En la mitad de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP28, Simon Stiell, responsable de la ONU para la lucha contra el cambio climático, lanzó un enérgico llamado a la acción, desafiando a los delegados a abandonar la política del mínimo común denominador y adoptar medidas ambiciosas para frenar el calentamiento global.
En un mensaje directo a los mediadores gubernamentales, Stiell enfatizó que la COP28 no es un foro para "ganar puntos" sino un llamado a la acción significativa. "Necesitamos ser muy ambiciosos", declaró, destacando que las buenas intenciones no serán suficientes para reducir las emisiones a la mitad en esta década ni salvar vidas. Es crucial, según Stiell, que los gobiernos emitan órdenes claras a sus mediadores para lograr avances tangibles.
A pesar de la temprana victoria con el Fondo de Pérdidas y Daños, Stiell advirtió que esto es solo el principio y se necesita un impulso adicional. Señaló que la transparencia y el cumplimiento de las promesas de financiamiento mundial son fundamentales para enfrentar la crisis climática. Además, resaltó el papel del Global Stocktake como el vehículo principal para evaluar los avances y establecer la hoja de ruta hacia una acción climática más rápida.
Stiell utilizó una metáfora poderosa al describir el estado actual de la lucha climática como un "viejo furgón de cola que avanza sobre vías desvencijadas". Afirmó que las tecnologías y soluciones existen, y es hora de que los gobiernos y mediadores las implementen, transformando la COP28 en un "tren bala" para acelerar la acción climática.
La COP28 ha presenciado importantes compromisos y declaraciones, desde la creación del Fondo de Pérdidas y Daños hasta promesas financieras millonarias. Sin embargo, temas cruciales como la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y la financiación para países afectados aún están por resolver.
La primera mitad de la COP28 fue marcada por dos informes impactantes de la OMM. El primero advirtió sobre el "colapso planetario" si no se toman medidas drásticas contra las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el segundo confirmó que la década pasada fue la más cálida registrada, poniendo en peligro regiones cruciales.
Con la mirada puesta en el balance mundial, los países enfrentan la responsabilidad de utilizar sus conclusiones como un trampolín hacia planes climáticos más ambiciosos. La COP28, programada para concluir el 12 de diciembre, podría ser un hito crucial, superando incluso la conferencia de París de 2015. El reto ahora radica en convertir las palabras en acciones concretas y urgentes para abordar la crisis climática que enfrenta nuestro planeta.