Con el inspirador lema “Canta, vuela y elévate como las aves”, diversas organizaciones internacionales festejan este año la existencia de las aves migratorias que remontan las fronteras y llevan sus trinos de un país a otro en deslices coloridos a través de los vientos.
La migración de las aves es un viaje lleno de peligros, indica la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Su trayecto lo acechan amenazas causadas por las actividades humanas, ya que estas especies dependen de una serie de sitios a lo largo de su área de distribución, por lo cual la pérdida de espacios de hibernación, descanso y reproducción podría tener un impacto crucial en su supervivencia.
Se les captura ilegalmente con trampas y redes dispuestas indiscriminadamente y se les somete a crueles muertes premeditadas que las colocan al borde de la extinción. En ese estatus se encuentran la espátula menor, el escribano aureolado o el correlimos semipalmeado, migrante de largas distancias que hiberna en la Guyana, Surinam y la Guayana Francesa, y cuya población se ha reducido en un 80%, principalmente por la caza generalizada.
Lo mismo sucede a la grulla siberiana, que es atacada en su ruta migratoria central entre Rusia y la India, según datos de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Ante tal problemática ambiental y con el propósito de celebrar la maravilla natural de la migración de las aves, pero principalmente de generar conciencia sobre la amenaza a la que se enfrenta esta fauna, en 2017, durante la XII Sesión de la Conferencia de las Partes para la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, y en alianza con la Secretaría del Acuerdo para las Aves Acuáticas Africano-Euroasiáticas, surgió el Día Mundial de las Aves Migratorias.
Ese mismo año se conmemoró el primer Día Mundial de las Aves Migratorias en África, Asia y Europa, donde más de 46 países adoptaron el lema: “Las aves migratorias necesitan de tu ayuda ahora”, celebración que tuvo gran resonancia y se extendió al resto del mundo.
Un año más tarde, en 2018, se unieron dos grandes campañas: el Día Internacional de las Aves Migratorias y el Día Mundial de las Aves Migratorias, el primero impulsado por Medio Ambiente para las Américas, y el segundo por el Acuerdo sobre la Conservación de las Aves Acuáticas Migratorias de África y Eurasia y la CMS, para emprender juntos la campaña con el nombre de Día Mundial de las Aves Migratorias, que ya había sido adoptada por el PNUMA en su proclama de 2017.
Hoy día, el PNUMA y la CMS llaman a preservar los hábitats naturales y no interferir, a menos que sea positivamente, en el instinto natural de las aves migratorias, acuerdo en que une a los principales corredores migratorios o corredores aéreos del mundo: África y Eurasia, Asia Oriental-Australasia y América, y la celebración de estos días es una campaña de sensibilización que destaca la necesidad de la conservación de las aves migratorias y sus hábitats.
En 2020, cuando la población mundial vio restringido su movimiento a causa de la pandemia de coronavirus, el Día Mundial de las Aves Migratorias tuvo como lema "Las aves conectan nuestro mundo”, dirigido a incidir en la idea de que es importante conservar y restaurar la conectividad e integridad ecológica de los ecosistemas, para que el equilibrio se mantenga y los ciclos naturales que necesitan estas aves sigan produciéndose.
Este año, el lema "¡Canta, vuela, elévate como un pájaro!" busca inspirar a las personas de todo el mundo en su deseo de proteger a las aves y sus hábitats, toda vez que las aves migratorias desempeñan un papel de vital importancia en el medio ambiente, y gracias a su existencia en el planeta se puede lograr un perfecto equilibrio y así evitar la propagación de plagas que afecten la salud de los seres humanos.
Se llama a tomar conciencia sobre nuestros hábitos de consumo que afectan los hábitats de las aves migratorias, ya que las distintas actividades de los seres humanos han causado un desequilibrio y alteración de alto porcentaje de los ecosistemas marinos y terrestres de todo el mundo.
Por lo común se piensa que las aves migran en invierno en busca de lugares más cálidos. Sin embargo, la razón principal de las migraciones es la disminución de alimento en esta época del año, y por eso vuelan miles de kilómetros para encontrar mejores condiciones ecológicas y el hábitat ideal para su alimentación, reproducción y anidación de sus crías.
Aunque el futuro de las aves migratorias representa el futuro de la especie humana, la caza, la deforestación, la ganadería y la agroindustria han destruido una gran parte de los hábitats de esas especies, lo que las condena a la desaparición. Extensas áreas destruidas por la contaminación con desechos tóxicos ha causado la pérdida paulatina de las aves migratorias, y un 90% de las aves muere por comer plásticos que de manera irresponsable son desechados por los seres humanos.
El PNUMA alerta sobre cómo los patrones migratorios de las aves se están viendo gravemente afectados por la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
A través de sus movimientos estacionales, las aves migratorias nos recuerdan regularmente los ciclos de la naturaleza. Como embajadoras globales de la naturaleza, conectan distintos lugares del planeta, y también relacionan a las personas con la naturaleza y consigo mismas como ningún otro animal.
En todo el mundo mucha gente ha escuchado y observado a las aves como nunca antes; su canto ha sido una fuente de consuelo y alegría, y ha vinculado a las personas entre sí y con la naturaleza durante su estancia en cada lugar.