Rhode Island.- El desplazamiento de las especies marinas hacia los polos podría causar estragos en las redes alimentarias y poner en peligro los medios de vida de las personas que dependen de las pesquerías clave, dicen los investigadores.
“Estos son cambios que se dan en comunidades locales establecidas”, dice el coautor del estudio, Martin Genner, ecólogo de peces de la Universidad de Bristol, en Inglaterra. “Se trata de cambios en las especies que las personas conocen en su entorno, en la abundancia de las cosas que ya están allí”.
El estudio, publicado en Current Biology, analiza cómo 304 especies marinas, incluidos fitoplancton, pastos marinos, algas, peces, reptiles, mamíferos y aves marinas, han cambiado durante el siglo pasado.
Se trata de cambios en las especies que las personas conocen en su entorno, en la abundancia de las cosas que ya están allí
Los investigadores reunieron datos de la abundancia de 540 mediciones tomadas en los océanos de todo el mundo desde finales de 1800, desde el océano Ártico al norte de Alaska y a través del ecuador hasta el océano Austral frente a la Antártida, y descubrieron que los estudios realizados más cerca de los polos tenían más probabilidades de mostrar aumentos en la población de alguna especie, y que aquellos más cercanos al ecuador tenían más probabilidades de mostrar una disminución.
Jennifer Sunday, ecologista del cambio climático en la Universidad McGill, afirma que muchas especies marinas están adaptadas y, por lo tanto, son sensibles a un rango de temperaturas más estrecho que las especies terrestres.
Como resultado, es probable que los organismos marinos se vean afectados de manera más dramática por el calentamiento global. Las especies terrestres pueden ser menos vulnerables a perder sus rangos ecuatoriales “porque tienen todo tipo de microhábitats”, como madrigueras u otros lugares donde pueden refrescarse, explica Sunday.
Aunque el estudio no se centró en los mecanismos exactos que causan los cambios en la abundancia marina, Genner dice que no se trata simplemente de una migración de especies, sino más bien de ver si pueden sobrevivir donde están.
Mientras algunas especies pueden adaptarse a los cambios de temperatura al expandirse hacia el extremo de su rango hacia el polo, muchos no pueden hacerlo. Por ejemplo, dice, “si una especie de costa rocosa en el sur de Tasmania no halla ninguna similar más al sur, ¿a dónde va? Las especies que no pueden adaptarse o moverse hacia los polos, pueden finalmente extinguirse”.
El cambio en las concentraciones de las especies puede tener efectos en cascada en los ecosistemas. Algunas especies que se expanden hacia las regiones polares a medida que las aguas se calientan, pueden poner en riesgo la pesca local, afirma Genner.
En un caso, un crustáceo parásito llamado “piojo de mar” podría convertirse en un problema para los productores de salmón en el Reino Unido. “Actualmente, pueden mantenerlos a raya, pero si aumenta la temperatura en un grado o dos, esas poblaciones podrían incrementarse y amenazar la viabilidad de la industria salmonera”.
Steve Murawski, biólogo pesquero de la Universidad del Sur de Florida, señala que a medida que las especies desaparecen de su área de distribución, el cambio afecta los recursos disponibles para las personas que viven en las zonas afectadas, y hay que considerar que una gran parte de la población mundial depende del pescado como fuente principal de proteínas.
Hay una necesidad crucial de monitorear la distribución y abundancia de animales en el mundo en desarrollo
La posibilidad de este problema es particularmente cierto en los trópicos, donde los animales tienen un alcance más estrecho para adaptarse a los océanos que se están calentando, porque se han acercado a los límites superiores de su tolerancia térmica, por lo que se alejan de las áreas ecuatoriales del mundo, donde está la mayoría del mundo en desarrollo, comenta Murawski.
Señala que “cuanto más se alejen estos recursos de las comunidades tradicionales y los centros de población, se creará inseguridad alimentaria. Hay una necesidad crucial de monitorear la distribución y abundancia de animales en el mundo en desarrollo”.
Los cambios también significan que algunos depredadores podrían perder a sus presas, indica Murawski, porque muchos de los animales más sensibles a la temperatura tienden a ser especies pequeñas que forman las bases de las cadenas alimentarias, y su pérdida podría modificar esas cadenas, haciendo difícil la supervivencia de los depredadores.
Genner sugiere que, debido a que las especies marinas están sujetas a muchos elementos estresantes, además del cambio climático, deben realizarse programas de conservación que aborden esos factores, como la sobrepesca o la pérdida de hábitat, a fin de amortiguar los impactos del aumento de temperatura.
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