México.- El Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire (OCCA) apoya el establecimiento y adopción de medidas para endurecer los criterios de rendimiento vehicular en la Ciudad de México, al considerar que contribuyen a mejorar la calidad del aire y con ello la calidad de vida de los mexicanos, al frenar el calentamiento del planeta y la emergencia climática.
El posicionamiento del organismo de la sociedad civil obedece al rechazo expresado por la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) a las medidas que el gobierno de la ciudad puso en vigor, entre ellas el endurecimiento de los criterios de rendimiento vehicular para la obtención del holograma doble cero.
Ahora los criterios incluyen el componente de eficiencia, con lo que se busca reducir los impactos de la crisis climática: 16 kilómetros por litro (km/lt) para poderlo obtener hasta por dos ocasiones, y 13.5 km/lt por única ocasión. Incorporan además una mayor exigencia de emisiones contaminantes permisibles, con la condición de que los vehículos cumplan con el Tier 2 Bin 5 (estándares de control de emisiones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos).
Los directivos de la industria automotriz argumentaron que es incongruente aplicar medidas “extremas” con los autos nuevos, que son menos contaminantes, y que se trata de un incentivo perverso a la renovación vehicular que no contribuye a la mejora de la calidad del aire, además de ser contradictorio con las normas 042 y 167 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), relativa a las emisiones para la región de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came).
Además, la AMIA argumenta que el Gobierno de la Ciudad de México les da poco tiempo para hacer los ajustes necesarios para mejorar el rendimiento de los vehículos.
El Observatorio estima que la medida hace frente al rezago normativo en materia de eficiencia energética (NOM-163), resultado de la interferencia de la industria para proteger sus intereses particulares ante los intentos de mejora regulatoria.
La AMIA y compañías como Nissan, Toyota, Chrysler, Volkswagen y Ford tuvieron una gran responsabilidad al promover un juicio de nulidad para no permitir que prosperara la NOM-163 en su primera versión (mucho más exigente).
Con respecto a las normas de emisiones 042 y 167, a pesar de que la primera tiene más de 15 años sin actualizarse, los estados tienen la prerrogativa de ser más exigentes que las Norma Oficial Mexicana (NOM), pero no pueden ser más laxos que las mismas.
Respecto de los incentivos, la industria automotriz históricamente ha recibido miles de millones de pesos en subsidios directos (tarifas especiales, reducción de impuestos, suministros de luz, agua y tierra) e indirectos (obras viales e infraestructura orientada al automóvil particular) que benefician a menos de 30 por ciento de la población que se desplaza en un auto particular.
Adicionalmente, la mayoría de las veces el beneficio es para los consumidores de otros países, por el doble estándar que maneja la industria.
La medida implica un desincentivo eficaz para la comercialización de los grandes vehículos contaminantes, las SUV (del inglés Sport Utility Vehicle), los autos de mayor cilindraje y de mayor potencia (aquellos por los que la industria obtiene mayores ganancias).
Las organizaciones que integran el Observatorio consideran que la actualización de los criterios de verificación vehicular ayudará a reducir la brecha derivada del rezago de la normatividad y de justicia ambiental.
Resaltan que se haya introducido por primera vez un criterio de combate a la emergencia climática al poner la eficiencia de un vehículo como condicionante para que pueda circular en los días de contingencia.
Ante la emergencia climática que se vive y los serios problemas de calidad del aire que quitan la vida de, al menos, 17 mil 700 personas cada año en México, según estudios del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), es tiempo de revisar y ajustar las políticas y regulaciones a la industria automotriz, que ha dejado de lado su responsabilidad como uno de los actores que más contaminan las ciudades y contribuyen al calentamiento global.