Wauconda, Chicago.- Una encuesta este año hecha por Business Insider reportó que casi el 38 por ciento de los estadunidenses con edades entre los 18 y 29 años creen que las parejas deben considerar el cambio climático al decidir si tienen hijos.
Un sondeo en 2018 del The New York Times reveló que una tercera parte de los hombres y mujeres estadunidenses entre los 20 y 45 años citaron el cambio climático como un factor en su decisión de tener menos hijos.
Matthew Schneider-Mayerson, profesor adjunto de Estudios del Medio Ambiente en el Colegio de Yale-NUS en Singapur, encabezó hace poco una encuesta a detalle entre 901 adultos alrededor del mundo, con edades entre los 27 y 60 años, que dijo que estaban “conectando el cambio climático a sus alternativas reproductivas”; entre los que figuraban “padres, planeando tener hijos, aún sin una decisión o comprometidos a no tener descendencia”.
“Muchas personas jóvenes y preocupadas por el clima, experimentan una angustia real sobre esta decisión”, dijo Schneider-Mayerson sobre sus hallazgos. “Mientras que la preocupación sobre la huella de carbón de la tendencia a la procreación tiende a ser abstracta, la ansiedad sobre los hijos capaces de una vida buena en un futuro de cambio climático es extremadamente emocional y profunda”.
Sin una respuesta inmediata al cambio climático, dijo, el número de personas que están preocupadas por el futuro de sus hijos y el factor clima en sus opciones reproductivas, crecerá.
Política, no población
¿Pero es el número de nacimientos el punto correcto sobre el que hay que enfocarse? Hay una investigación persuasiva que sugiere que incluso un control draconiano para una baja población podría hacer poco para aminorar el crecimiento de la población de la tierra o mitigar el cambio climático.
Betsy Hartmann, profesora emérita de estudios del desarrollo en Hampshire College en Massachusetts, y autora del Síndrome de Estados Unidos: Apocalipsis, Guerra, o Nuestro Llamado a la Grandeza, coincide.
“Las tasas de crecimiento están justamente ahora a la baja en todo el mundo, con un promedio familiar en torno a 2.5 hijos. En unos cuantos lugares, donde las tasas de natalidad permanecen relativamente elevadas, en países como aquellos del África Subsahariana, las emisiones de carbono per cápita se encuentran entre las más bajas del mundo.
En vez de enfocarse en la reproducción femenina, “el reto urgente del cambio climático demanda el abatimiento real de los verdaderos culpables como las empresas de combustibles fósiles y los poderosos intereses políticos y militares que los respaldan”.
De manera similar, un estudio publicado en 2017 en Actas de la Academia Nacional de Ciencias modeló una serie de políticas antinatalistas y sus resultados, entre ellos una política global de un solo hijo, y encontró que “incluso una rápida transición hacia una política de un hijo único conduciría a una población similar a la de hoy en 2100”.
Los autores concluyen que políticas y tecnologías que limiten el consumo de recursos arrojaría un impacto más inmediato y mucho mayor con mucho.
El futuro es tan increíblemente incierto, que resulta verdaderamente aterrador contemplar la perspectiva sobre los niños que uno haya tenido o los que pudiera tener.
Esto es precisamente el por qué muchas organizaciones que han surgido para examinar el vínculo entre la procreación y el clima se enfocan en avalar los cambios políticos sobre emisiones globales menores y no tanto en el control de la población.
Dos de estas organizaciones, Conceivable Future y BirthStrike, argumentan que las preocupaciones sobre el clima están constriñendo las alternativas reproductivas a la conciencia climática entre los jóvenes.
Estos grupos alientan a las personas de todo el mundo a compartir sus historias sobre la incertidumbre reproductiva y buscar la movilización de una generación de futuros padres para empujar a la acción climática mediante la adopción de decisiones reproductivas en un mundo menos asediado por el desastre ambiental.
“Los retos que enfrentan las personas que hemos escuchado van en un espectro desde ¿qué daño hará mi hijo al mundo? a ¿qué tipo de daño sufrirá mi hijo en un mundo más caliente, más violento y menos estable? Plantea Meghan Kallman, co-fundador de Conceivable Future.