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Ostrava (R. Checa).- Un pequeño grupo de presidiarios en la cárcel de Hermanice, en el noreste del país, se ha iniciado en el milenario arte de la apicultura y se dedica a cuidar una colonia de abejas situada en los alrededores del centro.
Rostislav Mojzisek, uno de los supervisores de tiempo libre en la prisión, asegura que la actividad es beneficiosa para su reinserción.
"Veo que la apicultura les ayuda a progresar, da sentido a su estancia aquí y cambia su comportamiento", declara Mojzisek.
"La recompensa para ellos es que pueden estar con las abejas", añade.
La actividad forma parte de un programa nacional aprobado en 2016 y que se aplica en Hermanice desde abril de 2017.
La idea de introducir la apicultura en los centros penitenciarios de la República Checa procede de Noruega, donde los funcionarios de prisiones checos observaron, durante un viaje de trabajo, una iniciativa similar.
Aunque la cría comenzó en colmenas que llegaban a la prisión ya construidas, los presos que participan en el programa han aprendido también a elaborar los panales donde se produce la miel.
Por el momento, sólo seis de los 867 reclusos de Hermanice tienen la posibilidad de trabajar con las abejas, ya que el espacio disponible entre las colmenas es limitado.
Dos de ellos trabajan en el programa desde que comenzó aquí en 2017.
Josef Blahut, un apicultor que ha servido de mentor para los reclusos, ensalza el interés que muestran por aprender y se alegra de lo que están progresando sus pupilos, gracias, entre otras cosas, a la lectura de varios libros relacionados con la actividad.
"Quiero aprender más sobre la apicultura, me encanta", admite Kamil Macozsek, un preso que lleva tres semanas dedicándose a la cría de abejas.
La miel resultante no se puede vender, ya que el centro penitenciario no cuenta con la licencia requerida, pero sí que se puede regalar a distintas organizaciones o a los familiares, para demostrar el resultado del trabajo de los participantes en el programa.
El logo de los tarros en los que se envasa la miel ha sido diseñado por los propios presos.
En 2018 se recolectaron 250 kilogramos de miel, pero este año se espera que la producción decaiga hasta un 50 por ciento debido al mal tiempo.
El centro penitenciario está situado en un lugar ideal para las abejas, ya que en sus alrededores florecen tilos, arces y sauces para la polinización.