes potencias a aventurarse a recorrerla en búsqueda de minerales y de este bien.
Hasta 1960 los astrónomos estaban seguros de que Venus no era más que un inmenso pantano del que se desprendían inmensas nubes, vistas por los telescopios de la Tierra, pero en 1961 Estados Unidos y la entonces Unión Soviética descubrieron que se trataba de grandes masas de dióxido de carbono y azufre con temperaturas mayores a 460 grados Celsius, por lo que sólo hay trazas del recurso, pero mezcladas con estos gases que al reaccionar desarrollan ácidos carbónico y sulfúrico, es decir, no hay agua simple.
En Marte, por ejemplo, se identificaron casquetes blancos cargados de dióxido de carbono o hielo seco, pero otras misiones enviadas durante este siglo, han confirmado la presencia de congelación debajo de la superficie. Sin embargo, los tres robots rodantes Spirit, Opportunity y Curiosity, enviados por Estados Unidos desde 2003, permiten ver capas de tierra formada por yacimientos de agua corriente con más de 3 mil 500 millones de años de antigüedad, de los cuales al menos los primeros mil 500 se trató de líquido.
El fundador de la Agencia Espacial Mexicana detalló que la nave Voyager ayudó a descubrir que los satélites galileanos de Júpiter llamados Ío, Europa, Ganimedes y Calisto también poseen territorios helados; Europa, por ejemplo, tiene un espacio muy parecido al océano ártico; de hecho, hace poco el Hubble observó que debajo también hay océanos congelados, incluso Ganimedes y Calixto han sido clasificados como satélites gélidos por su concentración acuosa y la lejanía del sol.
La nave Cassini Huygens, que estudió Saturno por 15 años, encontró que en uno de sus 82 satélites hay geiseres inyectando agua a través de las grietas de su superficie, por lo que tiene características parecidas a las de Enceladus y Europa.
Pero no sólo eso, Plutón –que ahora se considera un planeta enano externo– resultó ser más interesante de lo que se esperaba, pues hace un par de años se supo que se estima que su extensión esté compuesta sobre todo por hielo y debajo del mismo haya un océano.
Por ello, reflexionando sobre el recurso en la Tierra, Alva García dijo que la exploración espacial la ha mostrado en cada cuerpo astronómico y una vez constituido es casi constante, “por lo que difícilmente nuestro mundo podrá soportar una mayor cantidad del bien sin que se desequilibre”.
Y sabiendo que el agua es fundamental para la vida y su sostenimiento, “deberíamos ser más conscientes de su uso y cuidarla, pues aun cuando tres cuartas partes de la Tierra están configuradas por este líquido, la mayor parte no es potable, por lo que es indispensable mejorar su aprovechamiento y recuperación para preservar la existencia en la Tierra”.
La actividad –moderada por el doctor Javier Velázquez Moctezuma, académico del Departamento de Biología de la Reproducción– fue organizada por el Museo Gota de Agua de la Unidad Iztapalapa de esta casa de estudios y tuvo como tema El agua en el espacio.