En la apicultura de México especialistas promueven acciones para preservar la existencia de las abejas, que forman parte de la biodiversidad y son fundamentales para el equilibrio ecológico, la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, informó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
En el marco del Día Nacional de las Abejas, que es conmemorado cada 17 de agosto, Agricultura celebró el segundo Foro de Abejas Melíferas y Apicultura, donde expertos en medicina veterinaria y zootecnia compartieron sus experiencias y conocimientos, así como la apicultura y los trabajos necesarios para impulsar buenas prácticas de manejo, sustentabilidad y mejoramiento genético de las abejas.
Además de abeja europea, en México existen alrededor de dos mil especies y géneros, de comportamientos sociales y solitarios entre las que destaca la Apis (abejas melíferas), Euglossa (abejas de las orquídeas), Bombus (abejorros), Trigona, Melipona (abeja sin aguijón). En México se reportan 46 especies de abejas sin aguijón y algunas de ellas son cultivadas para la producción de miel, se detalló durante el encuentro.
El subdirector de la Coordinación General de Ganadería de la Secretaría de Agricultura, Rodrigo Medellín Pico, recordó que en 1986 fueron detectados oficialmente los primeros enjambres de abejas africanizadas en México y en la actualidad se encuentran distribuidos en todas las regiones apícolas del país.
Dijo que lo anterior, aunado al comportamiento defensivo de estos insectos, condujo a poner en marcha un protocolo de atención por dos grupos técnicos: el del Subcomité Especializado en Ganadería y el de la Red 1: Abejas melíferas y Apicultura de la Estrategia Nacional para la Conservación y Uso Sostenible de los Polinizadores (ENCUSP).
Apuntó que los grupos, integrados por especialistas de universidades, centros de investigación, asociaciones, apicultores, empresas y organismos gubernamentales, estructuraron el protocolo para impulsar la captura y el aprovechamiento de enjambres en abejas melíferas con el fin de sumar esfuerzos y recursos para implementar acciones de forma permanente.
Con esta medida se reduce el riesgo de accidentes, coadyuva en la producción de alimentos y reduce la eliminación de colonias o enjambres, sostuvo el funcionario al subrayar la importancia de los polinizadores en el medio ambiente y su valiosa contribución en la reproducción de las plantas.
La médico veterinario y docente de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de México, Eva Yolotzin Gutiérrez Gamiño, destacó que la apicultura se rige bajo cuatro pilares de la producción: sanidad, manejo, alimentación y genética, y expuso que el medio ambiente es un quinto factor porque sus efectos pueden afectar el proceso de producción.
Señaló que estos elementos son importantes para fortalecer las colonias antes de las cosechas, obtener un acopio abundante de néctar y polen, mejorar la productividad y, por ende, producir mayores beneficios económicos para las comunidades.
La experta refirió que es necesario realizar una rutina de revisión o verificación de los polinizadores, con la intención de verificar la presencia y el comportamiento de la reina, patrón de postura de la colmena, observar las reservas de alimentos y posibles enfermedades, entre otras.
Para garantizar la sostenibilidad y bienestar animal de las abejas, la médico veterinario y ayudante de profesor del Departamento de Abejas de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Regina Mondragón, recomendó tomar como guía el Informe Brambell, de 1965, documento que establece que los animales deben estar libres de hambre y sed; incomodidad física y térmica; de dolor, lesiones o enfermedades; de estrés y de expresar conductas propias de su especie.
En el caso de las abejas, consideró relevante aplicarlo a través de una dieta satisfactoria, apropiada y segura, alojamiento limpio, protección del clima, atención veterinaria y manejo amigable y cuidadoso.
Inocuidad, clave en la producción de alimentos
El integrante de la Asociación Nacional de Médicos Veterinarios Especialistas en Abejas (ANMVEA), Héctor Gallardo Rueda, resaltó que México ocupa el octavo lugar de la producción de miel, al sumar más de 62 mil toneladas, y le siguen Estados Unidos y Brasil.
Señaló que nuestro país exportó casi 50 por ciento –27 mil 443 toneladas– del producto miel durante 2022, de ahí la importancia de apegarse a las normas y estándares internacionales de inocuidad.
Indicó que los productores deben considerar la calidad, la inocuidad y las buenas prácticas de producción y de manufacturación para enviar la miel a otros países y evitar afectar la salud del consumidor final.
Expuso que esos son elementos esenciales tomados en cuenta por el consumidor al momento de adquirir el alimento, y manifestó que los sellos son también parte del valor agregado.
La especialista de la Coordinación General de Ganadería, Prisilla de la Torre, señaló que la inocuidad es necesaria en el proceso de extracción para la comercialización de la miel y, por ende, deben aplicarse buenas prácticas de manejo, programas de higiene y limpieza y contar con personal capacitado para el manejo de alimentos.
Sobre el manejo y envasado refirió que el local –fijo o móvil— debe estar aislado del ambiente, prevenir la entrada de plagas y roedores para ofrecer alimentos con mayor seguridad para el consumidor final.
Programas de mejoramiento genético
El director del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Fisiología y Mejoramiento Animal del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Miguel Arechavaleta Velasco, explicó que las abejas tienen tres castas y sólo dos están especializadas en habilidades reproductivas: las reinas y los zánganos.
Sin embargo, indicó que la biología reproductiva de las abejas impide tener un control total sobre los apareamientos entre estas especies y, ante ello, el INIFAP desarrolla programas de mejoramiento genético y conservación de germoplasma apícola a través de inseminación instrumental.
Detalló que el INIFAP posee el único banco de germoplasma apícola en México, el cual conserva las líneas mejoradas en términos de producción de miel y material genético con característica de origen europeo.