Santiago de Chile.- El cambio climático provocará un aumento de las temperaturas mínimas y máximas de Chile y un descenso de las precipitaciones en un promedio del 60 %, condiciones que dentro de cien años harán que el norteño desierto de Atacama, el más seco del mundo, se extienda hasta el centro del país.
Si bien en ese momento las condiciones de la zona central de Chile serán ya técnicamente las de un desierto, el paisaje aún lo mostrará como tal, pues para ello hará falta una degradación mas intensiva del territorio, un proceso más lento que requería más años.
Así lo explicó el profesor Manuel Paneque, quien lideró un equipo de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile que realizó un estudio para proyectar el impacto del cambio climático en el país para el resto del siglo XXI.
La investigación, publicada por la prestigiosa revista "Climate Dynamics" de Springer Nature, analizó las tendencias de temperaturas y precipitaciones en 400 puntos del país bajo distintos modelos de simulación -en función de diferentes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero-, para tres períodos: 2016-2035, 2046-2065 y 2081-2100.
En el peor de los escenarios, los resultados advierten de un aumento de las temperaturas mínimas y máximas de Chile de 4°C y 6°C, respectivamente, dentro de cien años, momento en el que las precipitaciones disminuirán un promedio de un 60 % entre el norte y el centro-sur del país.
"El país tiene condiciones particularmente favorables para atenuar la magnitud de los cambios en las temperaturas, no así en el caso de las precipitaciones, las que se espera sigan disminuyendo durante varias décadas más, amenazando seriamente a los recursos hídricos", dijo Paneque.
Alarmante proyección de precipitaciones
En su opinión, "las proyecciones de precipitación son bastante alarmantes, con un descenso del 60 % de aquí a cien años", porcentaje que resulta del promedio de seis modelos distintos de análisis, que oscilan entre unas pérdidas de precipitaciones de entre el 40% y el 80%, explicó.
Este descenso conlleva una pérdida de 6 mm de precipitación respecto a la cantidad habitual, para alcanzar únicamente a recoger un total 250 mm de lluvia al año, dato que sitúa al territorio como una zona desértica, técnicamente.
En base a estas proyecciones, la zona central de Chile será una de las más afectadas, dado que es donde se espera un mayor aumento de temperaturas mínimas y máximas, así como también disminuciones significativas en las concentraciones de precipitación.
Una de las principales consecuencias de estos escenarios a futuro tiene relación con el desplazamiento de la isoterma 0 a zonas más altas, lo que a su vez reduciría las áreas con almacenamiento de nieve y, por lo tanto, afectaría la disponibilidad de agua dulce.
El paisaje desértico tardaría más en llegar
"No significa que vaya a ser un desierto porque eso es un proceso que se van dando de forma muy lenta, pero va a haber una crisis hídrica producto de la poca cantidad de agua", indicó el Paneque, autor del estudio junto a los investigadores Juan Manuel Uribe, Daniela Araya-Osses, Ana Casanueva y Celián Román-Figueroa.
En cualquier caso, afirmó que sí se dará un cambio en la fisonomía del territorio que incidirá en la desertización, con suelos más secos y una limitación de la cobertura vegetal que afectará a los cultivos y que en última instancia generará problemas para la alimentación.
"Son fenómenos irreversibles en este minuto porque el nivel de impacto de nuestras acciones sobre el medio es brutal", aseveró el investigador, que abogó por un cambio en las políticas del agua para apoyar la acción climática y la sostenibilidad.
Asimismo, indicó que el estudio sirve para preparar el futuro y comenzar a desarrollar plantas que tengan un bajo requerimiento hídrico y que sean capaces de soportar el déficit hídrico por largos periodos de tiempo.