En un mundo que avanza con urgencia hacia la consecución de los objetivos globales de biodiversidad y clima para 2030, es crucial prestar una atención renovada a la equidad en el diseño e implementación de intervenciones para la conservación, adaptación y desarrollo de los océanos.
La humanidad se enfrenta a una doble crisis, tanto climática como de biodiversidad. Sin embargo, según un nuevo estudio publicado en Nature Ecology & Evolution, sin un enfoque centrado en la equidad, corremos el riesgo de llevar a cabo acciones perjudiciales o inadecuadas que podrían afectar la salud y el bienestar humanos, exacerbando la vulnerabilidad de las poblaciones marginadas. Esto, a su vez, podría socavar los esfuerzos políticos conjuntos en materia de clima, conservación y desarrollo sostenible.
Dos acuerdos mundiales clave están redefiniendo la forma en que los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado trabajan juntos para reducir las emisiones globales, estabilizar el sistema climático de la Tierra, combatir la pérdida de biodiversidad y proteger la salud del planeta y de sus habitantes.
El Acuerdo de París, jurídicamente vinculante, compromete a los países a tomar medidas para mantener el aumento de la temperatura global muy por debajo de 2°C por encima de los niveles preindustriales para 2030, mientras apoyan los esfuerzos para adaptarse a los impactos climáticos ya evidentes en todo el mundo. Por otro lado, el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montréal exige acciones urgentes para revertir la pérdida de biodiversidad y poner a la naturaleza en el camino hacia la recuperación, incluyendo la protección del 30% de los océanos mundiales para 2030.
En esta encrucijada, el mundo se apresura a diseñar e implementar acciones para alcanzar estos objetivos sin embargo, si no se considera plenamente quién asume los costos de estas acciones y quién recibe los beneficios, podríamos profundizar la marginación de los más vulnerables.
Aunque los movimientos locales están creciendo en respuesta a largas historias de injusticia social, las voces de los grupos marginados que sufren las consecuencias de una gobernanza desigual de los océanos continúan siendo silenciadas por poderosos intereses económicos y políticos.
El Dr. Joachim Claudet, Asesor Principal de Investigación y Océanos del Centro Nacional Francés de Investigación Científica (CNRS) y autor principal del estudio, subraya la necesidad urgente de un cambio transformador hacia la sostenibilidad oceánica.
Este cambio solo puede lograrse movilizando a los actores oceánicos hacia formas más integradoras y equitativas de desarrollo sostenible, adaptación al cambio climático y conservación. El documento propone puntos de apalancamiento clave con opciones accionables para avanzar en la equidad oceánica.
Entre estas medidas se incluye el reconocimiento y la garantía de una participación significativa de todos los grupos afectados en la gobernanza de los océanos, incluyendo los procesos de ordenación del espacio marino. Por ejemplo, se podría invitar a representantes de pueblos indígenas y organizaciones de pescadores artesanales a participar en reuniones de planificación y formulación de políticas, asegurando que sus voces sean escuchadas y consideradas.
Además, los actores influyentes, como gobiernos, donantes, grandes organizaciones no gubernamentales (ONG) y empresas, deben trabajar para integrar la equidad en sus propios procesos de gobernanza interna, planteándose cómo hacer más inclusivos sus diseños y acciones para lograr resultados más equitativos.
Es posible que se requieran acciones para cambiar normas y estructuras profundamente arraigadas que perpetúan injusticias históricas y actuales en el océano y en las comunidades costeras. Cuando sea necesario y apropiado, podría ser necesario reparar los daños del pasado, donde acciones mal planificadas en los espacios oceánicos, combinadas con los impactos del cambio climático, han comprometido significativamente la salud y el bienestar de estas comunidades.
El Dr. Nathan Bennett, Científico Jefe de Océanos Mundiales de WWF, destaca que cientos de millones de personas dependen del océano y sus voces y necesidades deben ser consideradas en las decisiones relacionadas con el desarrollo de la economía azul, la creación de áreas marinas protegidas y la implementación de acciones climáticas. En resumen, la equidad debe estar en el centro de la gobernanza de los océanos.
La Dra. Stacy Jupiter, Directora Ejecutiva de Conservación Marina de la Wildlife Conservation Society y otra coautora del documento, subraya que seguir con el statu quo no es una opción. Para alcanzar eficazmente las ambiciones mundiales de desarrollo sostenible, cambio climático y biodiversidad en los espacios oceánicos, es necesario que nadie se quede atrás.
Es un imperativo moral y ético reflexionar sobre las posibles consecuencias no deseadas de las medidas de desarrollo y conservación. Poner la equidad en primer plano como principio clave de la política y la práctica es un primer paso necesario para garantizar el bienestar de todas las personas que utilizan y acceden a los océanos y para salvaguardar nuestro planeta.
Este trabajo es producto del Grupo de Trabajo Justicia Azul, financiado por el centro de síntesis CESAB de la Fundación para la Investigación sobre la Biodiversidad.