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Naciones Unidas.- Dina Ionesco, de la Organización Internacional para las Migraciones, señaló que el ser humano atraviesa por una era donde los fenómenos meteorológicos extremos, los desastres climáticos y sus consecuencias están afectando de forma severa la actividad humana, y es posible que también impacten la manera en que nos asentamos y migramos.
"El Atlas de la Migración Medioambiental, que ofrece ejemplos que datan de hace 45 mil años, muestra que los cambios medio ambientales y los desastres naturales han jugado un papel en la distribución de la población en nuestro planeta a lo largo de la historia", expuso Ionesco al portal Noticias ONU.
“Sin embargo, es muy probable que los efectos creados directamente por el cambio climático o amplificados por este, modifiquen ampliamente los patrones de asentamiento humano”, advirtió la especialista.
La experta agregó que la futura degradación de los ecosistemas frágiles y del suelo agropecuario, el agotamiento de recursos naturales “afectarán directamente nuestras vidas y nuestros hogares".
De acuerdo con el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno, el año pasado, por efectos de los desastres naturales, 17.2 millones de personas han abandonado sus hogares.
Los cambios en el medio ambiente, como la desertificación, la acidificación de los océanos y la erosión afectan directamente los medios de vida de las personas y su capacidad para subsistir en sus sitios de origen.
Ionesco reveló que existe una alta probabilidad de que más personas tengan que migrar para contar con mejores condiciones de vida pues las oportunidades en sus lugares de origen son cada vez más escasas.
“Hay predicciones que indican que más personas continuarán trasladándose durante el siglo XXI como resultado de estos impactos climáticos adversos”, advirtió.
Recordó que el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la principal autoridad de la ONU en ciencias climáticas también ha declarado que los cambios provocados por la crisis climática influirán en los patrones de migración.
Además, el Banco Mundial realizó proyecciones para la migración climática interna de 143 millones de personas para 2050 en tres regiones del mundo, si no se toman medidas.
“Sin embargo, nuestro nivel de conciencia y comprensión de cómo los factores medioambientales afectan la migración y cómo también interactúan con otros factores del desplazamiento de las personas, como las condiciones demográficas, políticas y económicas, también ha cambiado”, indicó Ionesco.
Hizo ver que con “un mayor conocimiento, hay más incentivos para actuar con urgencia, estar preparado y responder".
Ionesco, que dirige la División de Migración, Medio Ambiente y Cambio Climático de la OIM, recordó que numerosos estados se han sumado a acuerdos históricos, como el Acuerdo sobre el Cambio Climático de París, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Pacto Mundial para la Migración, que marca un camino claro para que los Gobiernos aborden el tema del clima y la migración.
“El Pacto contiene muchas referencias a la migración medioambiental, incluida una sección completa sobre medidas para abordar sus desafíos: es la primera vez que se presenta una visión integral que muestra cómo los Estados pueden manejar, ahora y en el futuro, los impactos de cambio climático, los desastres y degradación ambiental en la migración internacional".
Los Estados deben buscar soluciones para que las personas puedan migrar de manera segura y a través de canales regulares y ayudar a los que ya están en camino.
La prioridad, expresó, es hallar soluciones que permitan a las personas permanecer en sus hogares y proporcionarles los medios para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. Este enfoque apunta a evitar casos de migración desesperada y sus tragedias asociadas.
Entre las prioridades planteadas en el Pacto destaca la de “mejorar la disponibilidad y la flexibilidad de las vías para la migración regular”.
En otras palabras, dijo Ionesco, los Estados deben buscar soluciones para que las personas puedan migrar de manera segura y a través de canales regulares y ayudar a los que ya están en camino.
"Una medida de último recurso es llevar a cabo reubicaciones planificadas de la población; esto significa organizar la reubicación de aldeas y comunidades enteras lejos de las áreas que sufren el impacto del cambio climático", agregó.
La asistencia humanitaria y la protección para aquellos en camino son herramientas que los Estados ya pueden usar.