La Paz.- Varias organizaciones se unieron en un proyecto para proteger al sapo Arlequín Tricolor o Atelopus tricolor que se pensaba que estaba extinto en Bolivia, pero tras 17 años encontraron dos individuos de esta especie.
Este pequeño sapo que es característico por sus llamativos colores fue fotografiado en 2020 en la región de Los Yungas de La Paz entre el asombro de los expertos, ya que no había un nuevo registro de esta especie desde 2003, contó la presidenta de Bolivian Amphibian Initiative, Patricia Mendoza.
Luego de 17 años de creer que esta especie estaba extinta en el país debido presuntamente por el hongo quitridio que "ataca" a las poblaciones de anfibios, varios expertos y organizaciones se unieron en un proyecto para conservar y evaluar el estado de población de la Atelopus tricolor.
Es así que Bolivian Amphibian Initiative, Re:wild, Diversidad entre Pendientes, el Museo Nacional de Historia Natural, el Bioparque Municipal Vesty Pakos, Durrell Wildlife Conservation Trust del Reino Unido, Atelopus Survival Initiative, Amphibian Specialist Group Bolivia, entre otros se unieron para conservar esta especie.
La primera fase consistió en ir hasta el lugar donde se fotografió a los dos ejemplares machos para confirmar si se trata de esta especie para luego evaluar su distribución e identificar los factores que la amenazan.
Para ello realizaron una serie de viajes en el que encontraron más ejemplares de este tipo de sapos característicos por los colores amarillo, negro y rojo de su cuerpo que llega a medir entre 23 a 34 milímetros dependiendo si es macho o hembra, explicó la herpetóloga Mendoza.
El sapo Arlequín Tricolor vive en los Andes orientales de Bolivia y Perú y están "muy asociados a cuerpos de agua", actualmente no se tiene registros de la especie en Perú, por lo que Bolivia estaría albergando la única población de esta especie.
La conservación de este sapo es de gran importancia ya que es la única representante de este género de anfibios para Bolivia y cumple el rol de controlador de plagas, como de los mosquitos, que contribuye a tener un "equilibrio en la cadena trófica", enfatizó Mendoza.
Entre las principales amenazas identificadas hasta el momento está la contaminación del agua con botellas plásticas, latas o el uso de detergentes en esas fuentes de agua que afectan a estas poblaciones de anfibios.
De la misma forma la pérdida de su hábitat por la fragmentación de bosques es una de las principales preocupaciones ya que en el lugar hay varias parcelas de cultivos para producir por ejemplo café, coca y algunas frutas.
"Hay parches de bosque en medio de zonas de cultivo, si se utilizan esos espacios, esta población probablemente desaparecería", sostuvo Mendoza.
En diciembre comenzará la segunda fase del proyecto que está enfocado en trabajar con las poblaciones cercanas para que colaboren con la conservación de esta especie y están abiertos a que otras organizaciones se unan para conservar al sapo Arlequín en Bolivia.