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Semana del Clima de América Latina y el Caribe, el termómetro de la COP25

Semana del Clima de América Latina y el Caribe, el termómetro de la COP25

El Gobierno brasileño será el anfitrión de la Semana del Clima de América Latina y el Caribe, que servirá como termómetro para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-25) que se celebrará en diciembre de este año en Chile.

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Niño en el río
Niño jugando en la ribera de la laguna de Cushillococha, un anexo de Caballococha en la triple frontera entre Perú , Colombia y Brasil. Efe.

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Sao Paulo.- La Semana del Clima de América Latina y el Caribe busca desde este lunes respuestas para la crisis climática en un encuentro celebrado en Brasil, país que se encuentra en el punto de mira por las polémicas propuestas impulsadas por el presidente Jair Bolsonaro, en materia ambiental.

La cita, que se celebra el próximo viernes en la ciudad brasileña de Salvador, capital del estado de Bahía, reúne a lo largo de la semana a representantes de la ONU, Gobiernos, empresas, académicos y organizaciones no gubernamentales para discutir la agenda del clima en la región.

Brasil declinó en un primer momento de organizar la reunión, pero el Gobierno brasileño se retractó y será el anfitrión de una semana que servirá como termómetro para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-25) que se celebrará en diciembre de este año en Chile.

El Ejecutivo de Bolsonaro estará representado por el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, quien el miércoles participará en la plenaria de apertura junto con el alcalde de Salvador, Antonio Carlos Magalhaes.

El jueves conducirá un panel en el que Brasil compartirá su experiencia sobre política medioambiental, especialmente en la lucha contra el cambio climático, una discusión que se produce en medio de las críticas por el aumento de la deforestación y el bloqueo de fondos destinados a la preservación de la Amazonia.

De acuerdo con un informe del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), que desde hace 28 años estudia la región, la tasa de deforestación en la selva brasileña creció un 66 por ciento en julio pasado, aunque ese porcentaje llega al 278 por ciento según las proyecciones del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe).

El aumento de tala de árboles en el pulmón verde del planeta ha llevado a Noruega y Alemania a suspender partidas destinadas al Fondo Amazonia, dedicado a la protección ambiental en Brasil y del que ambos países son los principales patrocinadores.

Tras los recortes y las críticas recibidas, Bolsonaro insistió en defender la "soberanía" de Brasil sobre la Amazonia, mandó a la canciller Ángela Merkel a usar los fondos para "reforestar Alemania" y reprochó a Noruega por "matar ballenas" y "extraer petróleo del Polo Norte".

Desde que llegó al poder, el pasado 1 de enero, Bolsonaro ha propuesto un giro radical en política medioambiental, que pasa por la defensa de la explotación de la selva tropical, la legalización de la minería en las reservas indígenas y la reducción de la fiscalización en áreas protegidas.

Bolsonaro, incluso, llegó a amenazar durante la campaña electoral con abandonar el Acuerdo de París sobre cambio climático -con el que el país se comprometió a reforestar 12 millones de hectáreas hasta 2030-, pero se retractó tras una reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron.

"El acuerdo de París tiene un mecanismo para que siempre haya una ambición mayor. En 2020 todos los países tienen que presentar una actualización más ambiciosa que la anterior, 2020 es un año muy importante, es un hito para seguir avanzando hacia la consecución de los objetivos", explicó Alejandro Kilpatrick, responsable de finanzas climáticas de la ONU Cambio Climático, en una sesión informativa sobre la Semana del Clima de América Latina y el Caribe.

El encuentro que inicia este lunes en Salvador no está directamente vinculado con la COP, por lo que no cuenta con espacios de negociación internacional en el contexto de la Convención de la ONU para el Cambio Climático o del Acuerdo de París.

Se trata, según Kilpatrick, de un cita de "discusión práctica" entre Gobiernos y actores de la sociedad para ayudar a la región a "enfrentar la emergencia climática" y de donde se espera que se saquen conclusiones de cara a la Cumbre de Acción Climática que se celebra en septiembre en Nueva York.

"Necesitamos partir hacia la acción y no distraernos con el discurso de líderes de Gobierno que dicen que no hay cambio climático y que no es tan grave como parece", alentó Rachel Biderman, directora ejecutiva de World Resources Institute (WRI) Brasil.

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