El cambio climático socava los determinantes de la salud y aumenta la presión sobre los sistemas de salud, haciendo peligrar décadas de avances en la promoción de la salud y el bienestar humanos, especialmente en las comunidades más vulnerables.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye, con un nivel de confianza muy alto, que en el futuro aumentarán los riesgos de sufrir lesiones o enfermedades o de muerte debido a una mayor intensidad y frecuencia de las temperaturas extremas, los ciclones, las tormentas, las crecidas, las sequías y los incendios forestales. Se prevé que más del 50 % del exceso de mortalidad que se produzca como consecuencia del cambio climático para el año 2050 tenga lugar en África.
La protección de la salud es una prioridad en casi todos los países y precisa información de alta calidad para fundamentar mejor la toma de decisiones. La información y los servicios climáticos son fundamentales para comprender mejor cómo y cuándo los sistemas de salud y la salud de la población pueden verse afectados por los fenómenos climáticos extremos y los cambios en el clima, y para gestionar los riesgos relacionados con el clima.
La información y los servicios climáticos son fundamentales para comprender mejor cómo y cuándo los sistemas de salud y la salud de la población pueden verse afectados por los fenómenos climáticos extremos y los cambios en el clima, y para gestionar los riesgos. Los productos y servicios climáticos adaptados pueden mejorar la evidencia e información de que disponen los asociados del ámbito de la salud para detectar, monitorear, predecir y gestionar los riesgos para la salud relacionados con el clima.
Existen enormes posibilidades de aumentar los beneficios de la climatología y los servicios climáticos para el sector de la salud y de aumentar su accesibilidad, pertinencia y uso. Solo el 31 % de los SMHN prestan servicios climáticos a un nivel de capacidad "pleno" o "avanzado". Un amplio abanico de asociados gubernamentales, del mundo académico y del sector privado también colabora para subsanar esta deficiencia, lo cual es necesario llevar a cabo de forma sostenible y coordinada.
El calor extremo causa la mayor mortalidad de todos los fenómenos meteorológicos extremos y, sin embargo, solo en la mitad de los países afectados se prestan servicios de alerta por calor a los responsables de la toma de decisiones relacionadas con la salud. Según la publicación Lancet Countdown on health and climate change, el aumento de las temperaturas y el incremento de la población mayor de 65 años han hecho aumentar la mortalidad relacionada con el calor en este grupo de edad aproximadamente un 68 % entre 2017 y 2021, con respecto al período comprendido entre 2000 y 2004.
Según el IPCC, existe un "alto nivel de confianza" en que América Central y del Sur, el sur de Europa, el sur y sureste de Asia y África serán las regiones más afectadas por el cambio climático en lo que respecta a la mortalidad relacionada con el calor en 2100, sobre la base de aumentos de 1.5 °C, 2 °C y 3 °C de la temperatura global.
El IPCC también señala, con un "nivel de confianza muy alto", que se prevén impactos considerables derivados del calor a raíz de la combinación del futuro desarrollo urbano y una mayor frecuencia de las olas de calor, dando lugar a más días calurosos y noches cálidas que contribuirán al estrés térmico en las ciudades.
Los problemas relativos a la calidad del aire, el cambio climático y la salud están interrelacionados. Las medidas de mitigación del cambio climático que contribuyen a reducir la contaminación atmosférica pueden salvar vidas. A pesar de ello, solo el 2 % de los compromisos de financiación climática contraídos por los organismos internacionales de financiación del desarrollo en los países en desarrollo y emergentes se destinó explícitamente a hacer frente a la contaminación atmosférica (en 2015-2021), pese a que constituye la amenaza medioambiental más peligrosa para la salud.
En 2019, la contaminación atmosférica pasó del quinto al cuarto puesto en la escala de los principales factores de riesgo de muerte a nivel mundial, de modo que continuaba superando los impactos de otros factores de riesgo ampliamente reconocidos relacionados con enfermedades crónicas como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la malnutrición.
No se invierte lo suficiente para mejorar las capacidades del sector de la salud, por lo que no está en condiciones de proteger a los más vulnerables. En la actualidad, solo el 0,2 % del total de la financiación bilateral y multilateral para la adaptación apoya proyectos centrados principalmente en la salud, y la inversión en materia de capacidad relativa a la ciencia y los servicios climáticos multisectoriales y eficaces es mínima.
La mayoría de las inversiones hidrometeorológicas no están claramente diseñadas para apoyar los resultados de salud. Esto ha de cambiar.
Para aprovechar plenamente las posibilidades que ofrecen los servicios climáticos para la salud, son necesarios un cambio transformador en el desarrollo institucional y la integración entre los sectores de la salud y el clima.
A raíz de la pandemia mundial de COVID-19, todos los países han experimentado las pérdidas y los daños sociales y económicos que pueden producirse cuando la salud de la sociedad se ve comprometida. Se debe hacer más para preparar a la comunidad del ámbito de la salud frente a las futuras perturbaciones y presiones que pueda sufrir debido a la variabilidad climática y a los efectos perjudiciales del cambio climático.
El Congreso Meteorológico Mundial reunido en 2023 aprobó una estrategia decenal encaminada a promover la ciencia y los servicios integrados en el ámbito del clima, el medioambiente y la salud (2023-2033) en colaboración con la OMS y otros asociados del ámbito de la salud para hacer frente a los desafío.
Ejemplos de beneficios que los servicios climáticos tienen para la salud
En África, los sistemas de seguridad alimentaria y de respuesta a perturbaciones apoyan la protección social en Mauritania y el Sahel. Las organizaciones humanitarias mejoran el abastecimiento de agua limpia y la nutrición mediante medidas de prevención de la sequía en Kenya
En Europa se ha desarrollado una aplicación móvil para informar sobre los riesgos relativos a las olas de calor y la contaminación atmosférica en entornos urbanos. Las observaciones de aeroalérgenos en tiempo real están revolucionando la información de que disponen los usuarios de la aplicación, además de mejorar la salud de millones de personas con alergia en Europa. La herramienta de adaptación climática local que ayuda a las instancias decisorias locales del Reino Unido a determinar medidas de adaptación
En el Pacífico, la mejora del seguimiento integrado de riesgos y de los sistemas de alerta temprana basados en información climática ha ayudado a la población de Fiji a prepararse y responder mejor frente a los cambios climáticos, reduciendo la morbilidad y mortalidad derivada de enfermedades sensibles al clima. Australia ha desempeñado un papel destacado en el desarrollo de la aplicación SunSmart para proteger a la población frente a los niveles nocivos de radiación ultravioleta.
En la región panamericana, se pusieron en marcha sistemas de alerta temprana para el calor y frío extremos en la Argentina con los sectores de la salud y protección civil.
Los boletines sobre el clima y la salud en el Caribe y Colombia mejoran la gestión de los servicios climáticos y de salud ambiental. En el Caribe hay establecimientos de salud inteligentes (resilientes a las condiciones meteorológicas y respetuosos con el medio ambiente). El enfoque de "Una sola salud" ayuda a integrar los servicios meteorológicos, hidrológicos y climáticos en los Estados Unidos de América, mientras que el Canadá utiliza evaluaciones de riesgos basadas en modelos con respecto a la aparición de enfermedades transmitidas por vectores.
En Asia Suroriental, los satélites apoyan la integración de información climática y medioambiental en los sistemas de vigilancia de la salud de Myanmar, así como el desarrollo de un sistema integrado de alerta temprana contra el dengue en Viet Nam y medidas para aumentar la resiliencia de los asentamientos más vulnerables en la República Democrática Popular Lao.