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Buenos Aires.- Jerónimo Batista Bucher, joven emprendedor destacado en su país, así como en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos contó: “Me di cuenta de que los chicos tomaban agua y desechaban los vasos, lo mismo ocurría en todos los lugares públicos, en hoteles, oficinas y hospitales, así empecé a pensar cómo podía contribuir a cambiar eso”.
“Pienso que esta gran crisis ambiental que estamos viviendo requiere particularmente de los jóvenes”, señaló el argentino originario de la provincia Vicente López, en Buenos Aires, quien con 21 años inició su preocupación por el medio ambiente a los 12 años, según un reporte de Naciones Unidas, en el marco del Día Internacional de la Juventud, que se conmemora este lunes.
“Debemos comprometernos a asumir esta problemática y contribuir desde nuestro lugar, cambiando hábitos de consumo, impulsando reformas legislativas y utilizando la tecnológica para forjar soluciones alternativas que nos permitan vivir en armonía con el ambiente, teniendo un impacto positivo en el desarrollo sustentable”, apuntó.
De acuerdo con el reporte, anotó que la preocupación de Batista Bucher por la contaminación lo llevó a encontrar una alternativa ecológica destinada a modificar los hábitos de consumo nocivos, causantes de que ocho millones de toneladas de plástico invadan los océanos cada año.
Con la creación del vaso biodegradable, cuya materia prima son extractos de algas que se producen en entornos naturales marinos o canales. Pueden contener distintos líquidos, servir para composta luego de ser utilizados o abandonarse sobre la tierra donde se degradarán naturalmente en menos de dos semanas.
El joven que cursa el cuarto año de la carrera de Biotecnología en la Universidad de San Martín, apuntó que el proyecto está aún en período de prueba y en espera de financiamiento, pero trabaja con un grupo de investigación de ingeniería en materiales y un especialista en diseño industrial, todos pertenecientes a la misma universidad.
El sitio refirió que por su descubrimiento, el argentino se transformó en inspiración para quienes comienzan una carrera universitaria enfrentando al fantasma del desempleo juvenil en un mundo en el que 59 millones de jóvenes se encuentran excluidos del mercado laboral, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Su análisis de la realidad ambiental lo llevó en 2017, a participar en la Cumbre Mundial de jóvenes del G-20 en Alemania y este año fue seleccionado por las universidades de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts, para participar de un programa de formación presidido por reconocidos expertos en biotecnología y desarrollo sostenible.