Medellín (Colombia).- Lo que empezó como un pequeño taller de confección en el barrio San Javier, en la Comuna 13, fue transformado en Coentex por la emprendedora colombiana Liz Torres, quien hizo de esta iniciativa una empresa que emplea a una decena de trabajadores que elaboran piezas en "tela no tejida" como politex y liencillo.
"Se vende la idea a la gente de ayudar al medio ambiente al no contaminar más con bolsas plásticas", expresó Torres sobre el eje de su emprendimiento.
Explicó además que en su empresa utilizan tela sometida a un proceso que la hace "rotatoria", pues al terminar su vida útil pasa por una aglutinadora para reutilizar el material y empezar un nuevo ciclo.
"Estas bolsas pueden durar más de seis meses", detalló la dueña de la microempresa en crecimiento, que fabrica 80 mil maletas deportivas y 30 mil bolsas al mes.
La empresa dedicada al "corte y confección en no tejido" tiene además en su portafolio ropa médica y quirúrgica que incluye la fabricación de batas, pantalones, polainas y baberos odontológicos.
Torres aseguró que están en capacidad producir unas 70 mil batas al mes, cifra que esperan superar con el traslado a una bodega más amplia para incluir más máquinas y aumentar el número de empleados.
"Nuestro proyecto es tener una aglutinadora para reducir el desperdicio, aprovechar todo el material y participar en mayor parte del proceso", señaló la empresaria.
Asimismo, aseguró que a futuro proyecta abrir puntos de acopio de bolsas para realizar también un "proceso de reutilización" y así evitar dañar el planeta.
De taller a empresa
En el engranaje de esta empresa cada quien tiene una labor esencial dentro de un proceso que fue pulido para evitar su quiebra en 2018, cuando la falta de planeación y el desconocimiento del negocio puso en aprietos a sus propietarios, que un par de años atrás habían comprado el taller.
Además, perder a su mejor cliente al inicio de este año produjo "caos", aumentó las deudas y sobrecargó de trabajo a los empleados en un intento por compensar la ausencia del mayor ingreso.
"Estábamos tan mal que no tenía la más mínima esperanza de salir del hueco", contó Torres, quien había tomado la decisión de vender.
No obstante, una capacitación en la Corporación Interactuar, que apoya el emprendimiento en Colombia, puso la lupa en las fallas, trajo cambios radicales y afianzó al equipo de trabajo que incluso, según el relato de la gerente, supero sus límites.
El giro implicó que Coentex, además de hacer su aporte en la conservación del planeta, vendiera a sus clientes "tiempo y calidad" al establecer un proceso sistematizado y programar correctamente desde la cotización hasta la entrega del producto ecoamigable.
"Encontramos las fortalezas de cada uno y todos empezaron a rendir más", apuntó la propietaria.
Inicialmente los operarios fabricaban 500 batas al día, pero con ajustes y estímulos la productividad se "disparó" al punto de llegar a las 2 mil batas diarias.
"Cuando lo lograron, ellos no lo creían", dijo Torres, y agregó que ahora los empleados "cambiaron su mentalidad y son ellos los que se ponen la metas".
Esa experiencia salvó a la empresa, que actualmente trabaja para grandes marcas y atiende eventos multitudinarios, al comprender que "no hay límites, uno mismo se pone barreras mentales".
El coordinador de programas de Interactuar, Hárold Tavera, que muchos empresarios han visto como una "oportunidad" que cada vez más las personas quieren cuidar el medioambiente y aportar al planeta.
Por ello, en el caso de Torres destacó la creación de una gama de productos en esta línea que han hecho que "tenga recepción en tantos mercados", especialmente al "adaptarse a la necesidad de las personas y aportar un grano de arena para cambiar los hábitos de consumo".