Londres.- Las emisiones de carbono en el Reino Unido cayeron y parte de la explicación sería el cierre de las centrales eléctricas de carbón y su reemplazo por tecnologías de energía renovable, como turbinas eólicas y paneles solares.
Sin embargo, los principales ahorros han sido en la eficiencia energética, desde la introducción mayorista de iluminación LED hasta procesos industriales mejorados, una notable transformación que se repite en muchos países avanzados de Europa.
Los ambientalistas y algunos académicos argumentarían que parte de la razón de la reducción es que Europa ha exportado algunas de sus industrias sucias que consumen mucha energía, como la fabricación de acero, a China, por lo que las emisiones de este país aumentaron, mientras que las de Europa disminuyeron.
En parte es cierto, pero el Departamento de Medio Ambiente del Reino Unido dice que incluso teniendo en cuenta los productos importados, la huella de carbono global británica se ha reducido, no simplemente la contribución del sector energético. El total de los tres principales gases de efecto invernadero, dióxido de carbono, metano y óxido nitroso, alcanzó su punto máximo en 2007 y había caído 21 por ciento en 2017.
Andrew Warren, presidente de la Federación Británica de Eficiencia Energética, es muy crítico con la forma en que se informa esta revolución energética, y dice que el énfasis en la adopción de tecnologías solares y eólicas es engañoso.
Señala que “el principal factor de descarbonización no ha sido el cambio de las fuentes de suministro (del carbón a las energías renovables), sino ha sucedido como resultado de inversiones en tecnología de energía más eficiente”.
Warren explica que desde el comienzo de este siglo, el consumo de energía en el Reino Unido ha estado “cayendo”, y ahora es 20 por ciento más bajo que en el año 2000. “En el caso del gas natural, el impacto ha sido aún más pronunciado, porque las ventas han caído hasta un tercio, debido a un mejor aislamiento y calderas y sistemas de calefacción más eficientes”.
El Libro Blanco de 2005, que estableció las propuestas del gobierno para una legislación futura, estimó que para 2020 el consumo de electricidad habría aumentado en 15 por ciento, pero de hecho cayó un 16 por ciento. Un error de más del 30 por ciento en el pronóstico.
El mismo Libro Blanco se usó para justificar la construcción de una serie de estaciones de energía nuclear para satisfacer la nueva demanda, una política que permanece vigente, a pesar de que no hay necesidad de las estaciones, agrega.
“Se construye una estación en el Reino Unido, pero los planes para hasta cinco más están a la espera de una decisión del gobierno sobre si suscribir sus costos con un impuesto a la electricidad a los consumidores”.
A pesar de las cifras, el gobierno aún predice que la demanda de electricidad aumentará a partir de 2025, particularmente debido al cambio a los autos eléctricos, pero Warren señala que muchos expertos dudan de que esto suceda.
Dada la importancia de la eficiencia energética para reducir la demanda cuando se adopta en la vivienda y la industria, Warren dice que es notable la poca atención política que se le dedica, porque se publica muy poco sobre cómo y dónde se están haciendo ahorros críticos, y cuánto potencial existe sin cumplir para mejorar la eficiencia.
Mientras tanto, otras naciones de Europa occidental finalmente han entendido la importancia de la eficiencia energética, señala Warren, y muchos de los antiguos países comunistas todavía piensan que el camino a seguir es construir grandes centrales eléctricas nuevas.