Achocalla, Bolivia.- Dos millares de "ecoladrillos" hechos de botellas PET rellenas con residuos plásticos, un techo ecológico, pintura libre de tóxicos y un piso a base de neumáticos reciclados dieron forma a un aula de música para los niños de una escuela boliviana.
Los beneficiarios son los cerca de 80 pequeños de la Unidad Educativa Willcacota, en el municipio de Achocalla, colindante con La Paz y El Alto, donde este jueves se inauguró esta "ecoaula".
La iniciativa fue impulsada por Carolina Vaca Guzmán, directora de Extend Verde, la división ecológica de la firma de comunicación corporativa Extend Comunicaciones Bolivia, a la que se sumaron voluntarios, profesionales, empresas e instituciones, incluido el Ejército boliviano.
"El objetivo es mostrar a la población que sí se puede construir con materiales ecológicos y sostenibles", explicó Vaca Guzmán.
La joven comenzó a gestar la idea hace unos cuatro años con algunos "intentos fallidos", hasta que hace dos años, mediante la Universidad Privada Boliviana, conoció la unidad educativa y vio las necesidades que tenían, entre ellas la de contar con un aula de música.
Así comenzaron las campañas para concienciar a la gente sobre los residuos y la posibilidad de que se vuelva un hábito construir "ecoladrillos" en sus casas para evitar que los desechos plásticos lleguen al vertedero.
El proceso
Un "ecoladrillo" es una botella PET rellena con residuos como bolsas y envolturas plásticas, algunos tipos de papeles, bolsas de leche o refresco, entre otros.
Lo que no se puede usar para rellenar un "ecoladrillo" son residuos orgánicos o pilas, y además hay que asegurarse de que el material que se emplee esté limpio y seco para evitar problemas posteriores de descomposición.
Según Vaca Guzmán, en un principio se recibían unos diez "ecoladrillos" por mes, pero a la par de la pandemia de la covid-19 la cantidad subió a 400 por semana.
En total llegaron a recolectar 6 mil "ecoladrillos", de los que 2 mil fueron al aula, en la que también se empleó un techo ecológico, una pintura libre de tóxicos y el piso está hecho con neumáticos reciclados.
Para la construcción, los "ecoladrillos" fueron colocados en palés o armazones de madera y en los muros hay partes donde se puede observar esto.
También se tiene una mesa elaborada con antiguos videocasetes y en los exteriores se lucen una especie de protectores para árboles en crecimiento hechos con "ecoladrillos".
El diseño es de tres estudiantes de Arquitectura de la UPB, en tanto que los voluntarios tuvieron en el último año un arduo trabajo de control de calidad de los "ecoladrillos" para detectar que estén compactos y tengan el relleno adecuado.
El aula se comenzó a construir hace cuatro meses, con una obra gruesa a cargo de cuatro soldados del Ejército.
Niños conscientes
Los escolares también pusieron de su parte y aprendieron a hacer "ecoladrillos", destacó la directora encargada de la escuela, la profesora Nicolaza Cuela.
"También los niños han trabajado, han aprendido a no botar la basura por cualquier lado. Ellos siempre trabajaban, tenían sus botellas y ahí iban reciclando las basuras", dijo Cuela.
La maestra explicó que tenían "mucha curiosidad de saber cómo iba a terminar" la campaña y calificó de "muy linda" la infraestructura.
"Hemos visto que ha sido de mucha importancia esto. Anteriormente en las aulas había basura, pero han aprendido los niños a no botar la basura, sino meterla a la botella", agregó.
Para celebrar la entrega de la obra, las madres de los pequeños prepararon un "apthapi", una comida comunitaria.
Extend Verde continúa recolectando "ecoladrillos"; ahora apunta a rellenarlos sobre todo con mascarillas quirúrgicas desechadas y previamente desinfectadas ante el problema que se ha generado con esos desechos por la pandemia.
Estos nuevos "ecoladrillos" se emplearán además en la construcción de casas para perros de albergues que las requieran.