México.- El 90 por ciento de quienes se dedican a la pesca en México se agrupan en la categoría de artesanal, caracterizada por el uso de múltiples técnicas de captura. Tan sólo en la Península de Yucatán, en donde hay 24 comunidades costeras, aproximadamente 30 mil personas dependen directamente de esta actividad, señaló Silvia Salas Márquez del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional Mérida (Cinvestav).
Las investigaciones en torno a la pesca artesanal, por lo general, se orientan a evaluar la cantidad disponible de un recurso del mar para establecer cuánto se puede extraer, cuándo y con qué técnica de captura.
Lo que no se tiene en cuenta, de acuerdo con Salas Márquez, del Departamento de Recursos del Mar, es que esta actividad suele ser poco selectiva y se llegan a capturar diferentes especies, con múltiples artes de pesca, junto con las de mayor importancia comercial, lo cual podría impactar en la biodiversidad marina y su hábitat.
De ahí que la investigadora trabaja en un proyecto para entender cómo operan las pesquerías artesanales en Campeche, Yucatán y Quintana Roo, y analizar si los esquemas de gestión tradicionales son viables en el contexto de las diferentes comunidades costeras.
En el estudio se toman en cuenta los aspectos biológicos, económicos y sociales de la pesca artesanal, entre ellos: el tipo y las características de las especies capturadas, su grado de explotación, los precios en los mercados nacional e internacional, la contribución de la pesca en las comunidades costeras (alimento, ingresos y empleos); así como el contexto social de cada una éstas.
Derivado de este proyecto, en el que colaboran investigadores y estudiantes del Cinvestav, la UNAM y del Instituto EPOMEX de la Universidad Autónoma de Campeche, se va a generar un catálogo de las especies que forman parte de las pesquerías artesanales de la Península de Yucatán y otro sobre las técnicas de pesca utilizadas.
También se realizarán reportes con información de mercados, de la dinámica de operaciones pesqueras, de aspectos socioeconómicos de la actividad; además de catálogos, trípticos y talleres para socializar los resultados obtenidos con los pobladores de las comunidades costeras.
Por lo anterior, el grupo encabezado por Silvia Salas, asiste cada mes a las comunidades incluidas en el estudio con el objetivo de realizar entrevistas a los pescadores, visitar los mercados e identificar si las especies capturadas se venden a nivel local, nacional o internacional. Adicionalmente, se revisan estadísticas, a partir de fuentes oficiales, acerca de capturas, precios y cifras de exportación.
La integrante del Sistema Nacional de Investigadores también trabaja en ubicar las zonas de mayor pesca a fin de entender por qué recurren a ellas los pescadores, para esto es necesario clasificar los tipos de fondos marinos de la región y establecer si están asociados a un alto índice de diversidad de especies marinas.
Hasta el momento, de los resultados obtenidos en el proyecto destaca que los pescadores de 10 comunidades costeras, entre ellas Champotón en Campeche, Río Lagartos en Yucatán, y Puerto Morelos en Quintana Roo, tienen alta dependencia económica sustentada en pocas especies.
De un promedio de 140 especies que se capturan, entre el 10 por ciento y el 15 por ciento llegan a tener precios elevados, es el caso del mero, pulpo, langosta, boquinete, robalo y camarón, además varias de ellas son productos de exportación.
“Este es un dato relevante porque el valor económico de una especie podría generar cambios en los patrones de captura de los pescadores y llevar a la sobreexplotación de algunos organismos marinos, como ha sucedido con el mero”, mencionó Salas Márquez.
Sin embargo, se ha vuelto un reto identificar a todos los organismos que son capturados junto a los de importancia comercial y en qué cantidad. De llenar esos vacíos de información se podría evitar que especies no sobreexplotadas terminen en dicha situación, agregó la integrante de la Red Internacional de Costas y Mares y de la Red de Mero de Yucatán.
Acerca de las implicaciones de este tipo de investigaciones, Salas Márquez dijo que éstas no se limitan a la evaluación de los recursos para generar planes de manejo, ya que los resultados pueden ser útiles en el desarrollo de estrategias que garanticen la continuidad de la pesca como actividad económica, a la par de la conservación de los ecosistemas marinos.