Las zonas urbanas con más espacios verdes, mayor densidad de edificios e instalaciones, menor densidad de población y ausencia de carreteras principales se han relacionado con mejores comportamientos de salud de los niños.
Una investigación dirigida por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), con el apoyo de la Fundación "la Caixa", identificó esta relación tras estudiar la actividad física realizada por los niños.
El estudio demostró que los niños que viven cerca de más espacios naturales son más activos físicamente, pasan menos tiempo realizando actividades sedentarias, duermen más horas y son más propensos a ir al colegio a pie o en bicicleta.
Los estudios anteriores se habían centrado sólo en el efecto del entorno urbano en los adultos y no exploraban todos los factores, mientras que este nuevo estudio exploraba los efectos en mil 581 niños de 6 a 11 años de seis países europeos.
Una gran proporción, el 63.6%, no cumplía las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de realizar al menos 60 minutos de actividad física al día, y el 58.6% de los niños pasaba más de dos horas al día viendo la televisión o jugando a videojuegos.
"Nuestros hallazgos tienen implicaciones para las políticas de planificación urbana", dijo Martine Vrijheid, directora del programa de Infancia y Medio Ambiente de ISGlobal y última autora del estudio. Las intervenciones de salud pública tienden a centrarse en influir en los comportamientos individuales en lugar de abordar los determinantes más amplios del sistema que impulsan estos comportamientos y amplían las desigualdades en materia de salud.
Nuestros datos refuerzan la necesidad de dar prioridad al diseño urbano para mejorar los comportamientos que promueven la salud en los niños y prevenir la mala salud en los adultos".
Los investigadores identificaron 32 características de los entornos urbanos, como la densidad del tráfico y los espacios verdes y azules, y calcularon la exposición de los niños a estos elementos cerca de sus hogares y escuelas.
También recopilaron información sobre los hábitos de salud de los niños, incluido el tiempo que dedicaban a la actividad moderada o vigorosa, la actividad física fuera del horario escolar, los desplazamientos activos y las actividades sedentarias, como el sueño.
Según los resultados, los desplazamientos activos aumentaron y el tiempo dedicado a actividades sedentarias disminuyó en los lugares donde los niños estaban más expuestos a espacios verdes.
La cercanía a una carretera principal también se asoció a una menor duración del sueño, ya que los que vivían cerca dormían unos 5 minutos menos cada noche que los que no lo hacían.
Los resultados sugieren que es necesario aumentar el número de espacios verdes y la vegetación en las calles, según los autores del estudio.
Vrijheid añadió: "Necesitamos más investigaciones que incluyan otros indicadores urbanos que puedan ser relevantes para el comportamiento de los niños y adolescentes, como las zonas peatonales y las instalaciones deportivas (por ejemplo, mesas de ping-pong, pistas de voleibol, etc.), y que analicen más países y zonas menos estudiadas para evaluar mejor cómo afectan los cambios en el entorno urbano al estilo de vida de las personas".