Londres.- De acuerdo con el estudio "Reconstruyendo la vida marina", publicado en la Revista Nature, la capacidad del océano para apoyar al bienestar humano se encuentra en una encrucijada debido al impacto del cambio climático, pero en los últimos años ha dados muestras de que es posible restaurarla.
Como ejemplo, los autores Carlos Duarte y Susana Agusti, ponen de manifiesto el caso de las ballenas jorobadas que migran de la Antártida al este de Australia y que pasaron de unos cientos de ejemplares, en 1968 (antes de que se prohibiera la caza de ballenas), a más de 40 mil en los últimos años.
Asimismo, destacan la multiplicación de elefantes marinos del norte, que de ser apenas unos 20 en 1880 se multiplicaron por miles y hoy cuentan con más de 200 mil; y el incremento de mil 410 por ciento en la población de focas grises en el este de Canadá y de 823 por ciento en el Mar Báltico desde 1977.
A ello, indicaron, se suma el avance de la pesca hacia la sostenibilidad, la restauración de los hábitats, desde Tampa Bay, Florida hasta Filipinas, y el freno a la destrucción de prados y manglares, que se ha desacelerado a 0.11 por ciento por año a nivel global, con poblaciones estables a lo largo de la costa del Pacífico de Colombia, Costa Rica y Panamá, y un aumento de su población en el Mar Rojo, el Golfo Arábigo y China.
Muchos contaminantes peligrosos han sido regulados o eliminados gradualmente a través del Convenio de Estocolmo
Además, los investigadores aseguran que el agua es cada vez más sana en algunos países gracias a políticas de descontaminación, como las implementadas en Estados Unidos y la Unión Europea (UE) hace cuatro décadas para reducir los aportes de aguas residuales.
“Muchos contaminantes peligrosos han sido regulados o eliminados gradualmente a través del Convenio de Estocolmo y, específicamente en el océano, por el Convenio MARPOL, a menudo reforzado por políticas nacionales y regionales”, expresaron.
El estudio también sugiere que las regulaciones de seguridad y sus recientes mejoras han reducido hasta 14 veces los grandes derrames de petróleo en los océanos, al pasar de 24.7 eventos por año en la década de 1970 a 1.7 eventos por año de 2010 a 2019.
A pesar de estos avances, los expertos sostuvieron que existen aspectos como la contaminación de plástico, que siguen representando un problema creciente para la salud de los océanos con entradas anuales de entre 4.8 y 12.7 millones de toneladas métricas.
Como resultado, indicaron, muchas especies marinas, hábitats y ecosistemas han sufrido caídas catastróficas, y el cambio climático está socavando aún más la productividad oceánica y la biodiversidad.
Ante esta situación, los expertos consideraron necesario demostrar que se puede hacer una reconstrucción sustancial de la vida marina si las acciones requeridas, incluida, en particular, la mitigación del cambio climático, se implementan a gran escala.
El criterio de éxito debe ser la restauración de la estructura ecológica marina, las funciones, la resiliencia y los servicios de los ecosistemas
“El criterio de éxito debe ser la restauración de la estructura ecológica marina, las funciones, la resiliencia y los servicios de los ecosistemas, aumentando la capacidad de la biota marina para satisfacer las necesidades crecientes de 2 a 3 billones de personas adicionales para 2050”, expusieron.
Lo anterior, debido a que el océano no sólo representa uno de los ecosistemas más diversos del planeta, sino que contribuye actualmente con el 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) global y proporciona empleo al 1.5 por ciento de la fuerza laboral global.
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