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Santiago de Chile.- El legislador chileno, Guido Girardi, que llegó hasta el Centro de Justicia de la región metropolitana de Santiago para presentar la denuncia, advirtió que "las autoridades están sobrepasadas".
"La situación es un desastre natural de envergadura", afirmó Girardi, quien añadió que las autoridades están sobrepasadas por el derrame, provocado por un error de la privada Compañía de Aceros del Pacífico (CAP).
Según las autoridades marítimas, el derrame ocurrió en una terminal de la mencionada empresa de la isla, situada unos 250 kilómetros al noroeste de Puerto Natales y a unos 2 mil 200 de Santiago, mientras se realizaba una transferencia de combustible en tierra, junto a la costa, que tras el vertimiento se escurrió hacia el mar.
Girardi aseguró a los periodistas "que ya no se puede hablar de negligencia de un solo funcionario", sino de una falta de prevención y planificación de la empresa.
Además, recordó lo ocurrido hace algunas semanas con el derrame de petróleo en la planta de Essal, en la región sureña de Los Lagos, que tuvo una semana a la ciudad de Osorno y a unas 200 mil personas sin suministro de agua.
En esa oportunidad, el corte se debió a que más de mil 100 litros de petróleo fueron vertidos en el agua, afectando los sistemas de producción y dejando a la ciudad por seis jornadas consecutivas sin el servicio.
La Armada chilena informó de que ha recuperado unos 15 mil litros de agua contaminada tras el derrame.
A ello se sumó este lunes una "emergencia ambiental" para la localidad de Quinteros, 162 kilómetros al noroeste de Santiago, después de que se decretara un pico de mil 411 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre (SO2), entre las 08.00 local (12.00 GMT) y las 09.00 horas local (13.00 GMT) de esta mañana.
Desde hace cinco décadas, las localidades de Quintero y Puchuncaví, en la región de Valparaíso, han sido escenario de intoxicaciones masivas cuando comenzó la instalación de plantas industriales en la zona, varias de ellas con uso o producción de químicos.
El área acoge un gran parque industrial, con 17 plantas que son señaladas por los habitantes como responsables de estos episodios, que se repiten desde hace décadas en la zona, calificada por la organización Greenpeace como el "Chernóbil" chileno.