San José.- El jaguar (Panthera onca), el felino más grande y emblemático de América Latina, obtendrá la máxima protección al haber sido incluido en los apéndices de la convención global de las Naciones Unidas que rige la conservación de las especies migratorias.
Hoy solo quedan 64 mil ejemplares en estado salvaje en 19 países del continente americano, los cuales priorizarán la conservación y restauración de la conectividad de los hábitats y buscarán una acción concertada para frenar el aislamiento de las poblaciones de jaguares.
La inclusión del jaguar en los Apéndices I y II de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, también conocida como la Convención de Bonn, fue aprobada durante la 13 Conferencia de las Partes (COP13) en Gandhinagar, India, en el mes de febrero, y dada a conocer por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La medida fue propuesta por Costa Rica con el apoyo de Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay, aunque varios organismos no gubernamentales colaboraron con la iniciativa, como Wildlife Conservation Society, Humane Society International, Panthera e International Fund for Animal Welfare, entre otros.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estima que la población de jaguares ha disminuido entre 20 y 25 por ciento en los últimos 21 años, aunque las cifras podrían ser mayores debido a la dificultad de evaluar poblaciones aisladas.
La pérdida y degradación del hábitat son las mayores amenazas para la supervivencia a largo plazo del felino, que necesita grandes áreas para cazar, criar o aparearse. La caza furtiva y el comercio ilegal de partes de su cuerpo también son amenazas serias.
“La inclusión del jaguar en la Convención de Bonn acelerará los esfuerzos de conservación transfronteriza y proporcionará una plataforma acordada a nivel mundial para que los Estados del área de distribución puedan mantener y restaurar los corredores de migración para la especie”, comentó Amy Fraenkel, secretaria de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres.
El jaguar ahora se encuentra en 50 por ciento de su rango histórico, desde Estados Unidos hasta Argentina. En América Central, el felino solo ocupa 23 por ciento de su rango histórico, y en El Salvador y Uruguay la especie se considera extinta.
“La inclusión de la especie en los apéndices de esta Convención abre una nueva etapa en los esfuerzos de conservación de la región. Así como compartimos la admiración y el respeto por el jaguar, debemos unirnos para garantizar la conectividad de su hábitat en nuestras áreas naturales”, dijo el ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez.
Los cachorros de jaguar permanecen con su madre durante dos años. Luego emprenden un viaje para encontrar su propio territorio en que reproducirse y encontrar presas. Este viaje de emancipación se conoce como dispersión, una etapa en la que un jaguar macho puede recorrer hasta 70 kilómetros, como se ha documentado en Brasil.
Tras encontrar un nuevo territorio, el felino realiza desplazamientos continuos dentro de su área de distribución. Los científicos han registrado rangos de 33.5 kilómetros cuadrados en Belice, y otros de más de mil 200 kilómetros cuadrados, en Brasil y el sur de los Estados Unidos.
En Costa Rica, se han reportado rangos de 25 kilómetros cuadrados en el Parque Nacional Corcovado, y de hasta 80 kilómetros cuadrados en la provincia de Guanacaste.
Durante muchos de estos viajes, los felinos cruzan las fronteras internacionales una y otra vez, especialmente en áreas como Pantanal, Chaco, el sur de Brasil, el norte de Paraguay, el sureste de Bolivia y el istmo centroamericano. Se han identificado 26 áreas transfronterizas en las Américas.
Si los ecosistemas continúan reduciéndose, los jaguares pueden aislarse o viajar incluso distancias más largas y cruzar más fronteras para interactuar y sobrevivir.
El jaguar es una especie “casi amenazada”, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y varios científicos creen que su vulnerabilidad es mayor, porque este indicador no refleja la delicada situación que enfrentan los jaguares fuera del bioma amazónico.
Según un estudio dirigido por expertos del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, si los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza se aplican a cada una de las 34 subpoblaciones, todas ellas, excepto la de la Amazonía, deben considerarse en peligro o en estado crítico.
Con la inclusión del felino en el Apéndice II de la Convención, se abre la puerta a la firma de acuerdos internacionales para garantizar medidas de conservación coordinadas para esta especie.
Los países de la región han avanzado en la cooperación regional. En 2018, catorce naciones lanzaron la Hoja de Ruta 2030 para el Jaguar y designaron el 29 de noviembre como Día Internacional del Jaguar.
Varias naciones de la región también lograron que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres promueva más investigaciones para identificar las rutas de tráfico ilegal de partes y subproductos del jaguar, y en 2019 firmaron la Declaración de Lima sobre el comercio ilegal de vida silvestre, que reconoce a los jaguares como una especie emblemática de las Américas.