Ciudad de México.- Xóchitl Ramos Magaña, responsable del bioma tropical en el Zoológico de Chapultepec y quien ha trabajado con el lobo mexicano desde hace 28 años, reconoce que no ha sido sencillo recuperar al lobo mexicano a pesar de que se cuenta con el Programa Binacional México-Estados Unidos para la Recuperación del Lobo Mexicano.
Esto se debe a que aún existen conductas humanas que amenazan al lobo mexicano como la cacería.
Ante esto se busca erradicar por completo el estigma transmitido, de generación en generación, “de que los lobos son malos cuando se ha comprobado que los lobos al regresar a un hábitat recuperan el ecosistema y el regreso de muchas otras especies”.
La experta habla sobre la importancia que tiene la reproducción de este ejemplar que en los años 50 y 60 se llevó a la extinción.
Regresar a una especie que estuvo extinta en vida libre, representa un trabajo muy arduo de todas las instituciones involucradas en este programa de reintegración.
“No podemos decir que se recuperó la especie porque aún no, pero con los animales que existen ya en vida libre, los que han retornado a vida libre cada vez son más. Es un programa que se ha venido trabajando desde los años 70 con los últimos lobos que se pudieron obtener de vida libre en México, en el estado de Chihuahua y Durango”, precisa.
La médico veterinaria del Zoológico de Chapultepec asegura que regresar a una especie que estuvo extinta en vida libre, representa un trabajo muy arduo de todas las instituciones involucradas en este programa de reintegración.
“Es una especie que compartimos ambos países, se distribuyó de la parte sur de Estados Unidos Arizona, Nuevo México, Texas, y a lo largo de las dos sierras madres de México. Como compartimos esta especie ambos países tenemos el compromiso de cooperar para la conservación y la reintroducción de la especie en su hábitat de distribución histórico”, sostiene.
Ramos Magaña detalla que el Programa Binacional inició en Estados Unidos, la Asociación de Zoológicos de América fue la que diseñó estos programas de conservación para las especies en peligro de extinción y México participa de manera conjunta en las decisiones para recuperar las especies y conservarlas.
El Zoológico de Chapultepec formó parte de este programa desde 1988, cuando recibió a su primera pareja de lobos. “Hasta diciembre de 2018 estaban contabilizados 298 lobos mexicanos en el mundo entre los dos países que están en zoológicos y en animales que están libres.
De siete animales que formaron el pie de cría en este programa, ahorita 298 es gracias a esos zoológicos, al esfuerzo que han hecho por querer regresar a esta especie”, menciona.
Actualmente en México hay 112 lobos mexicanos en los zoológicos, sin considerar el nacimiento de las crías en 2019, en las 17 instituciones que integran el programa binacional.
Se han liberado 34 individuos y todos los animales que están en vida libre han provenido de zoológicos, para ello se han realizado estudios de impacto ambiental para que los lobos puedan ser liberados en Sonora, Chihuahua, Durango, Zacatecas y Nuevo León.
“Cada año, dentro del programa, se hace un movimiento para ver quiénes son los animales que genéticamente se pueden reproducir. En este caso Rhi, un macho de cinco años, recibió una hembra (Seje) proveniente de Sonora para ser pareja y una vez que llegó el animal se hizo el acoplamiento”, menciona. Agrega que la gestación del lobo mexicano por lo general dura 63 días.
A través del sistema de monitoreo del recinto de lobos mexicanos se registró el nacimiento de la camada de Seje y Rhi. Esta tecnología permitió observar que Seje buscó el mejor lugar para hacer el nido: “El macho es el que hace que la hembra nunca le falte alimento, se lo lleva hasta donde está y ella prepara la madriguera, hace una oquedad y con su pelo hace un nido para mantener calientes a sus cachorros. La madriguera está fuera de la observación de todo el público y de nosotros, ella presenta sus conductas de manera normal sin ser alterada en ningún momento”.
La experta en el manejo del lobo mexicano reitera que la finalidad del programa es regresar a la especie a su rango de distribución histórica, por lo que es imprescindible tener un pie de cría para poder tener muchos más lobos para liberar.
“De acuerdo con el valor genético que tengan los ejemplares es a lo que se destinan, unos pueden quedarse como pie de cría todavía en alguna otra institución, no necesariamente se tienen que quedar aquí en el zoológico, pueden ir a otras instituciones porque se busca que tengan la mejor pareja genéticamente hablando, otros salen a vida libre”, explica.
Xóchitl Ramos comenta que cuando los lobos son cachorros deben permanecer un año con sus padres. Añade que el 50% de su conducta es nata, es decir ya nacen con patrones conductuales, y el otro 50% lo aprenden de sus padres.
“Ellos entran a la madurez sexual a partir de los dos años y antes de los dos años tenemos que hacer el movimiento de los ejemplares hacia otros zoológicos donde destine el programa, mientras todo un año van a estar aquí con sus padres bajo sus cuidados y permanecerán en el Zoológico”, indica.
Una vez que salen a la vida libre lo hacen con medidas de seguridad, son monitoreados a través de un radio collar vía satelital que permite saber cómo está y cuándo deben ser sacados del lugar porque están en riesgo de ser cazados por personas.
“Hay gente que está en campo siguiéndolos cuando algo no va bien en la señal de los collares van hacia el lugar donde está emitiendo la señal el collar para ver qué está pasando con ese ejemplar. Se han regresado animales que han estado en riesgo de ser cazados, se han regresado a cautiverio, esa es la importancia de que sean monitoreados una vez que salen”, precisa
Y agrega: “Ojalá que toda la gente que no apuesta por los zoológicos pudiera venir a ver un logro y ver a estos maravillosos individuos que la verdad, tú lo ves y nada que ver con lo que nos contaban cuando éramos niños. Que vengan y vean los esfuerzos que se hacen para no permitir que las especies dejen de existir en este mundo, ellos (los lobos mexicanos) también ponen de su parte a estas condiciones al adaptarse a los manejos que hacemos (en el zoológico), es una especie que no se ha rendido y nosotros tampoco lo haremos para que regresen”.