Nairobi.- "Nuestra acción lo que constata es que en el día a día estamos avanzando en el proceso de la destrucción de la biodiversidad", advirtió este jueves Morán en una entrevista en Nairobi.
El secretario de Estado hizo estas declaraciones en el marco de la IV Asamblea de Medio Ambiente de la ONU (UNEA-4), que se celebra hasta este viernes en la capital keniana, y que busca hallar soluciones sobre algunos de los temas más acuciantes en este campo.
Más de 4.700 representantes de 193 países (incluidos ministros y jefes de Estado) asisten en Nairobi a la Asamblea, el foro más importante en cuestiones de medioambiente de la ONU.
Pregunta (P): ¿Podría hacer una valoración sobre UNEA-4?
Respuesta (R): Es una cumbre que ratifica un espacio de consenso internacional en relación con un objetivo irrenunciable en términos de compromiso por la humanidad.
En términos de declaraciones, es un compromiso perfecto, pero con una acción que va en la dirección contraria. Nuestra acción lo que constata es que en el día a día estamos avanzando en el proceso de la destrucción de la biodiversidad y la conclusión final es sencilla: no se puede salvar a la humanidad si no se salva a la biodiversidad.
P: ¿Qué opinión le merecen los resultados de las negociaciones en el marco de esta Asamblea?
R: Yo creo que es importante resaltar que se está produciendo un alineamiento en los objetivos que van dirigidos a la protección del medioambiente frente a un proceso de cambio climático, donde el espacio de compromiso se había ganado en su totalidad por parte de la agenda institucional y el mundo de la biodiversidad había quedado en un segundo plano.
Hoy se constata que son dos elementos indisolubles. Es imposible afrontar un proceso de lucha en términos de mitigación en materia de cambio climático y la adaptación a la realidad climática sin incorporar la biodiversidad en esa agenda política, y esa es una de las conclusiones principales de esta cumbre.
P: ¿Cuál es su opinión sobre la propuesta del presidente de Francia, Emmanuel Macron, hecha hoy en UNEA-4 para impulsar un pacto global por el medioambiente?
R: Yo creo que probablemente enlaza con la declaración de objetivos que, con carácter general, y salvo muy concretas excepciones, está en estos momento en la agenda de todos los gobiernos y en términos de reivindicación social, adquiere cada vez más fuerza.
Creo que es necesario no perder de vista la continuidad en ese debate, pero también incorporar un principio de partida: el de no regresión. No podemos entrar en la negociación de un pacto global, que sí es necesario, pero que nos llevase a que alguien pudiera tener la tentación de rechazar compromisos ya alcanzados y consolidados.
P: ¿Considera que algún país ha caído en esta tentación?
R: Tenemos un ejemplo clarísimo en el caso del Gobierno de Estados Unidos, con el cambio de Administración de Barack Obama al presidente Donald Trump, y eso ha introducido tentaciones en algunos otros países y gobiernos.
El riesgo de la revisión está ahí y, por lo tanto, creo que la humanidad en su conjunto tiene derecho a defender sus intereses frente a tentaciones políticas de estas características.
P: Una de las cuestiones que se ha repetido en esta Asamblea es la necesidad de introducir en esta lucha a la empresa privada y la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha señalado que el mundo financiero debe dejar de lado solo los gestos. ¿Cuál es su opinión al respecto?
R: Todo el mundo necesita pasar del mundo de los gestos al mundo de las acciones y de los procesos de aplicación. El movimiento juvenil que está eclosionando en Europa precisamente lo que pide es que pasemos de las declaraciones a los hechos y este proceso requerirá de un consenso social absoluto, por lo tanto, no será posible alcanzar este proceso si alguien se queda al margen de la consecución de estos objetivos.
Es un proceso que necesita de la cooperación del conjunto de la sociedad, pero hay actores muy relevantes que deben tener el liderazgo en la consecución del mismo. El mundo financiero debe de colocarse al frente. La política e instituciones deben liderarlo, pero detrás, casi sin disolución de continuidad, debe ir el mundo empresarial.