La economía y la población mexicanas dependen en gran medida de la agricultura y los recursos naturales, como los bosques y selvas. A su vez, la mayoría de los sistemas agrícolas y forestales dependen del clima y, considerando las variaciones proyectadas en temperatura y precipitación derivadas del cambio climático, estos se verán seriamente impactados.
Por ejemplo, se proyecta una disminución de la superficie cultivable y los rendimientos agrícolas debido al cambio climático, lo que generará mayores dificultades para reducir la pobreza y la pérdida de biodiversidad.
En México, los principales cultivos (maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz y soya) podrían llegar a tener reducciones en rendimientos de entre 5% y 20% en las próximas dos décadas y de hasta 80% a finales del siglo.
Los componentes del sector de Uso de Suelo, Cambio de Uso de Suelo y Silvicultura (USCUSS), que incluyen agricultura y bosques, son factores clave en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Las emisiones GEI del sector representaron el 14.59% del total de emisiones nacionales en 2015, de acuerdo con el último Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero publicado (INECC, 2018). La dinámica de cambio de uso del suelo ya ha alterado más de dos tercios de los bosques originales del país, produciendo un aumento de más del 30% en las emisiones de GEI en 2015, equivalente a 18.797 toneladas de CO2e.
De acuerdo con la plataforma Global Forest Watch, entre 2001 y 2020, las emisiones relacionadas con los bosques en México fueron de 84.6MtCO₂ por año, generadas principalmente por la deforestación y los incendios forestales. Durante este mismo periodo, los bosques capturaron 211MtCO₂e por año, lo cual representa un flujo neto de carbono de -126MtCO₂e/por año.
Sin embargo, el sector también puede ofrecer importantes oportunidades para abordar y adaptarse al cambio climático. Desde los años sesenta, los bosques, el suelo y los océanos han absorbido el 56% del CO2 emitido a la atmósfera.
Según estimaciones recientes, las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), como la reforestación, la agrosilvicultura, la restauración del suelo y el manejo de pastizales, pueden contribuir con más del 20% de las metas de reducción de emisiones de GEI de México para 2050.
Además, la captura de carbono y la reducción de emisiones se pueden impulsar a través de políticas específicas, como las que tienen como objetivo aumentar los rendimientos agrícolas, disminuir la tala ilegal, aumentar la restauración forestal y promover la gestión comunitaria de los bosques.
Un marco institucional sólido
México cuenta con un marco institucional sólido para enfrentar el cambio climático y aumentar la resiliencia, por ejemplo, el Programa Especial de Cambio Climático (PECC) y la Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC), enmarcadas en la Ley General de Cambio Climático.
Además, el país cuenta con ejes estratégicos transversales, vinculados a acciones de mitigación y adaptación a través de ecosistemas y sectores productivos en diversos programas, entre ellos el Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Promarnat) 2020-2024, el Programa Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural 2020-2024, y el Programa Nacional de Agua (PNH) 2019-2024.
En octubre de 2019, la SEMARNAT publicó las Bases Preliminares del Programa Piloto del Esquema de Comercio de Emisiones (Mercado Nacional de Carbono).
Este programa tiene el potencial de contribuir al cumplimiento de los compromisos climáticos sectoriales de México y al desarrollo bajo en carbono. Adicionalmente, se está trabajando en la implementación de un Protocolo forestal para compensaciones de carbono en el marco del Esquema de comercio de emisiones, que, junto con el programa de prueba de SCE, puede brindar oportunidades a las comunidades forestales, los gobiernos locales y las autoridades nacionales para fortalecer la estrategia de mitigación del cambio climático, vinculado al sector USCUSS. Este protocolo forestal, define los lineamientos para que la cuantificación de las remociones de carbono de los proyectos forestales sea completa, precisa, consistente y transparente.
Por otro lado, a partir del 2021, las reglas de operación de CONAFOR otorgarán apoyo para proyectos de captura de carbono. Aunque aún no se conocen los criterios operativos, esto brindará incentivos para promover la emisión de créditos de captura de carbono entre comunidades, ejidos y propiedades privadas, esto es un gran avance para posicionar la importancia de los dueños forestales en la lucha contra el cambio climático.
Es fundamental resaltar que las metas del Acuerdo de París no se lograrán mediante acciones en un solo sector. Las iniciativas de compensación de emisiones, así como todos los esfuerzos que se realicen en el marco de las estrategias de SbN, no pueden remplazar la acción contundente en otros sectores, como generación eléctrica, industria y transporte.
Hacia un mejor manejo de los ecosistemas
A pesar del amplio marco institucional y de políticas transversales del país, aún existen desafíos en la implementación de estas estrategias y programas. Por ejemplo, las políticas para promover el desarrollo no toman en cuenta los efectos negativos de las actividades productivas en los paisajes que las sustentan, ni consideran la necesidad de restaurar los servicios de los ecosistemas.
Además, los costos económicos y sociales de la inacción frente a la degradación de los ecosistemas no se reconocen ni se consideran durante la formulación de políticas. No existe una coordinación interinstitucional e intersectorial que contribuya a promover las SbN, a pesar de que algunas de estas, como la Adaptación Basada en Ecosistemas, aparecen cada vez más en el discurso y la agenda pública.
En esta década que inicia, denominada por la ONU como el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030, México tiene la oportunidad de revertir la tendencia de degradación ambiental y potenciar los sumideros de carbono, estableciendo prácticas y objetivos que ayuden a reparar la estructura, función, diversidad y dinámica de los ecosistemas.
El PIB de México es altamente dependiente de los recursos naturales; el Producto Interno Neto ajustado Ambientalmente, que es el indicador que muestra el impacto ambiental ocasionado por la producción de bienes y servicios, ha representado en promedio el 78.8% del PIB desde el 2003 hasta la actualidad. Invertir en la naturaleza puede traer beneficios significativos, que incluyen generación de empleo, mayor resiliencia, aumento de rendimiento y productividad, entre otros.
En este sentido, es importante revisar, mejorar y fortalecer políticas pertenecientes al sector USCUSS, como las que promueven la restauración, reforestación, agroforestería, silvicultura y pago por servicios ecosistémicos, ya que estas no solo generan beneficios económicos y sociales, sino que también funcionan como SbN, aumentando el secuestro de carbono y la resiliencia de las personas y los ecosistemas frente a los impactos climáticos.
Ciertos programas gubernamentales como el Pago por Servicios Ambientales Hidrológicos o el Programa de Compensación Ambiental por Cambio de Uso de Suelo en Terrenos Forestales , cuando están bien implementados, contribuyen a aumentar la participación comunitaria y la propiedad de sus recursos forestales.
Además, un programa puede ser el comienzo de una economía local más grande, proporcionando recursos para iniciativas paralelas y certificaciones, como iniciativas de ecoturismo, certificaciones orgánicas o actividades productivas sostenibles.
El desarrollo de capacidades dentro de los proyectos son iniciativas clave y novedosas, como los mercados de carbono o ciertas certificaciones, que requieren instrucción y entrenamiento para asegurar que las comunidades comprendan las implicaciones de participar. A su vez, se aumenta el compromiso de la comunidad con proyectos y temas como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Es primordial dotar los programas locales con visión de paisaje y traducir la conservación, manejo mejorado y restauración en abonos a indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), intersecando objetivos como el 13 Acción por el Clima y 15 Vida de Ecosistemas Terrestres.
El trabajo de WRI
WRI México trabaja con Comisiones y Secretarías del gobierno de México en la implementación de proyectos de planeación territorial, generación de capacidades locales y restauración y conservación de ecosistemas, poniendo a los dueños de la tierra en el centro de las iniciativas y programas.
En colaboración con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y con apoyo de HSBC, WRI México impulsa el manejo comunitario y restauración de manglares en cuatro sitios del país. A través de trabajo con pobladores locales, cooperativas e instituciones académicas, se restaurarán más de 600 hectáreas y se contribuirá a los medios de vida costeros, a la vez que se impulsa la conservación de miles de hectáreas de manglar, así como los servicios ecosistémicos asociados a las mismas.
Además, con recursos de la Iniciativa IKI del gobierno alemán, y en colaboración con otras organizaciones, WRI está diseñando un programa que, durante los próximos 5 años, trabajará en 9 estados de la República con el fin de aumentar la resiliencia de pequeños productores rurales a través de una mejor planeación del territorio, mejoras en los sistemas productivos -con un enfoque de adaptación de ecosistemas- e implementación de esquemas innovadores que faciliten el acceso a recursos financieros.
Asimismo, en colaboración con Pronatura México y con el apoyo de USAID, WRI México implementa el proyecto Co2munitario, que tiene como finalidad el desarrollo de capacidades en organizaciones locales y comunidades indígenas en México para el manejo forestal comunitario, generando créditos de compensación forestal.
Los bonos generados por estas organizaciones y comunidades bajo el Protocolo de Climate Action Reserve serán ofrecidos al sector privado para su compra, los ingresos de la venta pertenecen a las comunidades, buscando proveer incentivos adicionales para el manejo y conservación de los bosques y selvas del país.