Es poco probable que la disminución de la icónica mariposa monarca (Danaus plexippus) en América del Norte se deba a la pérdida en cantidad o calidad del hábitat entre México y Texas, reveló un estudio conjunto de Estados Unidos y México en el que participa Víctor Sánchez-Cordero, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
El trabajo permite establecer una agenda de investigación para que México contribuya al fenómeno migratorio de la mariposa monarca en dos vertientes: una de ellas, continuar con los esfuerzos que se hacen para disminuir al mínimo la tala ilegal en las zonas núcleo; y, segundo, elaborar un programa de conservación a lo largo de la ruta migratoria que corra a través de una red prioritaria de áreas de conservación, agregó.
Sánchez-Cordero precisó que el estudio, publicado recientemente en la revista Nature Scientific Reports y apoyado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), brinda una nueva perspectiva sobre la disminución de la población de mariposas monarca.
El investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores explicó que, para el trabajo, el equipo encabezado por Jay Diffendorfer, ecólogo investigador del USGS, revisó los impactos del cambio en el uso y la cobertura del suelo, así como la dinámica poblacional de las monarcas entre primavera y otoño durante un periodo de 20 años, y aproximadamente 30 años de variables climáticas en Texas (Estados Unidos), al Este y Centro de México (hasta llegar a la franja volcánica mexicana).
Sánchez-Cordero detalló que esta región es importante porque varias partes de ella son usadas por las mariposas para reproducirse, pero también es significativa para la migración de la monarca en otoño, cuando hace el viaje de un sólo trayecto y “era necesario determinar si se habían presentado cambios en el uso de suelo y la vegetación que se pudieran asociar o correlacionar con los declives o disminuciones significativas y dramáticas observadas en las zonas núcleo para invernar del insecto en la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca (RBMM)”.
Hasta ahora, se tenía la idea de que en su viaje, las mariposas no encuentran ya suficientes recursos (tanto de néctar, como espacios para descansar) y que por ello no llegan con tanta frecuencia a los sitios donde pasan el invierno, comentó.
Por ello, era muy importante determinar si durante la reproducción y migración en primavera y de otoño se encontraba la vegetación usada por las monarcas, especialmente el algodoncillo del género Asclepias, donde los insectos ponen sus huevos y las larvas se alimentan de sus hojas y adquieren sustancias que les son de ayuda contra la depredación.
Sánchez-Cordero precisó: “Lo que encontramos fue que los cambios de uso de suelo y vegetación, en los últimos 20 años, así como los derivados del cambio climático han sido mínimos, lo que da como resultado que las mariposas han encontrado una alta certidumbre de los tipos de vegetación –sobre todo las poblaciones de Asclepias– a lo largo de su ruta migratoria de primavera y de otoño”.
La disminución fue estimada en 2.9 % en el algodoncillo en Texas, pero poco o ningún cambio en México, lo que no quiere decir que la hipótesis se haya invalidado, pues existen variaciones interanuales que no fueron consideradas en el estudio; por ejemplo, factores ambientales como incendios o sequías, que pudieron afectar la producción de néctar o la presencia de Asclepias.
De todos modos, especificó, el estudio ofrece evidencia de que en los últimos 20 o 30 años la migración de las monarcas, tanto en el otoño y la primavera en México y Texas, no ha tenido cambios significativos en la pérdida de su hábitat. De hecho, el hábitat de la monarca en ambas naciones parece relativamente más intacto que en los paisajes agrícolas del medio oeste de los Estados Unidos.
El investigador enfatizó que el trabajo es un ejemplo importante de colaboración científica entre ambos países para establecer bases sólidas en la estrategia de conservación del fenómeno migratorio.
Las fuertes disminuciones en la población invernante se han asociado con una pérdida en las poblaciones de plantas del género Asclepias en todo el medio oeste de la Unión Americana, como resultado de la rápida adopción de maíz y soya, genéticamente modificados y tolerantes a herbicidas.
Luego de los resultados, el investigador destacó que continuarán indagando sobre cuál puede ser la razón para la disminución de la población de monarcas. Sin embargo, además de esto, es necesario seguir con las estrategias de protección del hábitat que ha implementado México.
El académico acotó que, en el caso mexicano, la estrategia seguida por los diferentes gobiernos en los últimos 15 años para la conservación de los bosques de oyamel en las zonas núcleo de la RBMM ha sido muy exitosa; lo que ha reducido al mínimo la tala ilegal, llegando al menos del 5 %.
El hecho de que en esta administración se hayan decretado como Áreas Naturales Protegidas varias zonas adicionales a lo largo de la ruta migratoria de la monarca ha sido muy importante para la conservación del fenómeno migratorio, y esto es un ejemplo mundial de cómo ponernos de acuerdo entre tres países para conservar uno de los fenómenos naturales más impresionantes que existen en el planeta, finalizó Sánchez-Cordero.