Ciudad de México.- Bayer llevó a cabo la 5a edición de la Cumbre de Jóvenes por la Agricultura (YAS, por sus siglas en inglés) donde destacó la participación de tres mexicanos, entre ellos, Montserrath González Lagunas, quien se colocó entre los 12 finalistas del premio Thrive for Change, gracias a su proyecto “MADU” que propone producir frutas y vegetales sin tierra, usando como sustrato un bioplástico a base de desperdicios de comida, un compuesto biodegradable que logra reemplazar el trabajo de la tierra en la agricultura tradicional.
La Cumbre de Jóvenes por la Agricultura de Bayer destaca por ser un espacio de participación para proponer soluciones innovadoras y sustentables a los retos de la seguridad alimentaria y la agricultura global.
Esta edición se llevó a cabo de forma virtual debido a las restricciones impuestas por la pandemia y contó con la participación 100 delegados de 45 países de todo el mundo, con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años, seleccionados entre más de 2 mil solicitantes.
Los delegados han estado trabajando con la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDSN, por sus siglas en inglés) en un programa universitario con la tutoría de líderes de la industria, agricultores y ex alumnos de YAS, en la Universidad YAS, donde recibieron entrenamiento de mentores durante 10 semanas, para culminar en la presentación de sus proyectos a un panel de expertos y para competir en los premios Thrive for Change.
"Estos jóvenes llegaron a nuestro programa con la pasión necesaria para marcar una diferencia real a la hora de abordar los desafíos de la seguridad alimentaria en sus comunidades, así como en todo el mundo", dijo Rodrigo Santos, miembro del Consejo de Administración de Bayer AG y presidente de la División Agrícola de Bayer a nivel global. "Se van ahora con planes tangibles para transformar la agricultura y mejorar la vida de millones de personas".
La delegada mexicana, Montserrath González Lagunas, Ingeniera en Biotecnología por el Tecnológico de Monterrey, expresó que “ser parte de la Cumbre ha sido una experiencia sumamente inspiradora. Tuve la oportunidad de aprender de expertos con diferentes perspectivas y culturas, y ha sido increíble ver todo el trabajo que están haciendo, así como su impacto en el mundo. Una de las cosas más valiosas para mí ha sido la oportunidad de compartir, a nivel personal y profesional, el trabajo y esfuerzo de cada uno de los delegados para crear un futuro sostenible y digno para todos a través de nuestros proyectos”.
La innovadora tecnología “MADU”, desarrollada por Montserrath, permite llevar la producción de alimentos a un entorno urbano en formato vertical, el nuevo sustrato puede ayudar a las plantas a mejorar la absorción de los nutrientes y el agua, reduce riesgos de enfermedades botánicas y es compatible con una gran variedad de frutas y vegetales. Esto cobra relevancia ante la urgencia de apoyar a la agricultura urbana, ya que como pronostica la ONU cerca del 70% de las personas vivirán en ciudades para el 2050.
De los tres ganadores a nivel global del premio Thrive for Change, dos son latinoamericanos: el argentino Emiliano Barbero y el boliviano Bruno Ferreira, quienes compartieron el galardón con el nigeriano Chidinma Ezeh. Cada uno recibió de Bayer, un premio por 5 mil euros para ayudarlos a materializar sus proyectos en sus países.
El proyecto “BluTech”, del argentino Emiliano Barbero, propone eliminar la contaminación del agua a través de las microalgas. Mientras que el boliviano Bruno Ferreira presentó “Probá”, una planta de suprarreciclaje (upcycling), que modifica y mejora los alimentos para alargar su vida, disminuir el desperdicio de alimentos, combatir la desnutrición y mejorar el estilo de vida de los agricultores de bajos recursos en Bolivia. Por su parte, la nigeriana Chidinma Ezeh, explicó que su proyecto “FarmCAS” busca romper la brecha de conocimientos en la agricultura de producción de hortalizas.
Cabe mencionar la participación en la Cumbre, de la mexicana Diana Bravo, Ingeniera en Biotecnología, quien presentó un proyecto para el aprovechamiento del hongo Piloderma Olivaceum, que brinda a las plantas la posibilidad de protegerse de la salinidad presente en los suelos, fenómeno que aumentará a nivel mundial, afectando la producción de cultivos, ya que provoca cambios bioquímicos y metabólicos en las plantas.
Por su parte, el mexicano Guillermo Martínez, Ingeniero en Mecatrónica y Científico de Datos, trabajó con un proyecto de modelos de Analítica Avanzada y Machine Learning para mejorar la toma de decisiones en el sector agroalimentario y hacerlas más precisas, y así lograr un mejor desarrollo de las comunidades locales.
Desde su inicio, la Cumbre de Jóvenes por la Agricultura ha tenido un impacto concreto en la formación de la próxima generación de líderes de la agricultura sostenible.
Más de 400 delegados de 50 países diferentes han participado en 5 ediciones del programa hasta la fecha. La iniciativa se realiza cada dos años, para que jóvenes con diferentes perspectivas trabajen y ayuden a dar solución a la pregunta “Cómo alimentar a un planeta hambriento”.