Un nuevo estudio de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS) informó de que una carretera notoriamente insegura en Bolivia, apodada "Camino de la Muerte", se ha convertido en un sorprendente refugio para la vida silvestre, ya que el tráfico ha disminuido en un 90 por ciento debido a la construcción de una vía cercana más segura. El estudio se publica en la revista Ecología en Bolivia.
El equipo instaló 35 cámaras trampa a lo largo de 12 km de la carretera y sus alrededores, así como en las inmediaciones de Azucarani, un pequeño asentamiento en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado de Cotapata. Registraron 16 especies de mamíferos medianos y grandes y 94 especies de aves silvestres. Entre los mamíferos se encontraban el ciervo enano (Mazama chunyi), la lapa de montaña (Cuniculus taczanowskii) y el gato oncilla (Leopardus tigrinus).
Las aves incluyen especies endémicas como el pinzón boliviano (Atlapetes rufinucha), la cola de caballo (Cranioleuca albiceps) y la hormiga de cara rufo (Grallaria erythrotis), así como especies vulnerables como el tinamú encapuchado (Nothocercus nigrocapillus) y el águila negra y castaña (Spizaetus isidori), en peligro de extinción.
La Carretera de la Muerte se inauguró en 1930, y con el paso de los años se convirtió en una de las rutas más transitadas del país por vehículos ligeros y pesados, ya que era el único acceso terrestre entre La Paz y el norte de Bolivia.
La estrecha carretera tenía muchas curvas, precipicios de 100 metros y carecía de guardarraíles. Esto, unido a las continuas lluvias, al barro y a la densa niebla, creó una receta mortal para conductores y pasajeros. Se calcula que entre 1999 y 2003 se produjeron una media de 200 accidentes anuales, con un resultado de 300 muertos al año.
Durante décadas, los bolivianos clamaron por una solución a esta elevada tasa de mortalidad. Entonces, en 2007, se inauguró una nueva carretera asfaltada, mucho más segura, en la vertiente opuesta, llamada carretera Cotapata-Santa Bárbara. Gracias a esta nueva carretera, el flujo vehicular en la Carretera de la Muerte disminuyó en más de un 90%, y con ello, el número de accidentes y muertes.
Además, tuvo un impacto positivo en la biodiversidad del entorno. Las carreteras de cualquier tipo causan efectos negativos directos e indirectos en la vida silvestre, como la mortalidad de animales por atropello, la pérdida de conectividad de sus poblaciones y las alteraciones en el comportamiento de los animales y en la abundancia de sus poblaciones causadas por el exceso de ruido, la turbulencia del viento y el aumento de la contaminación química. Por ejemplo, especies como las ranas, los murciélagos y las aves, que dependen del sonido para comunicarse, suelen verse profundamente afectadas por el ruido, que interfiere en las vocalizaciones que utilizan para la defensa territorial o el cortejo.
Entre 1990 y 2005, los guardas del parque vieron pocas evidencias de mamíferos en los alrededores de la Carretera de la Muerte. Sin embargo, esta situación ha mejorado sustancialmente en los últimos años.
Dijo Guido Ayala Crespo, Coordinador de Investigación Científica de la WCS y autor principal del estudio:
"Este estudio aporta una valiosa información al conocimiento de la riqueza y abundancia de mamíferos y aves a lo largo de esta vía, proporcionando una línea de base para el futuro seguimiento a largo plazo. Los resultados también demuestran la capacidad de recuperación de la naturaleza en la naturaleza, y la importancia de la conectividad para las áreas protegidas."