Ginebra.- Los avances tecnológicos están revolucionando nuestra capacidad para monitorear sistemáticamente el océano y, por tanto, cambian radicalmente nuestra comprensión de sus repercusiones en el tiempo y el clima.
Gran parte de la información en la que se basan estas predicciones marítimas, meteorológicas y climáticas procede de sistemas de observación a escala de cuenca oceánica coordinados a nivel mundial, tanto satelitales como in situ, concebidos para propiciar mejores observaciones y predicciones de las olas, las corrientes, el nivel del mar, la calidad del agua y la abundancia de recursos marinos vivos.
Con todo, persisten grandes deficiencias geográficas y de investigación en el Sistema Mundial de Observación del Océano (GOOS), que se afana por satisfacer la creciente demanda de predicciones y servicios. Debemos respaldar las nuevas tecnologías y el desarrollo de instrumentos de observación autónomos, además de velar por que todos los usuarios dispongan de datos e información oportunos y accesibles.
En marzo de 2020, gobiernos e instituciones oceanográficas ordenaron el regreso de casi todos los buques de investigación oceanográfica a sus puertos de origen. También se han reducido las observaciones oceanográficas y meteorológicas que aportan los buques comerciales, un recurso esencial.
Asimismo, no se ha podido realizar el mantenimiento de boyas oceanográficas y de otros sistemas, y en algunos casos ello ha provocado averías prematuras.
La necesidad de ampliar un sistema mundial de observación del océano, financiado y diseñado para satisfacer las necesidades de los usuarios, es clara y urgente.
Contribución de la oceanografía al desarrollo sostenible
Los océanos han absorbido más del 90% del exceso de calor del sistema climático. De aquí a 2100, el océano habrá absorbido entre dos y cuatro veces más calor que en los últimos 50 años si el nivel de las emisiones permite limitar el calentamiento global a 2 ºC, y entre cuatro y siete veces más si las emisiones son más elevadas, según el informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante.
En las aguas oceánicas más cálidas, la mezcla entre capas de agua se reduce, y ello merma el suministro de oxígeno y nutrientes indispensable para la vida marina.
En los últimos 40 años, el océano ha absorbido entre el 20 y el 30 % de las emisiones de dióxido de carbono fruto de la actividad humana, con la consiguiente acidificación de los océanos.
Se ha demostrado que el calentamiento de los océanos y la pérdida de oxígeno entrañarán consecuencias importantes para los ecosistemas, la sociedad y las economías. El calentamiento de los océanos y los cambios en su química ya están perturbando la cadena alimentaria oceánica.
El nivel del mar ha subido unos 15 cm durante el siglo XX. Este aumento se debe a la fusión de los glaciares, la expansión térmica de las aguas marinas más cálidas y las crecientes aportaciones de agua procedentes de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida.
El nivel del mar seguirá subiendo durante los próximos siglos. Según las proyecciones del IPCC, el aumento del nivel del mar puede alcanzar entre 30 y 60 cm de aquí a 2100, incluso aunque se reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y se mantenga el aumento de temperatura muy por debajo de 2 °C.
Sin embargo, si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen sin reducirse, el incremento oscilará entre 60 y 110 cm.
El aumento del nivel del mar no sigue un patrón uniforme en todo el mundo, sino que presenta diferencias a escala regional: diversos procesos ajenos a la evolución reciente cambio climático pueden agravar la subida del nivel del mar en el plano regional, una cuestión que actualmente es objeto de estudio en el marco del Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, copatrocinado por la OMM.
La subida del nivel del mar y la intensificación de las tormentas también incrementarán la frecuencia de los episodios en los que, durante la marea alta, el nivel del mar alcanza valores extremos, con el consiguiente aumento de los riesgos para muchas ciudades costeras e islas pequeñas de baja altitud.
En un contexto de calentamiento de los océanos y subida del nivel del mar continuados, las observaciones, investigaciones y servicios operativos serán cada vez más necesarios.
La OMM señaló que está resuelta a trabajar con un amplio abanico de asociados para dar un nuevo impulso a las iniciativas internacionales encaminadas a aumentar la adaptación al cambio climático, crear resiliencia y apoyar el desarrollo sostenible en beneficio de las generaciones futuras.