En su artículo, el académico Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología, destaca que en pocas décadas han desaparecido las especies que tardarían miles de años en perderse de manera natural. “Se calcula que las tasas de extinción ocasionadas por el ser humano, son entre 100 y mil veces más altas que las de los tiempos geológicos”, enfatizó.
Las desapariciones masivas se debían a desastres naturales, como ocurrió con el meteorito que cayó en Yucatán hace 66 millones de años. Ahora, agregó, este proceso se da por la explotación de recursos naturales y la sobrepoblación humana.
Gerardo Ceballos comentó que de seguir las tasas de extinción de los últimos dos millones de años, las 477 especies de vertebrados que desaparecieron en el último siglo se hubieran perdido en 10 mil años.
Es necesario detener este proceso, no únicamente por razones éticas, morales y filosóficas, sino por sobrevivencia; la ventana de oportunidad se cierra rápidamente.
De no cambiar el modelo de desarrollo actual, se predice que el colapso de la civilización se dará en 2050, a causa de problemas ambientales como el cambio climático. De cumplirse la predicción, a la población que tienen entre 10 y 20 años les queda poco tiempo, sería terrible, alertó el especialista.
México, argumenta en su estudio, es uno de los países con mayor biodiversidad, pero enfrenta grandes problemas ambientales que ponen en riesgo miles de especies, lo que pone al descubierto que el cuidado del entorno debe ser prioridad nacional.
Es necesario detener este proceso, no únicamente por razones éticas, morales y filosóficas, sino por sobrevivencia; la ventana de oportunidad se cierra rápidamente, expuso Ceballos.
Uno de los retos del también presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar es combatir la pesca ilegal del totoaba, que causa la muerte indirecta de la vaquita marina; un kilo de buche de ese pez puede costar 100 mil dólares.
De acuerdo con el especialista es necesario una política pública sólida y seria para contrarrestar los problemas nacionales y globales.
El peso de evitar este colapso ambiental recae en los hombros de esta generación, ya que lo que está en juego es la sobrevivencia de la humanidad, hay que cambiar los patrones de consumo y no adquirir animales silvestres como mascotas, finalizó.