Platicamos con la Doctora Rocío García Martínez, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, quien se especializa en la presencia de mercurio en la atmósfera y agua de lluvia, entre otras líneas de investigación.
La experta indicó que el mercurio es un metal pesado de color plateado y es el único metal que, a condiciones de presión atmosférica y temperatura de 25 grados centígrados mantiene un estado líquido. Su presión de vapor es muy baja lo cual provoca que se volatilice fácilmente y es un elemento tóxico por sus formas químicas.
“Su presencia natural es en estado líquido, lo que significa que se libera muy fácilmente a la atmósfera”, señaló la investigadora de la UNAM.
“Hablamos del mercurio como un sistema complejo, y su complejidad se basa en las formas orgánicas que éste representa, por ejemplo, el metilmercurio que pasa por un proceso de bioacumulación, es el más tóxico y se encuentra en sistemas terrestres y acuáticos, y que difícilmente puede eliminarse por vía urinaria o por heces”, añadió.
¿Cuáles son las principales fuentes de emisión de mercurio a la atmósfera?
La Doctora Rocío indicó que la principal fuente antropogénica es la extracción minera de mercurio, oro y otros metales, así como el procesamiento de las gasolinas, la refinación del petróleo, de la combustión de carbón en centrales eléctricas, calefacciones y cocinas, de procesos industriales, así como de la incineración de residuos.
Por otra parte, entre las fuentes biogénicas, están las emisiones volcánicas, la erosión de las rocas y algunos incendios forestales.
¿Existe alguna normatividad o política pública para regular la extracción del mercurio?
“Existe un convenio que firmó el gobierno de la anterior administración hace dos años y se ratificó el año pasado, se trata del convenio de Minamata, el cual consiste en evitar la extracción, la explotación y la venta de mercurio en todas sus formas, esto llevó, por ejemplo, a reemplazar los focos fluorescentes y las pilas alcalinas, los cuales ya no deberían tener mercurio”, expuso la académica.
Cabe señalar que el objetivo de este tratado es proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones de compuestos de mercurio.
La especialista también señaló que en muchos hospitales aún se siguen utilizando manómetros de mercurio, apuntó que “es un proceso que va lento, pero se pretende que en 2020 se descarte el uso de elementos con mercurio en su totalidad.”
Respecto a las políticas públicas nacionales argumentó que “no hay una norma específica para el mercurio, pero la autoridad, a través del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) sí ha estado preocupado porque estas emisiones de mercurio a la atmósfera, a través del convenio Minamata, se vean cumplidas. Hasta ahora, se han realizado diversos estudios en algunas entidades de la República y en la Ciudad de México para monitorear los niveles de manera continua.”
“Yo esperaría que, con los resultados que se han obtenido de diversas investigaciones realizadas por investigadores de la UNAM y los obtenidos por el INECC, se norme. Lo hemos mencionado en varios foros, debe existir una norma para evitar las emisiones de mercurio (…) se ha avanzado bastante sobre todo con la firma y ratificación del Convenio de Minamata en el 2018, así como el cierre parcial o total de minas donde se extraía el mercurio, el cambio de los focos, etc. Yo creo que es importante para hacer un discurso y una firma sobre una política pública”, agregó.
¿Cuáles son los impactos del mercurio en los seres vivos?
El contacto con éste se da a través de diferentes mecanismos, como el consumo de pescado o vegetales que fueron regados con agua contaminada proveniente de la minería. El grado de toxicidad de este elemento en seres vivos, registrado en diversos estudios, ha sido por exposición, inhalación, ingesta y vía dérmica.
Una vez liberado el mercurio al medio, ciertas bacterias pueden transformarlo en metilmercurio. Este se acumula, por ejemplo, en peces y mariscos (bioacumulación es una concentración de la sustancia más elevada en el organismo que en su entorno).
“Como es un elemento muy volátil, a través de un proceso llamado lavado atmosférico (wash-out), que, con ayuda de la precipitación pluvial, llega a ecosistemas acuáticos y terrestres (…) cuando la gente consume algunos peces con altos contenidos grasos como el atún y el salmón, el mercurio tiene la capacidad de incrustarse en el sistema adiposo”, indicó la académica.
Como se mencionó, el mercurio no se elimina por vía urinaria ni por heces, “como no se puede eliminar, se acumula y tiene efecto en el sistema nervioso central, también se ha detectado que tiene efecto en riñones e hígado.”
¿Qué condiciones permiten la dispersión del mercurio?
“Es muy importante establecer que la contaminación no tiene fronteras”, nos dice la especialista, el mercurio presente en la atmósfera existe gracias al transporte de las masas de aire, es decir arrastrado por el viento, el cual conduce al elemento a otro sitio donde no directamente se generó o existe la fuente.
Al respecto la doctora señaló “hay dos procesos importantísimos, la dispersión y la difusión del contaminante, las condiciones climatológicas marcan hacia dónde va el contaminante, cuando cuantificamos las fuentes de emisión, consideramos los aspectos meteorológicos para saber cómo se transportó”.
Si hay una fuente de emisión y las condiciones climatológicas lo permiten, el mercurio atmosférico podría existir en sitios donde la actividad minera no está presente, esto se debe a los flujos del transporte de las masas de aire (viento), la presencia en el aire de mercurio gaseoso (atmosférico) indica la persistente volatilidad del mercurio contenido en el agua, suelos y sedimentos siendo problemas locales, regionales y globales.
¿Cuál es la presencia de mercurio en la actualidad?
La especialista ha estudiado la presencia de mercurio en el agua de lluvia por 15 años, y nos comenta que las concentraciones se han mantenido, al menos en la Ciudad de México.
“Hay lugares donde hemos hecho estudios, sobre todo en zonas mineras, dependiendo el nivel de explotación de las minas y del área, en algunos casos se incrementa, en otros lados, como en la Ciudad de México se ha mantenido, comparándolo con otros lugares que tienen alta explotación de mercurio”, indicó la investigadora de la UNAM.
“Una zona muy específica y de grave problema es la Sierra Gorda de Querétaro, en los municipios de San Joaquín y Pinal de Amoles, son regiones ricas en mercurio y que a pesar del convenio firmado se sigue la explotación de manera artesanal”, añadió
“Otros lugares que hemos estudiado son las zonas ladrilleras, ahí hemos detectado el incremento del mercurio, en general en zonas rurales”
Asimismo nos comenta: “cerca del volcán Popocatépetl también estamos realizando el monitoreo de mercurio, cuando está en actividad, se han detectado valores de mercurio atmosférico, y cómo no existe una norma de mediciones de mercurio, lo que nosotros comparamos es con otros trabajos realizados en el mundo y lo recomendado por el Organismo Mundial de la Salud (OMS).”
En su opinión ¿Cuál el papel de las instituciones educativas para contribuir a la mejora de la calidad del aire?
“Las instituciones educativas deben generar conciencia y trabajar bajo el concepto de cuidar y proteger la salud de la población y la de tres ambientes (aire-agua-suelo), en conjunto con la población más joven que son los niños, para formar en ellos una visión colectiva y a largo plazo, que incluya a todos los grupos sociales, que priorice la salud y la calidad de vida, así como la construcción de espacios saludables y de valores que tengan como objetivo el bien común”, sostuvo la Dra. García.
“Que las Universidades cuenten con programas de investigación y formación de recursos humanos en contaminación del aire, para entender y conocer sus efectos locales y globales, llamando la atención de la autoridad y de aquellos que toman decisiones en política pública”, finalizó la académica de la UNAM.