México.- Durante el webinar “Impacto del COVID-19 y de la caída de precio del petróleo en el sector energético renovable en México” se indicó que las Pymes energéticas enfrentan el dilema ocasionado por la pandemia del coronavirus (COVID-19).
El evento fue organizado por Conexión Mirec, en el que participaron Angie Soto, directora general de Nexus Energía; Alejandro de Keijser Torres, subdirector de Mercados de Energía, en Deacero, y Paolo Salerno, especialista en Energía.
Soto afirmó que se vive una situación bastante crítica en la industria energética, porque en el primer trimestre del año la demanda estuvo por debajo de la media, lo cual tendrá repercusiones en el precio del petróleo, que se sumarán a la baja en la calificación crediticia y al aumento en el tipo de cambio.
A pesar de eso, consideró que las energías renovables tienen posibilidades de competir en el mercado, para que el consumidor pueda elegir la generación eléctrica que más le convenga, considerando que el 37 por ciento de la demanda proviene de la industria; 26 por ciento, de la industria mediana y 11 por ciento de la gran industria, así como 17 por ciento es residencial.
Para ello, dijo, es necesario que haya más de un comprador en el mercado, pero hay que buscar la forma de dar certidumbre a las inversiones, porque el disparo del precio del dólar no beneficia en nada a la industria de energía renovable, porque no garantiza el retorno de la inversión en los tiempos programados y, a la fecha, ya se han detenidos muchos procesos de negociación.
Paolo Salerno mencionó que el cambio de la calificación crediticia de México y, por lo tanto de la Comisión Federal de Electricidad y de Petróleos Mexicanos, y que la economía nacional esté muy vinculada con el petróleo, ha tenido como resultado que los costos de los nuevos proyectos de energías renovables se incrementen hasta en 35 por ciento.
Apuntó que de 2018 a 2020, la calificación mexicana ha retrocedido tres escalones, estando a punto de convertirse en “bono basura”, que sólo conviene a los especuladores y en el cual no se aconseja invertir. Esta baja de las calificaciones disminuye el grado de inversión en el país y genera escasez y carestía de los créditos, agregó.
Esta baja afecta la liquidez de las pequeñas y medianas industrias, quienes por lo general no contratan seguros para estas eventualidades y son las que más se encuentran en riesgo de cierre, debido también a la inactividad provocada por la COVID-19.
Por su parte, Alejandro de Keiser informó que en México la demanda pico horaria durante el mes de abril, en cuanto a energía eléctrica, tuvo una caída superior a 10 por ciento, además de que por falta de redes transmisoras de energía se están desperdiciando las energías renovables y el gas natural, que se están acumulando en el norte y noroeste del país.
“Tenemos la tormenta perfecta en los precios, pero el 85 por ciento del mercado tiene que estar conectado en el mediano plazo, o entonces se corre el riesgo de una gran debacle, porque habrá sobrecapacidad de energía eléctrica y gas natural. Hay que invertir en transmisión”, advirtió.
Los panelistas consideraron que el gran dilema que enfrentan las pequeñas y medianas empresas del sector es invertir o sobrevivir, y “si las Pymes quiebran, se va para abajo la economía y todo el país”, señalaron.
Lo importante ahora, concluyó Keijser, es crecer, no ganar.
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